Decenas de muertos en asalto policial a opositores
Egipto, AFP
Unos potentes altavoces han avisado a los acampados en la plaza de Al Nahda de El Cairo de que había llegado su última oportunidad de abandonar las protestas y, al contrario que otras veces, finalmente el Gobierno ha cumplido sus amenazas.
Las fuerzas de seguridad egipcias han irrumpido esta madrugada en los campamentos que mantenían en El Cairo los partidarios del depuesto presidente, Mohamed Morsi, desde el golpe de Estado del pasado 3 de julio.
Testigos sobre el terreno han asegurado a las agencias que los agentes han empleado fuego real para dispersar a los manifestantes, aunque Interior lo ha desmentido. La policía también ha empleado gases lacrimógenos sobre la multitud, encontrando mayores dificultades en la mezquita de Rabá Al Adauia donde los acampados se contaban por miles, informa El País.
Al menos una treintena de personas han muerto en los asaltos, según los Hermanos Musulmanes. El Twitter del portavoz de los Hermanos Musulmanes, Gehad el Haddad, no deja de lanzar denuncias y en él puede leerse que “la policía ha incendiado una tienda de campaña sin ni siquiera preocuparse por ver si había gente dentro; había mujeres refugiadas en su interior”. La Hermandad ha convocado a sus fieles a concentrarse en otro campamento, en la plaza Mustafá Mahmud, en Giza.
No ha existido muro ni barricada capaz de detener la acción de los agentes. Las tiendas de campaña instaladas en la plaza de Al Nahda han ardido y formado columnas de humo negro que señalan, en la distancia, el punto en el que se ha producido el desalojo. Poco a poco, todo se ha ido reduciendo a escombros y pronto no quedará nada. Las proporciones del campamento que los seguidores de Morsi levantaron junto a la mezquita de Rabá Al Adauia hacen más difícil su total desmantelamiento, aunque la policía ha ido tomando el control de la zona después de traspasar sus barreras de cemento.
Esta madrugada, el Ministerio del Interior renovaba su oferta de ofrecer una salida segura a los manifestantes, sabedor de que si nadie respondía a la invitación no era debido a las horas intempestivas del anuncio sino a la determinación de los seguidores de Mursi de no abandonar las calles. En su comunicado, el Ministerio añadía que su decisión de esperar ha estado motivada por su deseo de llegar a una solución pacífica a la crisis. Durante los últimos días, tanto el Gobierno interino como los Hermanos Musulmanes y sus simpatizantes no habían hecho más que declararse amigos de la paz y el diálogo pero, tal y como se esperaba, el fin de las sentadas no ha sido pacífico.
Todavía reina la confusión y, mientras se suceden los enfrentamientos entre los agentes y los seguidores del expresidente, las fuerzas de seguridad han cortado las calles aledañas a unas concentraciones que se han quedado sin manifestantes. Unos 200 personas han sido detenidas, incluido el veterano dirigente de los Hermanos Musulmanes Mohamed el Beltagy, informa Reuters, y los servicios de tren que conectan la capital egipcia con el resto del país han sido suspendidos hasta nuevo aviso, ante el temor del Gobierno a que los islamistas reciban refuerzos. Según Al Jazeera, el Banco Central de Egipto ha ordenado el cierre de todos los bancos a mediodía (hora local, misma hora española). Según la agencia estatal Mena, en la localidad de Sahag, en el centro de Egipto, los manifestantes pro Morsi han quemado una iglesia. Otras protestas se están desarrollando en otras ciudades.
Unos potentes altavoces han avisado a los acampados en la plaza de Al Nahda de El Cairo de que había llegado su última oportunidad de abandonar las protestas y, al contrario que otras veces, finalmente el Gobierno ha cumplido sus amenazas.
Las fuerzas de seguridad egipcias han irrumpido esta madrugada en los campamentos que mantenían en El Cairo los partidarios del depuesto presidente, Mohamed Morsi, desde el golpe de Estado del pasado 3 de julio.
Testigos sobre el terreno han asegurado a las agencias que los agentes han empleado fuego real para dispersar a los manifestantes, aunque Interior lo ha desmentido. La policía también ha empleado gases lacrimógenos sobre la multitud, encontrando mayores dificultades en la mezquita de Rabá Al Adauia donde los acampados se contaban por miles, informa El País.
Al menos una treintena de personas han muerto en los asaltos, según los Hermanos Musulmanes. El Twitter del portavoz de los Hermanos Musulmanes, Gehad el Haddad, no deja de lanzar denuncias y en él puede leerse que “la policía ha incendiado una tienda de campaña sin ni siquiera preocuparse por ver si había gente dentro; había mujeres refugiadas en su interior”. La Hermandad ha convocado a sus fieles a concentrarse en otro campamento, en la plaza Mustafá Mahmud, en Giza.
No ha existido muro ni barricada capaz de detener la acción de los agentes. Las tiendas de campaña instaladas en la plaza de Al Nahda han ardido y formado columnas de humo negro que señalan, en la distancia, el punto en el que se ha producido el desalojo. Poco a poco, todo se ha ido reduciendo a escombros y pronto no quedará nada. Las proporciones del campamento que los seguidores de Morsi levantaron junto a la mezquita de Rabá Al Adauia hacen más difícil su total desmantelamiento, aunque la policía ha ido tomando el control de la zona después de traspasar sus barreras de cemento.
Esta madrugada, el Ministerio del Interior renovaba su oferta de ofrecer una salida segura a los manifestantes, sabedor de que si nadie respondía a la invitación no era debido a las horas intempestivas del anuncio sino a la determinación de los seguidores de Mursi de no abandonar las calles. En su comunicado, el Ministerio añadía que su decisión de esperar ha estado motivada por su deseo de llegar a una solución pacífica a la crisis. Durante los últimos días, tanto el Gobierno interino como los Hermanos Musulmanes y sus simpatizantes no habían hecho más que declararse amigos de la paz y el diálogo pero, tal y como se esperaba, el fin de las sentadas no ha sido pacífico.
Todavía reina la confusión y, mientras se suceden los enfrentamientos entre los agentes y los seguidores del expresidente, las fuerzas de seguridad han cortado las calles aledañas a unas concentraciones que se han quedado sin manifestantes. Unos 200 personas han sido detenidas, incluido el veterano dirigente de los Hermanos Musulmanes Mohamed el Beltagy, informa Reuters, y los servicios de tren que conectan la capital egipcia con el resto del país han sido suspendidos hasta nuevo aviso, ante el temor del Gobierno a que los islamistas reciban refuerzos. Según Al Jazeera, el Banco Central de Egipto ha ordenado el cierre de todos los bancos a mediodía (hora local, misma hora española). Según la agencia estatal Mena, en la localidad de Sahag, en el centro de Egipto, los manifestantes pro Morsi han quemado una iglesia. Otras protestas se están desarrollando en otras ciudades.