Bronca y pañolada en Mestalla para un Valencia de pesadilla

Valencia, As
A perro flaco, todo son pulgas. Y el Valencia de hoy es un galgo callejero. Baile del Swansea y cuarta derrota consecutiva. Mestalla está que trina y el domingo les visita el Sevilla de Unai. No dio tiempo ni a comprobar si Djukic había trabajado mucho o poco el partido como para cambiar la dinámica en la que está metido su equipo. A los nueve minutos Bony le robó la cartera a Rami y éste en su afán por arreglar su desaguisado le agarró como si no hubiera árbitro. Pero lo había. Roja.


Nunca se sabe, pero posiblemente al Valencia le habría hecho menos daño que Rami se hubiera estado quietecito, incluso aunque Bony hubiese hecho gol. De hecho, a los cuatro minutos de la expulsión, el propio Bony adelantó a los suyos. ¿No quieres caldo? Dos tazas. Si ya de por sí el equipo de Djukic andaba perdido en este inicio de temporada y sin confianza ninguna en lo que hace, con uno menos fue un títere en manos de los de Laudrup, que para colmo tienen de británicos lo que yo de Reina madre.

Conforme pasaban los minutos, Cañas, De Guzmán y Michu andaban entre líneas por Mestalla como Pedro por su casa, el ‘otro’ partido comenzó a jugarse, el de la reacción de la grada. Mestalla no busca culpables, los tiene. Pancarta de respeto a Djukic y cánticos directos a los jugadores. Que si ‘echarle tal’, que si ‘sois cual’.

El Swansea galés, equipo paradigma del éxodo de la clase media de futbolistas españoles de la Liga, dio un repaso en todo. En precisión, colocación, ideas y velocidad. Es lento, muy lento, el fútbol que hace el Valencia y así, ni con doce, se puede sorprender hoy en día a nadie en Europa. Michu, que se marchó entre aplausos y De Guzmán, con un golazo, pusieron contra las cuerdas al más débil: Djukic.

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