“Por delicadeza, no contábamos los billetes delante de los donantes”
El extesorero dio nombres, fechas y cifras de la supuesta financiación ilegal del PP
"Los donantes no pedían recibo: querían que se les viese la cara”
María Fabra / Fernando J. Pérez
Madrid, El País
Luis Bárcenas iba a soltar toda su verdad, y quería hacerlo de un tirón. De hecho, no tomó ni un vaso de agua durante cinco horas y media que pasó en el Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional y rechazó un descanso que le ofreció el juez Pablo Ruz a mitad de la sesión: “Prefiero terminar cuanto antes y volver a Soto del Real”, le contestó al magistrado. La declaración del extesorero del PP ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz —un interrogatorio cargado de datos comprometedores para los nombres que han controlado el centro-derecha español durante las últimas dos décadas—, no fue fruto del arrepentimiento; ni siquiera de una reflexión tras dos semanas largas en la cárcel. No. La confesión, coinciden diversas fuentes, responde a una mezcla de venganza tras su encarcelamiento a petición de la fiscalía y de pura estrategia de defensa. Hubo grandes revelaciones, capaces de marcar la agenda política durante semanas, pero también silencios y amnesias selectivas.
La décima declaración de Bárcenas en sede judicial —la cuarta ante Ruz— reflejó un notable cambio de actitud: el extesorero respondió a las cuestiones que le plantearon todas las partes, incluidas las acusaciones populares, a las que hasta ahora había despreciado. Bárcenas llegó a pedir perdón al letrado de la asociación ADADE, José Mariano Benítez de Lugo, al que el pasado 27 de junio había amenazado tras pedir su ingreso en prisión: “Socialista, me vas a encontrar”, le dijo entonces.
Antes de iniciar la declaración, Bárcenas pidió permiso para que su imagen no fuera distinta de la de sus nueve comparecencias anteriores. Vestido con un traje gris marengo y camisa rosa, pidió ponerse una corbata, una prenda que no podía poseer ya que está prohibida en la cárcel. Obtuvo el consentimiento y acopló en su cuello una de color azul, prestada por su nuevo abogado, el exjuez Javier Gómez de Liaño.
Tras confirmar ante Ruz a sus letrados, el matrimonio formado Gómez de Liaño y la exfiscal Dolores Márquez de Prado, el extesorero lanzó su primera bomba, toda una declaración de intenciones: “No es cierto que no haya una contabilidad b”.
PAPELES DE EL PAÍS
“Son auténticos”
Con estas palabras, se desdijo de lo mantenido durante cinco meses. El agente judicial le enseñó las 14 hojas que publicó EL PAÍS el pasado 31 de enero, y que supusieron la apertura del caso, y el folio aportado por El Mundo la semana pasada. Tras medio año tratando de desvincularse de la contabilidad secreta manuscrita, con maniobras que incluyeron el forzamiento de su letra en la prueba caligráfica, Bárcenas reconocía por fin como suya la caja b del PP entre los años 1990 y 2008. “Es mi letra (...) Los papeles de EL PAÍS son auténticos”, sentenció. “También los visés \[vistos buenos\]” que aparecen al pie de cada página, tal como dijo en referencia a las firmas que identificó como la propia y la de su antecesor, Álvaro Lapuerta, cuya rúbrica deja de aparecer en junio de 2008, fecha en la que Bárcenas asumió las tareas de tesorero.
La contabilidad secreta recoge supuestos pagos opacos al partido por valor de 7,5 millones de euros entre 1990 y 2008 y el uso de este dinero para gastos electorales y el pago de sobresueldos y otras compensaciones económicas a los máximos dirigentes de la formación conservadora. Todo ello al margen de los estatutos del PP.
“No era un libro, sino hojas sueltas” de las que se hacía cargo el departamento de contabilidad, explicó Bárcenas tranquilo. ¿Participó alguien más en la elaboración de los documentos contables?, le preguntó el juez. “Solo yo”, respondió Bárcenas. El extesorero, al que el partido defendió en 2009, tras su imputación en el caso Gürtel, como un “ejemplo de profesionalidad y buen hacer” y al que solo ha calificado de “presunto delincuente” cuando ha desvelado la supuesta financiación ilegal de la formación, respondió al porqué no aparecen los ejercicios 1993, 1994 y 1995. “Faltan porque estaban en los ordenadores de Génova (sede del PP) que no me devolvieron”, dijo sin querer obviar el hecho de que la formación conservadora le reservó un despacho en su sede nacional hasta hace meses, un espacio del que desaparecieron dos ordenadores, lo que provocó que denunciara a su partido por robo.
