Tragedia en España: El revisor y el maquinista hablaban 11 segundos antes del siniestro
El tren siniestrado en Santiago descarriló a 179 kilómetros por hora
Las cajas negras revelan que cuando comenzó la llamada, el convoy circulaba a 199 km/h
El conductor seguía hablando a apenas 400 metros del lugar del accidente
Mónica Ceberio Belaza
Madrid, El País
El maquinista Francisco José Garzón conducía a 199 kilómetros por hora cuando contestó la llamada de Antonio Martín Marugán, el revisor del tren que descarriló en su camino desde Ourense a Santiago de Compostela provocando 79 muertos el miércoles 24 de julio. Ocurrió a las 20.39.06, dos minutos antes del accidente. Cuando descarriló, a las 20.41, la velocidad del tren era de 179 km/h. El último sonido de su conversación está registrado a las 20.40.55, tan solo 11 segundos antes del siniestro y a poco menos de 400 metros de la curva de la tragedia.
Son los últimos datos que revelan las cajas negras del convoy, que afinan la información relativa a la velocidad del tren y a la llamada que recibió el maquinista Garzón poco antes del accidente. Como ha reconocido el propio Martín Marugán, hizo la llamada para pedirle al conductor que parara en una vía concreta de Pontedeume (A Coruña), donde el tren no tenía previsto llegar hasta más de una hora y media después, para facilitar la bajada de una familia con hijos.
El detallado informe de la Unidad Central de Criminalística de la Comisaría General de la Policía Científica analiza el registro de seguridad de todo lo que sucedió ese día. “Comienza el sonido de aviso de llamada telefónica. Velocidad 199 km/h”, indica el documento. Esto sucede a las 20.39.06. A esa hora, Martín Marugán llama a Garzón por teléfono. Nueve segundos más tarde, el maquinista empieza a hablar. Seguía a 199 kilómetros por hora en un tramo cuyo máximo permitido son 200. Treinta y siete segundos después, se escucha un aviso acústico de “señal avanzada E'7-Vía libre”. Según ha explicado esta semana el presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar, esa señal indica que está próxima la bifurcación de A Grandeira, una señal de que el tren se está acercando a Santiago de Compostela y a un punto en el que el límite de velocidad es de 80 kilómetros por hora.
Un minuto después de de ese aviso, a las 20.40.55, Garzón sigue hablando por teléfono. Se oye en ese momento el “último sonido de voz exclamativo del maquinista”, según consta en el informe. Según se escucha en la grabación, ese último sonido de voz es un largo grito de “aaaaayyyy” de Garzón, que probablemente se da cuenta de que se está acercando a la curva peligrosa en la que no puede ir a más de 80 kilómetros por hora. La velocidad que lleva el tren en ese momento es de 195.
Apenas un segundo después pasa por una baliza que indica de nuevo que la bifurcación de A Grandeira está próxima y Garzón recibe un nuevo aviso acústico de esta señal. Está ya en el punto kilométrico 83,876, a menos de 500 metros del lugar del accidente.
Cuatro segundos después del grito, a las 20.40.59, el maquinista activa el freno de emergencia. La velocidad sigue siendo de 195 kilómetros por hora. Está ya en el punto 84,009, a menos de 300 metros de donde se produce el siniestro. Tres segundos después vuelve a escuchar el aviso acústico de la baliza que indica que se acerca a la bifurcación de A Grandeira. Está en el kilómetro 84,171. Según el libro de ruta, en el 84,2 la velocidad máxima es de 80 kilómetros por hora. El tren la duplica.
El convoy descarrila a las 20.41.06 a una velocidad de 179 kilómetros por hora en el punto kilométrico 84,413. Cuatro segundos después, Garzón hace uso del freno de emergencia. La velocidad se reduce hasta los 153 kilómetros por hora con el tren ya descarrilado. A las 20.41.17 acaba el sonido de la caja negra.
El informe concluye también que la conversación entre el conductor y el revisor duró un minuto y 40 segundos (desde las 20.39.15 hasta las 20.40.55), aunque no queda constancia del momento en el que ambos colgaron. Lo único que está registrado es ese último sonido del maquinista Garzón.
El informe policial sobre las cajas negras, de 11 folios, que se remitirá al juez de instrucción de Santiago de Compostela que lleva el caso, incluye dos gráficos. Uno con las velocidades del tren, las señales y los puntos de frenada en cada punto del trayecto desde el kilómetro 83,876 hasta la curva del accidente. El otro se refiere al análisis de los datos de voz que se han extraído de las cajas negras y que recogen el detalle de cuánto duró la conversación entre el maquinista y el revisor.
