Merkel regresa de vacaciones para tomar las riendas de la campaña electoral
La CDU prepara mítines en toda Alemania para evitar los errores de 2005 y 2009
Enrique Müller
Berlín, El País
Si Angela Merkel, la poderosa canciller de Alemania le hiciera caso a los sondeos que publica la prensa y las cadenas de televisión casi a diario, habría prolongado sus vacaciones en el Tirol italiano, que puso fin este fin de semana, y habría seguido haciendo excursiones de la mano de su esposo y bajo la atenta mirada de Reinhold Messner, su guía preferido.
Los sondeos predicen una cómoda victoria de los dos partidos democratacristianos alemanes, CDU y CSU de Baviera, además de vaticinar un nuevo descalabro electoral para el candidato socialdemócrata, Peer Steinbrück. Pero Merkel sabe, a causa de la experiencia vivida en 2005 y 2009, que los sondeos pueden cambiar radicalmente a medida que se acerca el día de los comicios.
En las dos elecciones anteriores, Merkel encabezaba, al igual que ahora, los sondeos que pronosticaban una cómoda victoria. Pero el desenlace final mostró al país que Merkel, a pesar de su popularidad, nunca logra movilizar a los electores en la jornada final. En 2005 obtuvo un 35,2% y cuatro más tarde un modesto 33,8 %, el peor resultado alcanzado por un candidato de la CDU en la historia de postguerra.
Por eso, la canciller inició este lunes un arduo trabajo destinado a buscar el triunfo en las urnas. La CDU ha diseñado un agotador programa electoral que incluye 60 mítines a lo largo y ancho del país, una ronda que se inicia el próximo miércoles en Ludwigshafen, la ciudad natal de Helmut Kohl, cancillar democristiano entre 1982 y 1998.
La decisión de poner en marcha la campaña con un gran mitin en la casa de Kohl encierra un mensaje simbólico. La candidata desea presentarse al electorado como una digna sucesora del “canciller de la Unidad” y mostrar que ella controla al partido de la misma forma que lo hizo el legendario líder.
“Lo que está en juego es si Alemania seguirá siendo un país fuerte y exitoso”, declaró ayer el secretario general de la CDU, Hermann Gröhe, al presentar los carteles electorales del partido y que muestran el rostro sonriente de Merkel con una leyenda sugerente: “Juntos trabajamos por el éxito de Alemania”. Otros motivos elegidos por la CDU para ilustrar sus carteles electorales hacen referencia a la fortaleza del euro, la economía, educación e investigación, familia y cambio generacional, temas que sugieren que el país está en una inmejorable situación gracias a la gestión del actual gobierno.
La fortaleza económica de Alemania y la certeza de que la estabilidad de la zona euro depende de lo que haga y decida Berlín, tal como lo sugirió recientemente el FMI, son bazas que ayudarán a Merkel a movilizar al elector indeciso.
Además, la canciller cuenta con la ayuda de su rival socialdemócrata, quien no se cansa de cometer errores. El más reciente fue poner en duda el “europeísmo” de Merkel por haber nacido en la ex RDA.
Más acertado estuvo Steinbrück cuando acusó a la canciller de permitir que la NSA estadounidense espiara a ciudadanos alemanes. En una entrevista con el periódico Bild am Sonntag, el candidato socialdemócrata denunció que Merkel había faltado a su juramento de proteger al pueblo alemán.
Pero el escándalo todavía no ha hecho mella en la popularidad de la canciller. Merkel ha optado por dejar en manos de sus subordinados la difícil tarea de esquivar y desmentir las denuncias de la oposición y de la prensa. El jefe de su gabinete, Ronald Pofalla, negó este lunes que los alemanes se hayan visto sometidos a espionaje masivo por parte de EEUU y Reino Unido. "La agencia norteamericana NSA y la inteligencia británica han asegurado por escrito que respetaban el derecho y la ley en Alemania", afirmó Pofalla.
Enrique Müller
Berlín, El País
Si Angela Merkel, la poderosa canciller de Alemania le hiciera caso a los sondeos que publica la prensa y las cadenas de televisión casi a diario, habría prolongado sus vacaciones en el Tirol italiano, que puso fin este fin de semana, y habría seguido haciendo excursiones de la mano de su esposo y bajo la atenta mirada de Reinhold Messner, su guía preferido.
Los sondeos predicen una cómoda victoria de los dos partidos democratacristianos alemanes, CDU y CSU de Baviera, además de vaticinar un nuevo descalabro electoral para el candidato socialdemócrata, Peer Steinbrück. Pero Merkel sabe, a causa de la experiencia vivida en 2005 y 2009, que los sondeos pueden cambiar radicalmente a medida que se acerca el día de los comicios.
En las dos elecciones anteriores, Merkel encabezaba, al igual que ahora, los sondeos que pronosticaban una cómoda victoria. Pero el desenlace final mostró al país que Merkel, a pesar de su popularidad, nunca logra movilizar a los electores en la jornada final. En 2005 obtuvo un 35,2% y cuatro más tarde un modesto 33,8 %, el peor resultado alcanzado por un candidato de la CDU en la historia de postguerra.
Por eso, la canciller inició este lunes un arduo trabajo destinado a buscar el triunfo en las urnas. La CDU ha diseñado un agotador programa electoral que incluye 60 mítines a lo largo y ancho del país, una ronda que se inicia el próximo miércoles en Ludwigshafen, la ciudad natal de Helmut Kohl, cancillar democristiano entre 1982 y 1998.
La decisión de poner en marcha la campaña con un gran mitin en la casa de Kohl encierra un mensaje simbólico. La candidata desea presentarse al electorado como una digna sucesora del “canciller de la Unidad” y mostrar que ella controla al partido de la misma forma que lo hizo el legendario líder.
“Lo que está en juego es si Alemania seguirá siendo un país fuerte y exitoso”, declaró ayer el secretario general de la CDU, Hermann Gröhe, al presentar los carteles electorales del partido y que muestran el rostro sonriente de Merkel con una leyenda sugerente: “Juntos trabajamos por el éxito de Alemania”. Otros motivos elegidos por la CDU para ilustrar sus carteles electorales hacen referencia a la fortaleza del euro, la economía, educación e investigación, familia y cambio generacional, temas que sugieren que el país está en una inmejorable situación gracias a la gestión del actual gobierno.
La fortaleza económica de Alemania y la certeza de que la estabilidad de la zona euro depende de lo que haga y decida Berlín, tal como lo sugirió recientemente el FMI, son bazas que ayudarán a Merkel a movilizar al elector indeciso.
Además, la canciller cuenta con la ayuda de su rival socialdemócrata, quien no se cansa de cometer errores. El más reciente fue poner en duda el “europeísmo” de Merkel por haber nacido en la ex RDA.
Más acertado estuvo Steinbrück cuando acusó a la canciller de permitir que la NSA estadounidense espiara a ciudadanos alemanes. En una entrevista con el periódico Bild am Sonntag, el candidato socialdemócrata denunció que Merkel había faltado a su juramento de proteger al pueblo alemán.
Pero el escándalo todavía no ha hecho mella en la popularidad de la canciller. Merkel ha optado por dejar en manos de sus subordinados la difícil tarea de esquivar y desmentir las denuncias de la oposición y de la prensa. El jefe de su gabinete, Ronald Pofalla, negó este lunes que los alemanes se hayan visto sometidos a espionaje masivo por parte de EEUU y Reino Unido. "La agencia norteamericana NSA y la inteligencia británica han asegurado por escrito que respetaban el derecho y la ley en Alemania", afirmó Pofalla.