Fernando Alonso y Ferrari: en Monza solamente vale ganar

Maranello, As
Echó para atrás la cabeza casi cayéndose de la desesperación, después juntó el dedo pulgar con los otros cuatro llevándoselos a la cara en ese gesto tan italiano. "No sabéis lo que es Ferrari, sois españoles, es... ufff, increíble, en Italia es como la selección de fútbol y todos los equipos juntos, todos son árbitros allí", explicaba en Spa un miembro de la escudería más legendaria de la Fórmula 1. El ambiente era tenso en Bélgica, Stefano Domenicali apenas se ha dejado ver, Fernando Alonso estaba con el coraje subido, las caras eran largas y los ojos miraban el asfalto. Nada que ver con aquella forma de andar y reír casi arrogante del equipo en Barcelona. Después, el piloto asturiano hizo una de esas carreras por las que será recordado siempre y alivió algo los ánimos. Ahora sólo queda unirse, centrarse y ganar en Monza donde la presión será terrible.


El Ferrari mejoró en Spa, parece evidente, pero no tanto como demuestra el segundo puesto del español, una vez más mago que hace desaparecer las carencias de su coche como si fuera un conejo en la chistera. Cuando Sebastian Vettel lo necesitó dejó claro que el Red Bull es, aún en carrera, más de seis décimas superior que el monoplaza rojo. Estamos hablando de un trazado en el que la tracción, el mayor problema del F138, no es tan importante como en otros circuitos, eso y un alerón nuevo, además de las manos astures, lograron el podio. Y ya. Se necesita más. Porque ya son 46 puntos de diferencia, quedan ocho carreras para el final del Mundial y ahora viene Monza.

"Hemos dado un paso adelante y hemos recuperado parte de la competitividad que habíamos perdido en las últimas carreras. En Monza y en Singapur veremos los pasos siguientes de este proceso. Soy optimista para las carreras que vienen, ya que nuestro objetivo sigue siendo el mismo: luchar por el título hasta el final", dijo Alonso terco como corresponde a su carácter de campeón que no está dispuesto a doblegarse a Vettel ni a nadie. Pero necesita más armas, que la fábrica de Maranello construya nuevas piezas que funcionen. En Monza tendrán más, pero sobre todo el GP de Singapur es el momento clave.

Lo sabe bien Stefano Domenicali, jefe de equipo: "El segundo puesto no es un resultado suficiente, porque no podemos pretender sentirnos satisfechos hasta que no reduzcamos la distancia con respecto a Red Bull y no seamos capaces de pelear por la primera posición. En las próximas carreras intentaremos mejorar el coche, para así poder ofrecer a Fernando la posibilidad de pelear por el Mundial. El resto son sólo habladurías". Lo malo es que son palabras repetidas. Hace un año se esperaba una mejora de siete décimas en Singapur, se lo habían prometido a Alonso. A partir de ahí el coche fue cada vez a peor. Este año no pueden fallar. Ahora toca Monza, Alonso ya fue vencedor allí en 2010, el año de su remontada. Y en 2012 fue tercero y Vettel salió de Italia con 39 puntos de retraso respecto al asturiano, aunque finalmente fue campeón. Todo puede pasar, pero todo pasa por Monza. La victoria es una obligación. Así sea.

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