Willy libera al Barcelona ante Málaga
Sufriendo más de la cuenta, el Barça se llevó los tres puntos de La Rosaleda. El gol de Adriano en claro fallo de Willy Caballero sirve para que los barcelonistas mantengan el primer puesto provisional del campeonato, pero lo que hace una semana era una euforia desmedida tras el 7-0 al Levante se ha tornado en caras de preocupación después de las salidas al Calderón y a Málaga. Seguramente, ni tanto, ni tan calvo. Pero al Barça le falta equilibrio.
Al Barcelona de Martino no le da la manta. Especialmente la física. Si se desgastan mucho presionando arriba, y encima no está Messi, falta frescura para rematar la tarea. Y cuando el partido se abre, las lagunas en defensa se adivinan preocupantes. Especialmente de parte de Piqué y Alba, que viven en plena pretemporada. En la zona de creación, el equipo blaugrana sigue huérfano de Iniesta y de Xavi. Ambos, volvieron a estar muy por debajo de sus prestaciones y en esta ocasión no sirve la excusa del pressing salvaje que efectuaron los de Simeone en la Supercopa. El Málaga intentó repetir la jugada de los colchoneros, pero la chequera no le llega para tanto.
Quiso Martino rotar el equipo pensando en la final del miércoles que viene y dejó a Alves y Busquets en el banquillo junto a Neymar. Lo del brasileño no se puede considerar una rotación. Lo suyo más bien es una reinserción paulatina a la vida civil o la descompresión de un buzo. Los minutos de los que dispuso indican que está para salir ya de inicio, porque si algo recordó a la magia que abanderó este equipo, fueron sus intervenciones.
Puede que Neymar no presione como Pedro y Alexis, pero que con la pelota en los pies es mejor, los saben en Sebastopol. Al canario si no le dan espacios, lo asfixian y el Málaga lo hizo a la perfección. El caso del chileno es más complicado. Es un delantero que trata de derribar defensas a cabezazos y que aporta una vis cómica a todas sus acciones. Pero probablemente no debe existir un defensa que le quiera tener delante. A lo mejor es por eso por lo que le dan tanta cera. Tiene la extraña virtud de poner de los nervios a compañeros y rivales por igual.
Ante este panorama, el Málaga de Schuster supo muy bien a lo que jugar. Ordenaditos atrás, sin ceder espacios y corriendo mucho, los malacitanos supieron llevar al Barcelona con mucha solvencia, hasta que Willy Caballero se comió en el minuto final de la primera parte una rosca de Adriano desde fuera del área que a la postre valió el partido y el regreso del de Curitiba a la enfermería.
Sustituido por Alves, en la segunda parte el partido apenas cambió de decorado. Los únicos argumentos ofensivos del Barcelona eran la insistencia troglodítica de Alexis y la chispa de Fàbregas. Del resto, nada que esperar.
El Málaga, en cambio, a medida que pasaban los minutos se sentía cada vez más cómodo. Schuster logró llevar el partido justo donde quería. Abierto en el último cuarto de hora cuando dio entrada a Seba, Morales y Eliseu y pensó, “de perdidos, al río”. Y a punto estuvo de darle un gran susto al Barça. Fabrice disparó al palo y Valdés salvó el empate en el descuento. En el bando blaugrana, únicamente Neymar aportaba algo de peligro. Por el bien del Barça, la descompresión del brasileño debe de darse por finalizada. No siempre se encontrarán con un fallo como el de Willy.