Boca regaló a sus hinchas la primera sonrisa en la Bombonera
Daniel Díaz. Boca sufre en defensa y no es novedad. En el primer tiempo, encima, el equipo que plantó el Virrey por tercera vez consecutiva en tres partidos, no logró nunca alcanzar el nivel en el ataque que había mostrado ante Newell's, cuando abrió el marcador tras una gran jugada colectiva que selló Blandi. Esta vez, Boca no supo cómo abrir a la defensa del equipo santafesino. Muy poco de Blandi, casi nada de Juan Manuel Martínez, que tuvo la jugada más clara del local tras un pase perfecto de Riquelme. El Burrito la bajó de pecho en el área a los 21 y remató de zurda, desviado, en la única situación que tuvo el local de cara al arco de Néstor Conde.
Sólo Sánchez Miño por izquierda intentó algo diferente en un equipo estático y sin sorpresas. De hecho, el gol llegó por un error grosero de Atlético. A los 25, Conde jugó rápido un saque de arco con Bastía, que ante la presión de Blandi y Martínez, se la devolvió al arquero de primera, pero le pegó tan mal que la pelota se le metía a Conde por encima de su cabeza. El arquero, a puro reflejo, metió la mano. Tiro libre en el área chica: Sánchez Miño se la movió a Riquelme y el capitán de Boca la clavó en el ángulo para el 1-0 y festejar con Carlos Bianchi.
Eso y nada más. Boca no elaboró juego en ataque, perdió las divididas en el medio y los laterales Marín e Insúa casi siempre fueron desbordados por Depetris y Federico González. Pero fue a través de la pelota parada que Rafaela más lastimó a su rival. Lo había tenido Erramuspe en el amanecer del partido, tras un centro desde la izquierda que le bajó Diego Ferreira. Pero el defensor, sólo en el área chica, cabeceó a las manos de Orion. Y al otro extremo de la primera mitad, a los 40, llegó el empate. Pelota parada, centro al área, rechazo corto; segunda jugada, segundo rechazo corto; y la tercera fue la vencida: Cata Díaz habilita a todos, centro de González y Albertengo domina y remata cruzado de zurda para un 1-1 merecido.
Sorprendió la actitud de Atlético de Rafaela en el segundo tiempo. El equipo de Jorge Burruchaga renunció a atacar, cuando tenía la mesa servida para el contraataque. Apenas intentó con lo obvio: pelotazos a la espalda de Marín, el sector más vulnerable de la defensa de Boca en las primeras tres fechas.
Y Boca, impreciso y nervioso, no encontraba los caminos a la victoria hasta que se despertó el Burrito Martínez. El delantero dejó de pelearse consigo mismo y empezó a hacer lo que mejor sabe: gambetear. A los 17, tiró una pared con Román y quedó libre para ensayar un remate desde afuera del área que explotó en el palo derecho de Conde. Esa jugada despabiló a una Bombonera en trance, y también a los futbolistas.
En la jugada siguiente, Boca se puso 2-1 con otro golazo, por la elaboración, como el de Blandi a Newell's. Martínez escapó de dos rivales por la derecha, descargó para Riquelme y picó al área. Román tocó para Blandi, que de primera se la devolvió al Burrito. Toque hacia atrás para Insúa que no dudó: zurdazo arriba, imparable para Conde.
Desahogo, festejo y alivio. Apenas tibia fue la reacción de Rafaela en busca del empate. Y Boca no volvió a llegar con peligro, a pesar de los ingresos de Joel Acosta (debutó) y de Gigliotti. Lo más importante para Bianchi y su equipo –además de los tres puntos- tal vez sea mantener ese juego colectivo que terminó en gol ante Newell's y esta tarde frente a Rafaela y ordenar una defensa que se descontrola en los pelotazos cruzados a espaldas de los laterales y mantener la concentración en la segunda jugada tras una pelota parada. Boca ganó, suma seis puntos, se codea con los punteros y se ilusiona, aunque le queda mucho camino por recorrer.