Santos y Maduro, amigos “como con Chávez”

Abraham Zamorano
BBC Mundo, enviado especial a Puerto Ayacucho
Con una tormenta de truenos y lluvia, la frontera entre Colombia y Venezuela recibió el relanzamiento de las relaciones entre ambos gobiernos escenificado este lunes por los presidentes Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro.

En el tórrido poblado venezolano de Puerto Ayacucho, a la ribera del río Orinoco, ambos mandatarios coincidieron en la necesidad de llevarse bien "obligados por la historia", como cuando gobernaba Venezuela Hugo Chávez, después de los recientes rifirrafes desatados tras el encuentro de Santos con el opositor venezolano Henrique Capriles.
Ante el primer aguacero que interrumpió su balance, Maduro aseguró: "Están llegando la lluvia y los rayos con la lluvia, palabra cierta dirían los pueblos indígenas".Tras casi dos horas y media de reunión, el sol dio paso a una tormenta, justo cuando ambos presidentes acudieron reconciliados a mostrar sus satisfacción ante la prensa.
"Dicen que en los matrimonios, cuando llueve, da buena suerte", bromeó por su parte el mandatario colombiano.
Con el estruendo de fondo y las goteras comenzando a dejarse entrever por el techo de palma de la tradicional "churuata" indígena en que se produjo la declaración, Maduro hablaba de "la coexistencia pacífica de dos modelos, dos sistemas".

Los apuros de Santos


Por su parte, Santos llegó al encuentro en un momento complicado, pues enfrenta varias protestas internas, como el paro de pequeños y medianos mineros en varios departamentos- y la protesta campesina del Catatumbo, en el fronterizo Norte de Santander, que ya dura más de cuarenta días y ha dejado cuatro víctimas.
Además, está la muerte de 19 soldados a manos de las FARC durante dos ataques registrados el fin de semana, que también le han valido duras críticas de quienes se oponen al proceso de paz y de los que no apoyan su decisión de negociar sin acordar antes un cese de las operaciones militares.
"Así las cosas, una victoria diplomática en el ámbito internacional no le vendría nada mal a Santos. Pero el presidente colombiano no puede permitirse el lujo de parecer débil frente a Nicolás Maduro y el gobierno venezolano", comenta Arturo Wallace, corresponsal de BBC Mundo en Colombia.
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Preguntas en el aire

Al ambiente relajado que reinó en la comparecencia tras la reunión privada contribuyó que no se le diera la palabra a los reporteros, algunos de ellos cargados de preguntas sobre las tensiones suscitadas en días pasados entre Caracas y Bogotá.
En cambio se hizo énfasis en la buena disposición a trabajar por el bien de ambos países. Quedó en la agenda para el 2 de agosto una primera reunión de los ministros de Relaciones Exteriores.
"Establecimos que teníamos que poner a nuestros cancilleres a recuperar el tiempo perdido, a trabajar con más intensidad", afirmó Santos, quien especificó que será para tratar temas de seguridad, energía y comercio.
Tanto Maduro como Santos coincidieron en que se tratará de un relanzamiento de las relaciones, después de los serios encontronazos dialécticos de las últimas semanas.

El malentendido

Ni Maduro ni Santos en su declaración conjunta sin preguntas hicieron referencia alguna a la fuente de las discrepancias: el encuentro con Capriles de finales de mayo que puso fin a la luna de miel que habían propiciado Santos y Chávez.
Entre sonrisas, tampoco hubo mención de las supuestas pruebas que Venezuela iba a presentar de las conspiraciones desestabilizadoras que aseguran se fraguan en Colombia y por las que llegaron a acusar al presidente colombiano.

Capriles y Santos



La reunión en mayo entre Henrique Capriles y el presidente de Colombia marcó el inicio de la disputa.







