Londres, Madrid y Gibraltar asumen un nuevo marco de diálogo sobre el Peñón
El foro tripartito será sustituido por grupos ‘ad hoc’ sobre pesca o medio ambiente
La colonia acepta negociar con las autoridades locales andaluzas
La aceptación del nuevo marco puede desbloquear la falta de contactos
Miguel González
Madrid, El País
Probablemente, la cadena de conflictos que en las últimas semanas han elevado la tensión en Gibraltar —el acoso a los pesqueros, el lanzamiento de 70 bloques de hormigón en la bahía de Algeciras, las colas kilométricas en la Verja— no habría llegado a producirse si hubiese existido un canal de diálogo entre las partes. Tanto como el hecho en sí, lo que más ha irritado al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha sido la falta de información previa, la “política de hechos consumados” del ministro principal del Peñón, Fabian Picardo.
El 26 de enero de 2012, solo un mes después de la llegada del PP al poder, Margallo escribió una carta a su homólogo británico, William Hague, en la que —además de quejarse de que el primer ministro David Cameron hubiese defendido el derecho de autodeterminación de Gibraltar en el Consejo de Europa— le reclamaba la reanudación de las conversaciones bilaterales entre Madrid y Londres en torno a la soberanía del Peñón, interrumpidas desde 2002; y le manifestaba la voluntad española de “proseguir las conversaciones sobre cooperación regional siempre que sea de una forma equilibrada”. En términos menos diplomáticos: España daba por finiquitado el Foro Tripartito, en el que Gibraltar se sentaba de igual a igual con dos Estados, el español y el británico, por considerarlo desequilibrado. El acta de defunción del Foro Tripartito, que no se reunía desde 2009, provocó un impasse, pues mientras Picardo se empeñaba en resucitarlo, Margallo proponía un nuevo marco cuatrilateral, en el que la Junta de Andalucía debía sumarse a los representantes de Madrid, Londres y el Peñón.
En los últimos días, sin embargo, a pesar de las amenazas y roces, España, Reino Unido y Gibraltar se han puesto de acuerdo en un aspecto fundamental: cuál debe ser el nuevo marco de diálogo que sustituya al Foro Tripartito. La primera que hizo referencia pública a este asunto fue la Oficina de Información Diplomática (OID), que el pasado día 7, tras la conversación telefónica entre Margallo y Hague, aseguró: “Ambos ministros se han comprometido a trabajar para resolver la situación, creando grupos de trabajo ad hoc en los que, además de Reino Unido y España, estén presentes aquellas otras autoridades que puedan tener competencias en estas materias”. Más lacónico fue el Foreign Office: “[Ambos] estuvieron de acuerdo en la necesidad del diálogo, en el contexto de la propuesta del secretario de Exteriores de abril del año pasado para explorar [fórmulas de] diálogo ad hoc que incluyan al Gobierno de Gibraltar”.
Nadie, hasta ese momento, había explicado cuál era esa fórmula ni en qué consistía. En el memorándum remitido el pasado martes por el Gobierno español a la Comisión Europea se cuenta así: “España planteó una nueva oferta de diálogo consistente en negociar entre el Reino Unido y España los temas relativos a la soberanía y a cuatro bandas en materias que no afectasen a la soberanía o la jurisdicción. El secretario Hague aceptó el diálogo ad hoc a cuatro bandas en asuntos de pesca y medioambiente en su carta de 14 de abril de 2012 al ministro García-Margallo. Lamentablemente, y a pesar de la plena disponibilidad española para ello, ninguno de los diálogos sobre estos temas ha podido iniciarse hasta la fecha”.
La causa de que estos grupos no se hayan puesto en marcha está en el rechazo de Picardo. “La carta [de Hague de abril de 2012] no acepta la propuesta de Margallo de pasar a conversaciones bilaterales o cuadrilaterales. De hecho, expresa lo contrario”, aseguró el pasado miércoles el Gobierno gibraltareño. Según su versión de la misiva —de la que tiene copia y en cuya elaboración asegura haber participado—, Hague reiteró “el continuo y firme compromiso del Reino Unido con el foro trilateral”.
Margallo se dirige a Hague, el miércoles en Bruselas. / OLIVIER HOSLET (EFE)
¿Qué decía la discutida carta? Según fuentes que han tenido acceso a la misma, el secretario del Foreign Office empezaba lamentando que España no quisiera seguir participando en el Foro Tripartito y reiterando la “inalterable” posición británica sobre la soberanía del Peñón.
No obstante, “aunque nuestras respectivas posturas sean bastante diferentes, los últimos acontecimientos han puesto de relieve una vez más la necesidad y el beneficio que implica mantener un diálogo regular en el que participe el Gobierno de Gibraltar”, explicaba Hague.
