El expresidente alemán Wulff será juzgado en noviembre por supuesta corrupción
Berlin, EP
El expresidente alemán Christian Wulff será juzgado el próximo mes de noviembre por cargos de corrupción, más de año y medio después de que el hombre que llegó a ser considerado el futuro sucesor de la canciller, Angela Merkel, anunciase su dimisión.
Wulff, que ocupó el cargo del presidente 20 meses, responderá ante el juez por aceptar favores, según ha dictaminado este martes un tribunal de Hanover, que ha descartado una petición a los fiscales para juzgarle por el delito de aceptar sobornos, más grave.
El expresidente niega las acusaciones y en pasado mes de abril rechazó una oferta para resolver el caso con un acuerdo económico porque, según sus abogados, quiere limpiar su nombre.
Wulff fue cuidadosamente seleccionado por Merkel para ocupar la jefatura de Estado en 2010, aunque su credibilidad cayó cuando los fiscales solicitaron al Parlamento quitarle su inmunidad, asegurando que sospechaban que había aceptado privilegios indebidos.
Los cargos de los que se le acusan provienen de una visita que realizó en 2008 al Oktoberfest de Múnich, donde según los fiscales el productor de películas David Reoenewold --que también afrontará un juicio por corrupción-- cubrió sus gastos. Posteriormente se sospecha que Wulff hizo 'lobby' a la compañía Siemens para favorecer la comercialización de la película del productor.
La reputación de Wulff también quedó profundamente dañada cuando un periódico alemán le acusó de engañar al Parlamento sobre un préstamo de vivienda barata que le concedió un amigo. El expresidente tuvo que pedir disculpas por amenazar al director del diario con una "guerra" si publicaba la noticia.
El expresidente se enfrenta a un gran número de acusaciones que incluyen mejoras en los vuelos, estancias en hoteles y regalos que minaron su credibilidad. Los alemanes tienen una visión tradicional del puesto de presidente como una fuente de autoridad moral en la sociedad y un contrapeso para el Gobierno.
De hecho, hasta los medios de comunicación han creado un nuevo término, el verbo "Wulff", que significa responder a una pregunta con evasivas pero sin llegar a mentir claramente. En caso de ser condenado, Wulff podría ser sentenciado a una pena de seis meses a cinco años de prisión, aunque lo más probable es que quede en libertad condicional.
El expresidente alemán Christian Wulff será juzgado el próximo mes de noviembre por cargos de corrupción, más de año y medio después de que el hombre que llegó a ser considerado el futuro sucesor de la canciller, Angela Merkel, anunciase su dimisión.
Wulff, que ocupó el cargo del presidente 20 meses, responderá ante el juez por aceptar favores, según ha dictaminado este martes un tribunal de Hanover, que ha descartado una petición a los fiscales para juzgarle por el delito de aceptar sobornos, más grave.
El expresidente niega las acusaciones y en pasado mes de abril rechazó una oferta para resolver el caso con un acuerdo económico porque, según sus abogados, quiere limpiar su nombre.
Wulff fue cuidadosamente seleccionado por Merkel para ocupar la jefatura de Estado en 2010, aunque su credibilidad cayó cuando los fiscales solicitaron al Parlamento quitarle su inmunidad, asegurando que sospechaban que había aceptado privilegios indebidos.
Los cargos de los que se le acusan provienen de una visita que realizó en 2008 al Oktoberfest de Múnich, donde según los fiscales el productor de películas David Reoenewold --que también afrontará un juicio por corrupción-- cubrió sus gastos. Posteriormente se sospecha que Wulff hizo 'lobby' a la compañía Siemens para favorecer la comercialización de la película del productor.
La reputación de Wulff también quedó profundamente dañada cuando un periódico alemán le acusó de engañar al Parlamento sobre un préstamo de vivienda barata que le concedió un amigo. El expresidente tuvo que pedir disculpas por amenazar al director del diario con una "guerra" si publicaba la noticia.
El expresidente se enfrenta a un gran número de acusaciones que incluyen mejoras en los vuelos, estancias en hoteles y regalos que minaron su credibilidad. Los alemanes tienen una visión tradicional del puesto de presidente como una fuente de autoridad moral en la sociedad y un contrapeso para el Gobierno.
De hecho, hasta los medios de comunicación han creado un nuevo término, el verbo "Wulff", que significa responder a una pregunta con evasivas pero sin llegar a mentir claramente. En caso de ser condenado, Wulff podría ser sentenciado a una pena de seis meses a cinco años de prisión, aunque lo más probable es que quede en libertad condicional.