EL PENDRIVE
"Estaban en mi casa”
Bárcenas acudió al lunes a declarar ante el juez Ruz pertrechado de numerosa documentación. En nueve carpetas de diferentes colores —cuatro azules, dos amarillas, una lila, una verde y una sepia— el responsable de las finanzas del PP aportó al magistrado movimientos contables, resguardos de ingreso, recibos de notaría, fotocopias de cheques y demás documentación tanto manuscrita como informática.
También llevó un lápiz de memoria informática (pen drive), en el que supuestamente había guardado una copia de aquellos archivos de los ordenadores desaparecidos.
La instrucción desarrollada por Pablo Ruz no ha tenido sorpresas. El juez se ha limitado, en la mayoría de las ocasiones, a ejecutar la solicitud de diligencias que ha requerido la fiscalía. Y como el ministerio público nunca pidió el registro de la vivienda o el despacho del extesorero del PP, este nunca se hizo. Luis Bárcenas tampoco eludió este hecho y se jactó de haber tenido tanto las nueve carpetas como el pendrive con los ejercicios de la contabilidad b que no han sido publicados siempre en su casa. La información abarca hasta 2009 porque, según dijo, no hay nada posterior.
En cualquier caso, Bárcenas no lanzó toda su artillería pesada y se guarda varias bazas. Según declaró, cuenta aún con documentos en su poder que entregará al juzgado en el futuro.
LOS SOBRESUELDOS
“Mensuales y en metálico”
]Uno de los elementos de los llamados papeles de Bárcenas que más ha escocido en Génova 13 son los supuestos sobresueldos. Según la contabilidad secreta, de los 7,5 millones presuntamente recaudados entre diferentes empresarios del sector de la obra pública, cerca de 3,6 millones fueron destinados a redondear los salarios de los máximos dirigentes populares. Según los papeles, el asesor de estrategia electoral Pedro Arriola fue quien más ingresó 778.012 euros de 1990 a 1993 y entre 2002 y 2003.
El partido ha negado en todo momento la existencia de estos sobresueldos en dinero negro, que se suman a los llamados gastos de representación que cobraban los líderes populares de la contabilidad oficial.
“Sí había sobresueldos”, afirmó Bárcenas en su declaración. “Siempre se entregaba el dinero en presencia de Lapuerta”, añadió para tratar de centrifugar responsabilidades. Se trataba de una operativa que, se excusó, heredó de otro tesorero, Rosendo Naseiro, quien le dio instrucciones para abrir apuntes contables. También Lapuerta, según siguió relatando, le contó cómo pagar los sobresueldos que se pagan “en efectivo”. ¿Quién tenía conocimiento de esta operativa?, le preguntó el juez. “Los perceptores, los tesoreros y yo”, respondió Bárcenas apelando al tiempo que ejerció de gerente del PP. “Al final, también Cristóbal Páez”, detalló, nombrando a quien le sustituyó en la gerencia.
El presidente, el secretario general y los vicesecretarios eran los destinatarios de esos sobresueldos, según contestó el extesorero al juez. Se entregaban “en efectivo y de manera mensual”, afirmó, aunque precisó que "dependían de la liquidez".
El extesorero abundó también en las fechas. “Solo hay anotaciones hasta 2008 pero hubo pagos hasta 2010”, afirmó. Y pasó a detallar los sobresueldos entregados a Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal, en sus despachos, en sobre marrones con su nombre y billetes de 500. “No se les hacía firmar”, adujo. Se apuntaban las entregas en una tarjeta y en un listado que él mismo entregó a Rajoy y que el ahora presidente del Gobierno “metió en la destructora de papeles”, según Bárcenas.
El fiscal, en su turno de preguntas, quiso profundizar en los sobresueldos y el extesorero insistió en que las entregas a los secretarios generales se mantuvieron en el tiempo y “de forma permanente”. En ocasiones, algún cargo público “recomendaba” al tesorero a alguien de su región y entonces se reunían con él para estudiar la entrega. Bárcenas relató cómo, en abril de 2003, el entonces secretario general Javier Arenas le pidió dinero para gastos de vivienda del presidente balear Jaume Matas.