¿Cómo hacerlo? Tras consultar con sus asesores la forma de estructurar un diálogo constructivo sobre Gibraltar, Hague lo explicaba así: “Nuestra propuesta es participar en un tipo de diálogo flexible y receptivo para poder trabajar juntos en los asuntos concretos que vayan surgiendo. Desde mi punto de vista, todas las partes relevantes y pertinentes han de reunirse sobre la base de grupos constituidos ad hoc [...] Por ejemplo, asuntos como la pesca o el medio ambiente requerirían la participación de las autoridades competentes”.
Para España había pocas dudas de que las autoridades competentes en materia de pesca o medioambiente eran, además de los Gobiernos de Londres y Madrid, las autoridades gibraltareñas y la Junta de Andalucía. Es decir, un foro cuatripartito en lugar del tripartito. Pero el número es lo de menos, alegan fuentes diplomáticas, pues podrían sumarse representantes del Campo de Gibraltar. Lo importante era borrar la imagen de las tres banderas —española, británica y gibraltareña— en pie de igualdad.
Pese a que la propuesta partió del Foreign Office, los británicos no han querido dar un paso sin el visto bueno de los gibraltareños. Y ahí es donde se ha producido un cambio en los últimos días. Si ya el pasado martes el Gobierno del Peñón hablaba de reuniones ad hoc “como alternativa a conversaciones bilaterales, trilaterales y cuatrilaterales” —insinuando así que Margallo no se salía con la suya—, este viernes fue mucho más claro: “El Gobierno de Gibraltar reitera expresamente su buena voluntad y disposición para entablar un diálogo constructivo y de colaboración con España en el futuro inmediato, ya sea en el Foro Tripartito o en foros ad hoc”.
La aceptación por las tres partes de un nuevo marco de diálogo supone, según las fuentes consultadas, el desbloqueo de la situación. “España no pone ninguna condición para sentarse a dialogar, podemos hacerlo mañana mismo”, aseguró un alto cargo de Exteriores. Eso no significa que desaparezcan los problemas. “Las medidas de presión se mantendrán hasta que Gibraltar retire los bloques de hormigón, porque lo contrario sería aceptar hechos consumados”, agrega el mismo alto cargo. Y es que España no solo no reconoce que Gibraltar tenga aguas territoriales, sino que además los bloques están en aguas contiguas al istmo, que nunca fue cedido por el Tratado de Utrecht. Por lo que constituyen una doble ilegalidad.
Mientras no se retiren, el Gobierno se propone seguir adelante con la imposición de una tasa de congestión a los vehículos que entren o salgan de la colonia o las restricciones a los vuelos que utilizan el aeropuerto del Peñón, Pero al menos se abre la posibilidad de dialogar.
La colonia acepta negociar con las autoridades locales andaluzas
La aceptación del nuevo marco puede desbloquear la falta de contactos
Miguel González
Madrid, El País
Probablemente, la cadena de conflictos que en las últimas semanas han elevado la tensión en Gibraltar —el acoso a los pesqueros, el lanzamiento de 70 bloques de hormigón en la bahía de Algeciras, las colas kilométricas en la Verja— no habría llegado a producirse si hubiese existido un canal de diálogo entre las partes. Tanto como el hecho en sí, lo que más ha irritado al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha sido la falta de información previa, la “política de hechos consumados” del ministro principal del Peñón, Fabian Picardo.
El 26 de enero de 2012, solo un mes después de la llegada del PP al poder, Margallo escribió una carta a su homólogo británico, William Hague, en la que —además de quejarse de que el primer ministro David Cameron hubiese defendido el derecho de autodeterminación de Gibraltar en el Consejo de Europa— le reclamaba la reanudación de las conversaciones bilaterales entre Madrid y Londres en torno a la soberanía del Peñón, interrumpidas desde 2002; y le manifestaba la voluntad española de “proseguir las conversaciones sobre cooperación regional siempre que sea de una forma equilibrada”. En términos menos diplomáticos: España daba por finiquitado el Foro Tripartito, en el que Gibraltar se sentaba de igual a igual con dos Estados, el español y el británico, por considerarlo desequilibrado. El acta de defunción del Foro Tripartito, que no se reunía desde 2009, provocó un impasse, pues mientras Picardo se empeñaba en resucitarlo, Margallo proponía un nuevo marco cuatrilateral, en el que la Junta de Andalucía debía sumarse a los representantes de Madrid, Londres y el Peñón.
En los últimos días, sin embargo, a pesar de las amenazas y roces, España, Reino Unido y Gibraltar se han puesto de acuerdo en un aspecto fundamental: cuál debe ser el nuevo marco de diálogo que sustituya al Foro Tripartito. La primera que hizo referencia pública a este asunto fue la Oficina de Información Diplomática (OID), que el pasado día 7, tras la conversación telefónica entre Margallo y Hague, aseguró: “Ambos ministros se han comprometido a trabajar para resolver la situación, creando grupos de trabajo ad hoc en los que, además de Reino Unido y España, estén presentes aquellas otras autoridades que puedan tener competencias en estas materias”. Más lacónico fue el Foreign Office: “[Ambos] estuvieron de acuerdo en la necesidad del diálogo, en el contexto de la propuesta del secretario de Exteriores de abril del año pasado para explorar [fórmulas de] diálogo ad hoc que incluyan al Gobierno de Gibraltar”.