Capriles, que no reconoce la victoria de Maduro en las elecciones de abril y está pendiente de la impugnación del proceso en la Justicia, inició a finales de mayo en Bogotá su campaña internacional de denuncia del supuesto fraude.
Tras su entrevista con Santos, el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Elías Jaua, hizo una contundente declaración pública en la que llegó a acusar al gobierno colombiano de conspirar contra la estabilidad de su país.
"No pensábamos o no queríamos creer que esa conspiración alcanzaba los más altos poderes del Estado colombiano", dijo Jaua.
El canciller también anunció entonces la reevaluación del papel de su país en las negociaciones con las FARC del Ejecutivo colombiano en La Habana, algo que parece no haberse concretado.

"Luna de miel"

Con Chávez, las relaciones con el gobierno del presidente Álvaro Uribe (2002-2010) también habían pasado por momentos de enorme tensión. El difunto mandatario venezolano acusó en repetidas ocasiones a Uribe de no querer una relación pacífica.

Vaivén diplomático


Maduro vivió un fin de semana marcado en el terreno de las relaciones internacionales por su decisión de dar por terminado la recién inaugurada fase de diálogo con Estados Unidos.
Ese diálogo se inició en la reunión de la OEA en Guatemala, donde los cancilleres Elías Jaua y John Kerry se reunieron y llegaron a hablar de volver a intercambiar embajadores, de los que carecen desde 2010.
Así parecían encauzarse las generalmente complicadas relaciones entre dos gobiernos antagónicos en lo ideológico hasta que volvieron a deteriorarse por el ofrecimiento venezolano a acoger al exanalista de inteligencia Edward Snowden, fugitivo de la justicia de su país por cargos relacionados con el espionaje.
El sábado, el gobierno venezolano anunció en un comunicado su decisión tras las declaraciones de la nueva embajadora de Washington ante Naciones Unidas, Samantha Power.
La diplomática dijo asumir entre sus tareas la labor de "responder a la represión a la sociedad civil que se está produciendo en países como Cuba, Irán, Rusia y Venezuela".
Maduro tachó la afirmación de declaraciones "destempladas" e "injustas", y exigió al gobierno de Barack Obama una "rectificación inmediata". La ratificación de Power desde Washington llevó a Venezuela a terminar con los contactos.
Según Maduro, su política es "tolerancia cero a las agresiones de los gringos".
Tras la operación militar colombiana que mató al líder de las FARC, Raúl Reyes, en territorio ecuatoriano, en marzo de 2008, Chávez llegó a ordenar el despliegue de tanques hacia la frontera.
Como ministro de Defensa de Uribe, Santos también protagonizó momentos de tensión con Chávez. Sin embargo, nada más llegar a la presidencia impulsó la reconstrucción de las relaciones.
El venezolano no tardó en tomar la mano tendida del colombiano y, al poco tiempo, comenzaron a tratarse de "nuevo mejor amigo". "Estamos obligados a entendernos, con las diferencias que tenemos", declaró Chávez.
Así se inició una fase de buenas relaciones que culminó con la incorporación de Venezuela a las negociaciones con las FARC en calidad de "garante", después de años en que Bogotá acusaba a Caracas de dar amparo al grupo guerrillero.

Como con Chávez

Santos llegó al encuentro tras inaugurar la Fuerza Naval de Oriente, una nueva unidad basada en la fronteriza Puerto Carreño, a orillas del río Orinoco, y que estará destinada a reforzar la seguridad en los ríos navegables de la zona.
Maduro, por su parte, lo hizo alusiones a su antecesor, Hugo Chávez, y al libertador Simón Bolívar, fundador de ambas repúblicas, y también de su antecesor Hugo Chávez.
"Venimos en nuestro corazón con la fuerza del gigante, Hugo Chávez, nuestro padre. Pensando en esta reunión, cómo me he acordado del comandante supremo, de sus orientaciones, de su inteligencia, de su capacidad política y diplomática para construir este mundo nuevo que hoy tenemos", agregó.
Al exmandatario también se refirió el propio Santos. "Esa relación positiva que tuvimos con el presidente Chávez, la vamos a tener con el presidente Maduro", afirmó.
Y con ese tono transcurrió la comparecencia de ambos mandatarios, tratando de que las cosas vuelvan a ser como con Chávez.

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