Masters 1000 de Canadá: Rafa Nadal desactiva a Djokovic
Montreal, As
El libreto de los Nadal-Djokovic incluye casi siempre las palabras ‘agonía’, ‘tensión’, ‘espectáculo’ o ‘maratón’. Términos que se ajustaron a la semifinal del Masters 1.000 de Montreal que se llevó el español en la muerte súbita final: 6-4, 3-6 y 7-6 (7/2) tras dos horas y 28 minutos. Los números dicen que el serbio ganó 95 puntos y sólo dos más Nadal. Igualdad extrema y golpe psicológico para el gigante de Manacor, que no ganaba en cemento a Nole desde el Masters del 2010 y entró en el partido con 11-5 en contra sobre las pistas en las que más determinante es el juego del elástico serbio.
El US Open asoma desde el 26 de agosto y una primera batalla está ganada. La segunda tendrá lugar a partir del lunes en Cincinnati, donde el número uno y el que saldrá ya de Canadá como tres del mundo sólo se enfrentarían en la final. Del mar de dudas que generó la eliminación en primera ronda de Wimbledon y la tendinitis en la rodilla izquierda a la décima final del curso, a la posibilidad del octavo título del año que se jugará esta noche (21:00, La1 y Canal+Deportes2 HD) frente al local Milos Raonic, que derrotó a su compatriota Vasek Pospisil por 6-4, 1-6 y 7-6 (4). El español le ha derrotado en las tres ocasiones en que se han cruzado.
Nada puede ser ya fácil entre Nadal y Djokovic, dos colosos que dirimían su 36º duelo, un clásico que iguala ya el que más veces se había dado hasta ahora en la Era Open, el Lendl-McEnroe. La mente prodigiosa de Nadal salió enchufada, consciente de que debía ser agresivo y moverse sobre la línea de fondo. No más allá. Y el juego se tornó vertiginoso en el primer set. Una rotura en el juego inicial, otra en el séptimo y un contrabreak del serbio en el octavo llevaron la manga al 6-4 con Nadal sacando mejor (71% de primeros servicios) y cinco dobles faltas en el casillero de Nole.
Pero a un depredador no se le caza sin que se revuelva. En el segundo set, un puntazo metió al serbio en el partido. Se colocaba 3-4 y Nadal desaprovechaba un 40-0. Llegó el break por imprecisiones del español y el de Belgrado no perdonó para romper (3-5) y sacar para 3-6. En cualquier grieta es capaz de entrar la raqueta de Belgrado para hacer daño.
En el tercero, el juego se tornó delicioso y milimétrico. La tensión se cortaba y un pelotazo en la cara de Rafa a Djokovic calentó más el duelo y trajo a la mente los recientes reproches del padre del serbio al español (“sólo era amigo de Nole cuando le ganaba”, vino a decir). La contienda se encaminó a un duelo sin margen de error bajo los focos del Uniprix Stadium. Y ahí Djokovic se arrugó (quizá recordó esa tortura de quinto set en la semifinal de Roland Garros, que perdió con break arriba por 9-7) y Nadal se infló. El 7/2 deja claro lo que pasó. Y, sobre todo, deja escrito que Rafa fue capaz de desactivar a Djokovic en la superficie en la que se siente casi invulnerable. Con el US Open a la vuelta de la esquina.
El libreto de los Nadal-Djokovic incluye casi siempre las palabras ‘agonía’, ‘tensión’, ‘espectáculo’ o ‘maratón’. Términos que se ajustaron a la semifinal del Masters 1.000 de Montreal que se llevó el español en la muerte súbita final: 6-4, 3-6 y 7-6 (7/2) tras dos horas y 28 minutos. Los números dicen que el serbio ganó 95 puntos y sólo dos más Nadal. Igualdad extrema y golpe psicológico para el gigante de Manacor, que no ganaba en cemento a Nole desde el Masters del 2010 y entró en el partido con 11-5 en contra sobre las pistas en las que más determinante es el juego del elástico serbio.
El US Open asoma desde el 26 de agosto y una primera batalla está ganada. La segunda tendrá lugar a partir del lunes en Cincinnati, donde el número uno y el que saldrá ya de Canadá como tres del mundo sólo se enfrentarían en la final. Del mar de dudas que generó la eliminación en primera ronda de Wimbledon y la tendinitis en la rodilla izquierda a la décima final del curso, a la posibilidad del octavo título del año que se jugará esta noche (21:00, La1 y Canal+Deportes2 HD) frente al local Milos Raonic, que derrotó a su compatriota Vasek Pospisil por 6-4, 1-6 y 7-6 (4). El español le ha derrotado en las tres ocasiones en que se han cruzado.
Nada puede ser ya fácil entre Nadal y Djokovic, dos colosos que dirimían su 36º duelo, un clásico que iguala ya el que más veces se había dado hasta ahora en la Era Open, el Lendl-McEnroe. La mente prodigiosa de Nadal salió enchufada, consciente de que debía ser agresivo y moverse sobre la línea de fondo. No más allá. Y el juego se tornó vertiginoso en el primer set. Una rotura en el juego inicial, otra en el séptimo y un contrabreak del serbio en el octavo llevaron la manga al 6-4 con Nadal sacando mejor (71% de primeros servicios) y cinco dobles faltas en el casillero de Nole.
Pero a un depredador no se le caza sin que se revuelva. En el segundo set, un puntazo metió al serbio en el partido. Se colocaba 3-4 y Nadal desaprovechaba un 40-0. Llegó el break por imprecisiones del español y el de Belgrado no perdonó para romper (3-5) y sacar para 3-6. En cualquier grieta es capaz de entrar la raqueta de Belgrado para hacer daño.
En el tercero, el juego se tornó delicioso y milimétrico. La tensión se cortaba y un pelotazo en la cara de Rafa a Djokovic calentó más el duelo y trajo a la mente los recientes reproches del padre del serbio al español (“sólo era amigo de Nole cuando le ganaba”, vino a decir). La contienda se encaminó a un duelo sin margen de error bajo los focos del Uniprix Stadium. Y ahí Djokovic se arrugó (quizá recordó esa tortura de quinto set en la semifinal de Roland Garros, que perdió con break arriba por 9-7) y Nadal se infló. El 7/2 deja claro lo que pasó. Y, sobre todo, deja escrito que Rafa fue capaz de desactivar a Djokovic en la superficie en la que se siente casi invulnerable. Con el US Open a la vuelta de la esquina.