La apertura de un centro de refugiados islámicos desata choques en Berlín

Manifestantes de ultraderecha se enfrentan con grupos de defensores de los asilados llegados de países como Siria y Afganistán

Juan Gómez
Berlín, El País
Las escenas de estos días en las inmediaciones del nuevo asilo para refugiados en el barrio de Hellersdorf, en Berlín este, evocan de manera inquietante las graves algaradas hace veinte años, cuando una turba de neonazis prendió fuego a un refugio similar entre las ovaciones de cientos de vecinos de la ciudad norteña de Rostock. Este miércoles se han enfriado un poco los ánimos en Hellersdorf, después de que en la noche del martes se enfrentaran decenas de manifestantes de ultraderecha con grupos más nutridos de defensores de los refugiados. El refugio es un antiguo colegio de la zona, reconvertido en asilo para 200 personas venidas desde regiones en crisis como Siria, Palestina o también Afganistán, donde las Fuerzas Armadas alemanas (Bundeswehr) mantienen un fuerte contingente de tropas bajo mandato de la OTAN. En la acera quedaban cascotes de las botellas arrojadas por manifestantes durante la noche en sus enfrentamientos entre sí o con la policía. Según la agencia DPA, un agente sufrió una rotura del pómulo por el impacto de una de ellas.


Las estampas parecían imágenes de archivo o sacadas desde una máquina del tiempo: alemanes malencarados, con ropa de colores improbables y peinados a alguna moda muy pasada hacían el saludo nazi para los objetivos de la prensa. Sus pancartas alertaban con lemas patrióticos y caligrafía medievaloide que “Hoy somos tolerantes y mañana seremos extranjeros en nuestro propio país”. O pedían que “Pare la marea de refugiados”. El partido neonazi NPD y la organización de derecha populista y antimusulmana Pro-Deutschland (Por Alemania) llaman a una protesta continua contra el asilo. Al otro lado del cordón que forman los 300 policías destacados en la zona, manifestantes de signo contrario levantan carteles en inglés, en francés o en árabe, dando la “Bienvenida” a los refugiados. Empezaron a mudarse al asilo esta misma semana. Todas las ventanas estaban cerradas a cal y canto este miércoles por la tarde.

Durante el día no se han registrado incidentes violentos cerca del asilo. Monika Lüke, comisionada de integración del Gobierno regional de la ciudad Estado de Berlín, ha solicitado a las autoridades que impongan un cordón de seguridad alrededor del edificio. En el más céntrico barrio de Friedrichshain, mientras tanto, un grupo de manifestantes encapuchados ha atacado con petardos un mitin del partido Pro Deutschland. No hubo heridos.

Los residentes del asilo miraban con recelo a los cientos congregados ante las puertas del asilo: policías, manifestantes a favor y en contra de su presencia, periodistas y algunos curiosos. A veces no era fácil distinguir entre los cuatro últimos grupos. El diario berlinés Die Tageszeitung, con línea editorial de centroizquierda, publicaba este miércoles en portada la desconcertante foto de un vecino calvo y corpulento, ataviado con un polo de fucsia y un chándal turquesa en las antípodas de los atuendos nazis, que hacía el saludo hitleriano. Algunos refugiados dejaron el asilo apenas unos minutos después de llegar.

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