El principal sindicato de Túnez da una semana al Gobierno para que dimita
Túnez, EP
El principal sindicato de Túnez, la Unión General de Trabajadores de Túnez (UGTT) ha dado este viernes una semana de plazo al Gobierno para que dimita y ha advertido de que, en caso contrario, "se verá forzado a considerar otras opciones".
"Continuaremos manteniendo conversaciones, pero si nuestras demandas para que se produzca un cambio de Gobierno y se establezca un marco temporal para los trabajos de la Asamblea Nacional Constituyente no se ven satisfechas nos veremos forzados a considerar otras opciones", ha dicho el vicesecretario general del grupo, Bou Alí Mbarki, durante unas declaraciones concedidas a la cadena de televisión tunecina Nesma TV.
La UGTT, cuya cúpula permaneció cooptada durante el Gobierno del expresidente Zine el Abidine ben Alí, durante cuyo mandato perdió su representatividad, se ha convertido en una importante fuerza de oposición al Gobierno y ha recuperado su actividad sindical tras una regeneración en sus filas.
El sindicato es uno de las fuerzas políticas y económicas más fuertes del país, como demostró la semana pasada, cuando una huelga general convocada tras el asesinato del opositor izquierdista Mohamed Brahmi provocó una pérdida millonaria al país.
Brahmi, antiguo líder de Echaab (Pueblo) y uno de los principales dirigentes de la izquierda tunecina, se significó en los últimos meses por sus duras críticas al partido islamista Ennahda, principal miembro del Gobierno.
Su asesinato ha provocado una oleada de protestas en el país para solicitar la dimisión del Ejecutivo. Asimismo, muchos manifestantes han apuntado a Ennahda como responsable de la muerte, al igual que lo hicieron con el asesinato en febrero de Chokri Belaid, líder del Movimiento Patriótico Democrático Unificado, fuerza marxista y panárabe que forma parte del Frente Popular.
Días antes de su asesinato, Belaid proporcionó una lista de presuntos miembros de Ennahda involucrados en el ataque contra un acto del Frente Popular en la localidad de Le Kef. Asimismo, acusó al Ejecutivo tunecino de connivencia con los episodios de violencia política en el país.
A esta situación se ha sumado en los últimos días la denuncia formulada por el Sindicato de las Fuerzas de Seguridad Republicanas, que afirmó que existe un aparato de seguridad paralelo conformado por gente cercana a Ennahda, lo que ha sido desmentido por el Ministerio del Interior.
Las acusaciones sobre la existencia de estas milicias no es nueva. Belaid encabezó antes de su muerte una campaña de denuncias contra la presunta complicidad de Ennahda y las Ligas de Defensa de la Revolución, que algunos opositores describen como el brazo armado del movimiento islamista.
El principal sindicato de Túnez, la Unión General de Trabajadores de Túnez (UGTT) ha dado este viernes una semana de plazo al Gobierno para que dimita y ha advertido de que, en caso contrario, "se verá forzado a considerar otras opciones".
"Continuaremos manteniendo conversaciones, pero si nuestras demandas para que se produzca un cambio de Gobierno y se establezca un marco temporal para los trabajos de la Asamblea Nacional Constituyente no se ven satisfechas nos veremos forzados a considerar otras opciones", ha dicho el vicesecretario general del grupo, Bou Alí Mbarki, durante unas declaraciones concedidas a la cadena de televisión tunecina Nesma TV.
La UGTT, cuya cúpula permaneció cooptada durante el Gobierno del expresidente Zine el Abidine ben Alí, durante cuyo mandato perdió su representatividad, se ha convertido en una importante fuerza de oposición al Gobierno y ha recuperado su actividad sindical tras una regeneración en sus filas.
El sindicato es uno de las fuerzas políticas y económicas más fuertes del país, como demostró la semana pasada, cuando una huelga general convocada tras el asesinato del opositor izquierdista Mohamed Brahmi provocó una pérdida millonaria al país.
Brahmi, antiguo líder de Echaab (Pueblo) y uno de los principales dirigentes de la izquierda tunecina, se significó en los últimos meses por sus duras críticas al partido islamista Ennahda, principal miembro del Gobierno.
Su asesinato ha provocado una oleada de protestas en el país para solicitar la dimisión del Ejecutivo. Asimismo, muchos manifestantes han apuntado a Ennahda como responsable de la muerte, al igual que lo hicieron con el asesinato en febrero de Chokri Belaid, líder del Movimiento Patriótico Democrático Unificado, fuerza marxista y panárabe que forma parte del Frente Popular.
Días antes de su asesinato, Belaid proporcionó una lista de presuntos miembros de Ennahda involucrados en el ataque contra un acto del Frente Popular en la localidad de Le Kef. Asimismo, acusó al Ejecutivo tunecino de connivencia con los episodios de violencia política en el país.
A esta situación se ha sumado en los últimos días la denuncia formulada por el Sindicato de las Fuerzas de Seguridad Republicanas, que afirmó que existe un aparato de seguridad paralelo conformado por gente cercana a Ennahda, lo que ha sido desmentido por el Ministerio del Interior.
Las acusaciones sobre la existencia de estas milicias no es nueva. Belaid encabezó antes de su muerte una campaña de denuncias contra la presunta complicidad de Ennahda y las Ligas de Defensa de la Revolución, que algunos opositores describen como el brazo armado del movimiento islamista.