COHECHO
“Las donaciones eran sin contraprestación”
Luis Bárcenas llevaba su declaración bien preparada. Pese a su locuacidad ante la mayoría de preguntas, se guardó de inculparse más allá de lo necesario. “Las donaciones eran sin contraprestación”, dijo para referirse al dinero que los constructores aportaban al PP. Haber admitido la contraprestación hubiera supuesto admitir su participación en el delito de cohecho (aceptar dádivas a cambio de adjudicaciones o contratos públicos) y no lo hizo en ningún momento, aunque llegó a afirmar: “Estábamos incumpliendo la ley de financiación de partidos”. Y abundó: “Habitualmente se superaban las cantidades legales y se fraccionaban”, una afirmación que ya fue descrita por la policía en uno de los informes sobre las prácticas del PP para ocultar las donaciones que superaban el límite permitido.
Tampoco le tembló la voz al señalar que el presidente y los secretarios generales de las distintas etapas conocían la existencia de donaciones ilegales. “Lapuerta les informaba puntualmente”, aseguró.
Luis Bárcenas se encargaba directamente de atender a los empresarios que querían aportar donaciones al partido. Conocía perfectamente la operativa. Entre 1983 y 1992 utilizaron un sistema de captación con datos de las sociedades con grandes beneficios, según explicó. “La relación con los donantes era delicadísima”, describió ante el juez Ruz. Las donaciones se incrementaban en período electoral, tal como reflejan los papeles y tal como mantuvo en su declaración durante la que insistió en que “no eran por el pago de ningún favor” y muchas de ellas “voluntariamente, se hacían con fines electoralistas”.
“En general, no querían recibos”, añadió posteriormente pero, en algunos casos, se entregaba al donante una copia del ingreso en el banco. Tampoco contaban el dinero delante de los donantes porque “eso sería una falta de delicadeza”. “Los donantes, lo que querían es que le viesen la cara”, afirmó. Aún así, el extesorero relató cómo los empresarios que realizaban aportaciones eran recibidos, posteriormente, por algún cargo, “por una u otra autoridad”, dijo. Pero esa gestión política, el encuentro con los cargos públicos, no dependía del dinero que se aportara, según precisó para distanciarse, una vez más del delito de cohecho.
Su intento de exculparse llegó al punto de argüir que el pago de esos sobresueldos tenía un aval jurídico elaborado por el expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, autor de un informe que públicamente y hasta ahora habían atribuido a “Miguel Crisantemo”. “Yo hice lo que Lapuerta me dijo que hiciera”, sostuvo. Y sembró la duda cuando dijo no saber si la caja b del PP sigue en marcha. “No sé si ha terminado”, afirmó.
FILTRACIONES
El juez Ruz, molesto
En mitad de la declaración, Pablo Ruz interrumpió su interrogatorio y, con tono notablemente molesto, recriminó que en las redes sociales se estuviera informando “de lo que está sucediendo aquí”. Tras la advertencia, el juez tomó medidas contra la difusión de los interrogatorios y ayer pidió a la policía un informe sobre la filtración en tiempo real del contenido de la declaración de Bárcenas .
RECIBOS Y NUEVAS OPERACIONES
“Ingresos para pagar hipotecas”
Con su medido relato, el responsable de las cuentas del PP durante dos décadas, también se preocupó de dar credibilidad a su contabilidad manuscrita y aportó y destacó la existencia de recibos de Calixto Ayesa y Jaime Ignacio del Burgo, dos de los cargos del PP que ya habían admitido haber recibido dinero del extesorero. Lo mismo hizo con el recibí de la supuesta comisión que los populares recibieron del entonces presidente de Sacyr, Luis del Rivero, por la adjudicación de un contrato de limpieza en Toledo en 2007.
También habló de operaciones hasta ahora desconocidas y aportó un documento sobre el PP de Vizcaya que, según explicó, certifica la entrega de dinero que esta agrupación hacía en efectivo a Lapuerta. “Se recibía efectivo y se le daba salida a través de una transferencia oficial para pagar hipotecas”, explicó. Estas operaciones se realizaron entre 1999 hasta 2005, dijo.
Con la misma naturalidad y elocuencia habló de una entrega en efectivo en 1993 a Severo Moto para "ayudar en su campaña electoral guineana", relató. Además de este confirmó uno a uno los apuntes que figuran en los papeles, también el del presidente del Tribunal de Cuentas, Ubaldo Nieto, pese a que este lo negó. También el apunte sobre Libertad Digital: “Acebes recibió una llamada de Alberto Recarte (consejero del portal digital) y nos pidió que le echáramos una mano en la ampliación de capital”, explicó Bárcenas. “Lapuerta hizo que determinadas personas del partido suscribiesen acciones compradas con dinero del partido”.