Las cajas negras revelan que cuando comenzó la llamada, el convoy circulaba a 199 km/h
El conductor seguía hablando a apenas 400 metros del lugar del accidente
Mónica Ceberio Belaza
Madrid, El País
El maquinista Francisco José Garzón conducía a 199 kilómetros por hora cuando contestó la llamada de Antonio Martín Marugán, el revisor del tren que descarriló en su camino desde Ourense a Santiago de Compostela provocando 79 muertos el miércoles 24 de julio. Ocurrió a las 20.39.06, dos minutos antes del accidente. Cuando descarriló, a las 20.41, la velocidad del tren era de 179 km/h. El último sonido de su conversación está registrado a las 20.40.55, tan solo 11 segundos antes del siniestro y a poco menos de 400 metros de la curva de la tragedia.
Son los últimos datos que revelan las cajas negras del convoy, que afinan la información relativa a la velocidad del tren y a la llamada que recibió el maquinista Garzón poco antes del accidente. Como ha reconocido el propio Martín Marugán, hizo la llamada para pedirle al conductor que parara en una vía concreta de Pontedeume (A Coruña), donde el tren no tenía previsto llegar hasta más de una hora y media después, para facilitar la bajada de una familia con hijos.
El detallado informe de la Unidad Central de Criminalística de la Comisaría General de la Policía Científica analiza el registro de seguridad de todo lo que sucedió ese día. “Comienza el sonido de aviso de llamada telefónica. Velocidad 199 km/h”, indica el documento. Esto sucede a las 20.39.06. A esa hora, Martín Marugán llama a Garzón por teléfono. Nueve segundos más tarde, el maquinista empieza a hablar. Seguía a 199 kilómetros por hora en un tramo cuyo máximo permitido son 200. Treinta y siete segundos después, se escucha un aviso acústico de “señal avanzada E'7-Vía libre”. Según ha explicado esta semana el presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar, esa señal indica que está próxima la bifurcación de A Grandeira, una señal de que el tren se está acercando a Santiago de Compostela y a un punto en el que el límite de velocidad es de 80 kilómetros por hora.
Un minuto después de de ese aviso, a las 20.40.55, Garzón sigue hablando por teléfono. Se oye en ese momento el “último sonido de voz exclamativo del maquinista”, según consta en el informe. Según se escucha en la grabación, ese último sonido de voz es un largo grito de “aaaaayyyy” de Garzón, que probablemente se da cuenta de que se está acercando a la curva peligrosa en la que no puede ir a más de 80 kilómetros por hora. La velocidad que lleva el tren en ese momento es de 195.
Apenas un segundo después pasa por una baliza que indica de nuevo que la bifurcación de A Grandeira está próxima y Garzón recibe un nuevo aviso acústico de esta señal. Está ya en el punto kilométrico 83,876, a menos de 500 metros del lugar del accidente.
Cuatro segundos después del grito, a las 20.40.59, el maquinista activa el freno de emergencia. La velocidad sigue siendo de 195 kilómetros por hora. Está ya en el punto 84,009, a menos de 300 metros de donde se produce el siniestro. Tres segundos después vuelve a escuchar el aviso acústico de la baliza que indica que se acerca a la bifurcación de A Grandeira. Está en el kilómetro 84,171. Según el libro de ruta, en el 84,2 la velocidad máxima es de 80 kilómetros por hora. El tren la duplica.
El convoy descarrila a las 20.41.06 a una velocidad de 179 kilómetros por hora en el punto kilométrico 84,413. Cuatro segundos después, Garzón hace uso del freno de emergencia. La velocidad se reduce hasta los 153 kilómetros por hora con el tren ya descarrilado. A las 20.41.17 acaba el sonido de la caja negra.
El informe concluye también que la conversación entre el conductor y el revisor duró un minuto y 40 segundos (desde las 20.39.15 hasta las 20.40.55), aunque no queda constancia del momento en el que ambos colgaron. Lo único que está registrado es ese último sonido del maquinista Garzón.
El informe policial sobre las cajas negras, de 11 folios, que se remitirá al juez de instrucción de Santiago de Compostela que lleva el caso, incluye dos gráficos. Uno con las velocidades del tren, las señales y los puntos de frenada en cada punto del trayecto desde el kilómetro 83,876 hasta la curva del accidente. El otro se refiere al análisis de los datos de voz que se han extraído de las cajas negras y que recogen el detalle de cuánto duró la conversación entre el maquinista y el revisor.