'Closed Circuit', ¿la realidad supera a la ficción?

Cine
En medio del escándalo suscitado por las revelaciones de Edward Snowden sobre el espionaje de EEUU, la película Closed Circuit llega esta semana a los cines para plantear con inteligencia cuestiones sobre quién controla a quienes nos vigilan o el asesinato de Estado.
Este filme británico, que se estrena el miércoles (inicialmente en Estados Unidos, Canadá y Japón y el 1 de noviembre en algunos mercados europeos), fue rodado mucho antes de las denuncias de Snowden y de la detención de David Miranda en un aeropuerto de Londres.


Sin embargo, esta realidad reciente añade aún más actualidad y realismo a la cinta, en la que la difusa línea que separa el bien y el mal aparece más borrosa que nunca.

Partiendo del procedimiento judicial contra el presunto responsable de un atentado terrorista de enorme magnitud en Londres, la película muestra sesiones secretas de un tribunal, una vigilancia extrema sobre los abogados y situaciones propias de El Proceso de Kafka.

Los letrados, interpretados por el australiano Eric Bana y la británica Rebecca Hall, intentarán cumplir su misión, pero nada es lo que parece en este mundo contemporáneo donde se entrecruzan terroristas, servicios secretos, agentes encubiertos y gobernantes.

"La película plantea algunas preguntas sobre la naturaleza de la democracia moderna, como el límite que aceptarán los ciudadanos sobre lo que puede hacer el Gobierno para proteger su seguridad", señala en declaraciones el director, el irlandés John Crowley.

Para Bana, "no hay duda" de que el caso Snowden y todo lo que ha traído después "hacen nuestra película más relevante", aunque subraya que estos temas "siempre" han tenido importancia.

Para Rebecca Hall se trata de un filme "sobre conceptos y cosas que son relevantes saber y no sobre la acción", mientras que Bana apuesta por "mantener la integridad de los personajes y de la historia", ya que no tendría sentido que los dos abogados supieran artes marciales o disparar.

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