Entre las salidas, Luis Bárcenas identificó tres pagos para la defensa del caso Naseiro y el abogado de Salvador Palop, que fue concejal del PP de Valencia, también imputado en la trama sobre supuesta financiación irregular del PP a principios de los 90. Minutos después, a preguntas del fiscal, precisó que ninguno de los pagos para la defensa de Naseiro salió la contabilidad oficial.
LOS ALUDIDOS
Un millón de José Luis Moreno
El examen de las cuentas secretas fue exhaustivo. Ruz y Bárcenas repasaron uno por uno los hasta los nombres secundarios que figuran en los manuscritos. El más conocido de los donantes es “Moreno”, al que Bárcenas identifica con el empresario del espectáculo José Luis Moreno. El ventrílocuo padrino de Monchito y el cuervo Rockefeller figura en dos anotaciones: una de un millón de pesetas y otra de 6.000 euros.
En los papeles aparecen tres anotaciones, entre 2006 y 2008 por un total de 637.000 euros para Gonzalo Urquijo, el arquitecto que rehabilitó la sede del PP. Bárcenas confirmó que el desembolso corresponde a liquidaciones de la empresa que hizo las obras y que "seguramente no se realizó a propuesta del constructor" sino que el pago en b salió del propio PP "porque tendríamos más dinero en negro que en blanco".
Bárcenas también relató pagos a Elvira Rodríguez, ministra de Medio Ambiente entre 2003 y 2004 y ahora presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y a Ana Palacio, ministra de Exteriores entre 2002 y 2004, que ha negado haber recibido ningún pago.
"Los donantes no pedían recibo: querían que se les viese la cara”
María Fabra / Fernando J. Pérez
Madrid, El País
Luis Bárcenas iba a soltar toda su verdad, y quería hacerlo de un tirón. De hecho, no tomó ni un vaso de agua durante cinco horas y media que pasó en el Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional y rechazó un descanso que le ofreció el juez Pablo Ruz a mitad de la sesión: “Prefiero terminar cuanto antes y volver a Soto del Real”, le contestó al magistrado. La declaración del extesorero del PP ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz —un interrogatorio cargado de datos comprometedores para los nombres que han controlado el centro-derecha español durante las últimas dos décadas—, no fue fruto del arrepentimiento; ni siquiera de una reflexión tras dos semanas largas en la cárcel. No. La confesión, coinciden diversas fuentes, responde a una mezcla de venganza tras su encarcelamiento a petición de la fiscalía y de pura estrategia de defensa. Hubo grandes revelaciones, capaces de marcar la agenda política durante semanas, pero también silencios y amnesias selectivas.
La décima declaración de Bárcenas en sede judicial —la cuarta ante Ruz— reflejó un notable cambio de actitud: el extesorero respondió a las cuestiones que le plantearon todas las partes, incluidas las acusaciones populares, a las que hasta ahora había despreciado. Bárcenas llegó a pedir perdón al letrado de la asociación ADADE, José Mariano Benítez de Lugo, al que el pasado 27 de junio había amenazado tras pedir su ingreso en prisión: “Socialista, me vas a encontrar”, le dijo entonces.
Antes de iniciar la declaración, Bárcenas pidió permiso para que su imagen no fuera distinta de la de sus nueve comparecencias anteriores. Vestido con un traje gris marengo y camisa rosa, pidió ponerse una corbata, una prenda que no podía poseer ya que está prohibida en la cárcel. Obtuvo el consentimiento y acopló en su cuello una de color azul, prestada por su nuevo abogado, el exjuez Javier Gómez de Liaño.
Tras confirmar ante Ruz a sus letrados, el matrimonio formado Gómez de Liaño y la exfiscal Dolores Márquez de Prado, el extesorero lanzó su primera bomba, toda una declaración de intenciones: “No es cierto que no haya una contabilidad b”.
PAPELES DE EL PAÍS
“Son auténticos”
Con estas palabras, se desdijo de lo mantenido durante cinco meses. El agente judicial le enseñó las 14 hojas que publicó EL PAÍS el pasado 31 de enero, y que supusieron la apertura del caso, y el folio aportado por El Mundo la semana pasada. Tras medio año tratando de desvincularse de la contabilidad secreta manuscrita, con maniobras que incluyeron el forzamiento de su letra en la prueba caligráfica, Bárcenas reconocía por fin como suya la caja b del PP entre los años 1990 y 2008. “Es mi letra (...) Los papeles de EL PAÍS son auténticos”, sentenció. “También los visés \[vistos buenos\]” que aparecen al pie de cada página, tal como dijo en referencia a las firmas que identificó como la propia y la de su antecesor, Álvaro Lapuerta, cuya rúbrica deja de aparecer en junio de 2008, fecha en la que Bárcenas asumió las tareas de tesorero.
