El Atleti no para de mejorar con Diego Costa y Arda fantásticos
Arrolló al Rayo con un gran fútbol y una presión asfixiante. Raúl García hizo doblete. Diego Costa y Arda marcaron y repartieron asistencias. El Atlético llega lanzado a la Supercopa.
Atlético, As
El Rayo, fiel a su estilo, saltó al Calderón con el plan de tocar y no dar ni un pelotazo. No le sirvió de aviso la Supercopa, cuando el Barça, paladín del pase corto, se vio obligado a recurrir con frecuencia al balón largo como única vía de escape ante la presión del Atleti, pirañas rodeando a un bañista ingenuo. Pasó lo que tenía que pasar: los del Cholo se dieron un homenaje y el Rayo abandonó el Manzanares malherido. Les va a suceder a muchos esta temporada, al Atleti el éxito le ha abierto el apetito. Su ambición, su despliegue y su motor son impresionantes. Si le duran las pilas...
A la espera de lo que deparen el mercado y Villa, Simeone cuenta con dos futbolistas que han convertido la excelencia en forma de vida. Diego Costa y Arda Turan, corazón y cerebro del equipo. Avisaron pronto: gran acción individual del brasileño y cabezazo del turco que Tito sacó in extremis. Retrasar lo inevitable. En el minuto 17, Gabi sacó un córner, Larrivey defendió como el delantero que es y Raúl García hizo lo que acostumbra: llegar y marcar. Cabezazo difícil, en escorzo, inteligente y ajustado. El gol desencadenó la tempestad.
En el 20’, enésima recuperación en campo rayista, Arda que no desaprovecha un regalo llega fácil a la línea de fondo y la pone atrás para que remache Diego Costa, al que sus excompañeros debían deberle algún favor, porque si no es inexplicable que le dejaran llegar así de solo. Y en el 35’, sólo un minuto después de que Paco quitase a Gálvez, el líder de su defensa, como medida ejemplar, el 3-0. Robo de Miranda y salida marca de la casa, veloz y precisa. Control lujoso de Diego Costa, aparición de Villa, toquecito preciso de Costa y definición de Arda siendo Arda, dejando sentado a Cobeño cual niño en el jardín. Punto final.
A partir de entonces, el Atleti cambió de objetivo, convirtiendo el gol de Villa en obsesión general. Se vio justo antes del descanso, cuando Diego Costa, en una de esas arrancadas tan suyas en las que parece un hombre jugando con hobbits, se plantó en el área tan pendiente de asistir al Guaje que se olvidó de disparar cuando el central le tapó el pase.
El parón no cambió nada. En minuto y medio el Manzanares disfrutó de una jugada maradoniana de Arda que quedó en nada por asfixia del turco en el último instante y de otra buena ocasión de Filipe. Paco intentó frenar la avalancha renunciando a un mediapunta, el desaparecido Bueno, para fortificar el medio con Baena. Dio igual. El 4-0 llegó después de que los dos centrales, Miranda y Godín, combinasen en el área de Cobeño antes de que Arda pusiera un centro maravilloso para el cabezazo a la altura de Tiago, que volvió al once con un señor partido.
Simeone hizo cambios significativos. Entraron Koke, que se gustó de mediocentro; Adrián, en su posible despedida, y Leo Baptistao, que se medía a sus ex. Y descansaron de cara al Camp Nou Gabi, Diego Costa y Arda (ovacionados ambos), pero no Villa, que siguió en el campo. El Cholo también anhelaba su gol. Y a punto estuvo de llegar, a bocajarro tras jugada de Adrián, pero lo impidió el larguero. Otro día será. El que no falló fue Raúl García, que completó la manita y su doblete a pase de Koke. Todos suman y el Atleti impresiona: no para de crecer.
El Rayo, fiel a su estilo, saltó al Calderón con el plan de tocar y no dar ni un pelotazo. No le sirvió de aviso la Supercopa, cuando el Barça, paladín del pase corto, se vio obligado a recurrir con frecuencia al balón largo como única vía de escape ante la presión del Atleti, pirañas rodeando a un bañista ingenuo. Pasó lo que tenía que pasar: los del Cholo se dieron un homenaje y el Rayo abandonó el Manzanares malherido. Les va a suceder a muchos esta temporada, al Atleti el éxito le ha abierto el apetito. Su ambición, su despliegue y su motor son impresionantes. Si le duran las pilas...
A la espera de lo que deparen el mercado y Villa, Simeone cuenta con dos futbolistas que han convertido la excelencia en forma de vida. Diego Costa y Arda Turan, corazón y cerebro del equipo. Avisaron pronto: gran acción individual del brasileño y cabezazo del turco que Tito sacó in extremis. Retrasar lo inevitable. En el minuto 17, Gabi sacó un córner, Larrivey defendió como el delantero que es y Raúl García hizo lo que acostumbra: llegar y marcar. Cabezazo difícil, en escorzo, inteligente y ajustado. El gol desencadenó la tempestad.
En el 20’, enésima recuperación en campo rayista, Arda que no desaprovecha un regalo llega fácil a la línea de fondo y la pone atrás para que remache Diego Costa, al que sus excompañeros debían deberle algún favor, porque si no es inexplicable que le dejaran llegar así de solo. Y en el 35’, sólo un minuto después de que Paco quitase a Gálvez, el líder de su defensa, como medida ejemplar, el 3-0. Robo de Miranda y salida marca de la casa, veloz y precisa. Control lujoso de Diego Costa, aparición de Villa, toquecito preciso de Costa y definición de Arda siendo Arda, dejando sentado a Cobeño cual niño en el jardín. Punto final.
A partir de entonces, el Atleti cambió de objetivo, convirtiendo el gol de Villa en obsesión general. Se vio justo antes del descanso, cuando Diego Costa, en una de esas arrancadas tan suyas en las que parece un hombre jugando con hobbits, se plantó en el área tan pendiente de asistir al Guaje que se olvidó de disparar cuando el central le tapó el pase.
El parón no cambió nada. En minuto y medio el Manzanares disfrutó de una jugada maradoniana de Arda que quedó en nada por asfixia del turco en el último instante y de otra buena ocasión de Filipe. Paco intentó frenar la avalancha renunciando a un mediapunta, el desaparecido Bueno, para fortificar el medio con Baena. Dio igual. El 4-0 llegó después de que los dos centrales, Miranda y Godín, combinasen en el área de Cobeño antes de que Arda pusiera un centro maravilloso para el cabezazo a la altura de Tiago, que volvió al once con un señor partido.
Simeone hizo cambios significativos. Entraron Koke, que se gustó de mediocentro; Adrián, en su posible despedida, y Leo Baptistao, que se medía a sus ex. Y descansaron de cara al Camp Nou Gabi, Diego Costa y Arda (ovacionados ambos), pero no Villa, que siguió en el campo. El Cholo también anhelaba su gol. Y a punto estuvo de llegar, a bocajarro tras jugada de Adrián, pero lo impidió el larguero. Otro día será. El que no falló fue Raúl García, que completó la manita y su doblete a pase de Koke. Todos suman y el Atleti impresiona: no para de crecer.