Nadie, hasta ese momento, había explicado cuál era esa fórmula ni en qué consistía. En el memorándum remitido el pasado martes por el Gobierno español a la Comisión Europea se cuenta así: “España planteó una nueva oferta de diálogo consistente en negociar entre el Reino Unido y España los temas relativos a la soberanía y a cuatro bandas en materias que no afectasen a la soberanía o la jurisdicción. El secretario Hague aceptó el diálogo ad hoc a cuatro bandas en asuntos de pesca y medioambiente en su carta de 14 de abril de 2012 al ministro García-Margallo. Lamentablemente, y a pesar de la plena disponibilidad española para ello, ninguno de los diálogos sobre estos temas ha podido iniciarse hasta la fecha”.
La causa de que estos grupos no se hayan puesto en marcha está en el rechazo de Picardo. “La carta [de Hague de abril de 2012] no acepta la propuesta de Margallo de pasar a conversaciones bilaterales o cuadrilaterales. De hecho, expresa lo contrario”, aseguró el pasado miércoles el Gobierno gibraltareño. Según su versión de la misiva —de la que tiene copia y en cuya elaboración asegura haber participado—, Hague reiteró “el continuo y firme compromiso del Reino Unido con el foro trilateral”.
Margallo se dirige a Hague, el miércoles en Bruselas. / OLIVIER HOSLET (EFE)
¿Qué decía la discutida carta? Según fuentes que han tenido acceso a la misma, el secretario del Foreign Office empezaba lamentando que España no quisiera seguir participando en el Foro Tripartito y reiterando la “inalterable” posición británica sobre la soberanía del Peñón.
No obstante, “aunque nuestras respectivas posturas sean bastante diferentes, los últimos acontecimientos han puesto de relieve una vez más la necesidad y el beneficio que implica mantener un diálogo regular en el que participe el Gobierno de Gibraltar”, explicaba Hague.
¿Cómo hacerlo? Tras consultar con sus asesores la forma de estructurar un diálogo constructivo sobre Gibraltar, Hague lo explicaba así: “Nuestra propuesta es participar en un tipo de diálogo flexible y receptivo para poder trabajar juntos en los asuntos concretos que vayan surgiendo. Desde mi punto de vista, todas las partes relevantes y pertinentes han de reunirse sobre la base de grupos constituidos ad hoc [...] Por ejemplo, asuntos como la pesca o el medio ambiente requerirían la participación de las autoridades competentes”.
Para España había pocas dudas de que las autoridades competentes en materia de pesca o medioambiente eran, además de los Gobiernos de Londres y Madrid, las autoridades gibraltareñas y la Junta de Andalucía. Es decir, un foro cuatripartito en lugar del tripartito. Pero el número es lo de menos, alegan fuentes diplomáticas, pues podrían sumarse representantes del Campo de Gibraltar. Lo importante era borrar la imagen de las tres banderas —española, británica y gibraltareña— en pie de igualdad.
Pese a que la propuesta partió del Foreign Office, los británicos no han querido dar un paso sin el visto bueno de los gibraltareños. Y ahí es donde se ha producido un cambio en los últimos días. Si ya el pasado martes el Gobierno del Peñón hablaba de reuniones ad hoc “como alternativa a conversaciones bilaterales, trilaterales y cuatrilaterales” —insinuando así que Margallo no se salía con la suya—, este viernes fue mucho más claro: “El Gobierno de Gibraltar reitera expresamente su buena voluntad y disposición para entablar un diálogo constructivo y de colaboración con España en el futuro inmediato, ya sea en el Foro Tripartito o en foros ad hoc”.
La aceptación por las tres partes de un nuevo marco de diálogo supone, según las fuentes consultadas, el desbloqueo de la situación. “España no pone ninguna condición para sentarse a dialogar, podemos hacerlo mañana mismo”, aseguró un alto cargo de Exteriores. Eso no significa que desaparezcan los problemas. “Las medidas de presión se mantendrán hasta que Gibraltar retire los bloques de hormigón, porque lo contrario sería aceptar hechos consumados”, agrega el mismo alto cargo. Y es que España no solo no reconoce que Gibraltar tenga aguas territoriales, sino que además los bloques están en aguas contiguas al istmo, que nunca fue cedido por el Tratado de Utrecht. Por lo que constituyen una doble ilegalidad.
Mientras no se retiren, el Gobierno se propone seguir adelante con la imposición de una tasa de congestión a los vehículos que entren o salgan de la colonia o las restricciones a los vuelos que utilizan el aeropuerto del Peñón, Pero al menos se abre la posibilidad de dialogar.