La contabilidad secreta recoge supuestos pagos opacos al partido por valor de 7,5 millones de euros entre 1990 y 2008 y el uso de este dinero para gastos electorales y el pago de sobresueldos y otras compensaciones económicas a los máximos dirigentes de la formación conservadora. Todo ello al margen de los estatutos del PP.
“No era un libro, sino hojas sueltas” de las que se hacía cargo el departamento de contabilidad, explicó Bárcenas tranquilo. ¿Participó alguien más en la elaboración de los documentos contables?, le preguntó el juez. “Solo yo”, respondió Bárcenas. El extesorero, al que el partido defendió en 2009, tras su imputación en el caso Gürtel, como un “ejemplo de profesionalidad y buen hacer” y al que solo ha calificado de “presunto delincuente” cuando ha desvelado la supuesta financiación ilegal de la formación, respondió al porqué no aparecen los ejercicios 1993, 1994 y 1995. “Faltan porque estaban en los ordenadores de Génova (sede del PP) que no me devolvieron”, dijo sin querer obviar el hecho de que la formación conservadora le reservó un despacho en su sede nacional hasta hace meses, un espacio del que desaparecieron dos ordenadores, lo que provocó que denunciara a su partido por robo.
EL PENDRIVE
"Estaban en mi casa”
Bárcenas acudió al lunes a declarar ante el juez Ruz pertrechado de numerosa documentación. En nueve carpetas de diferentes colores —cuatro azules, dos amarillas, una lila, una verde y una sepia— el responsable de las finanzas del PP aportó al magistrado movimientos contables, resguardos de ingreso, recibos de notaría, fotocopias de cheques y demás documentación tanto manuscrita como informática.
También llevó un lápiz de memoria informática (pen drive), en el que supuestamente había guardado una copia de aquellos archivos de los ordenadores desaparecidos.
La instrucción desarrollada por Pablo Ruz no ha tenido sorpresas. El juez se ha limitado, en la mayoría de las ocasiones, a ejecutar la solicitud de diligencias que ha requerido la fiscalía. Y como el ministerio público nunca pidió el registro de la vivienda o el despacho del extesorero del PP, este nunca se hizo. Luis Bárcenas tampoco eludió este hecho y se jactó de haber tenido tanto las nueve carpetas como el pendrive con los ejercicios de la contabilidad b que no han sido publicados siempre en su casa. La información abarca hasta 2009 porque, según dijo, no hay nada posterior.
En cualquier caso, Bárcenas no lanzó toda su artillería pesada y se guarda varias bazas. Según declaró, cuenta aún con documentos en su poder que entregará al juzgado en el futuro.
LOS SOBRESUELDOS
“Mensuales y en metálico”
]Uno de los elementos de los llamados papeles de Bárcenas que más ha escocido en Génova 13 son los supuestos sobresueldos. Según la contabilidad secreta, de los 7,5 millones presuntamente recaudados entre diferentes empresarios del sector de la obra pública, cerca de 3,6 millones fueron destinados a redondear los salarios de los máximos dirigentes populares. Según los papeles, el asesor de estrategia electoral Pedro Arriola fue quien más ingresó 778.012 euros de 1990 a 1993 y entre 2002 y 2003.
El partido ha negado en todo momento la existencia de estos sobresueldos en dinero negro, que se suman a los llamados gastos de representación que cobraban los líderes populares de la contabilidad oficial.
“Sí había sobresueldos”, afirmó Bárcenas en su declaración. “Siempre se entregaba el dinero en presencia de Lapuerta”, añadió para tratar de centrifugar responsabilidades. Se trataba de una operativa que, se excusó, heredó de otro tesorero, Rosendo Naseiro, quien le dio instrucciones para abrir apuntes contables. También Lapuerta, según siguió relatando, le contó cómo pagar los sobresueldos que se pagan “en efectivo”. ¿Quién tenía conocimiento de esta operativa?, le preguntó el juez. “Los perceptores, los tesoreros y yo”, respondió Bárcenas apelando al tiempo que ejerció de gerente del PP. “Al final, también Cristóbal Páez”, detalló, nombrando a quien le sustituyó en la gerencia.
El presidente, el secretario general y los vicesecretarios eran los destinatarios de esos sobresueldos, según contestó el extesorero al juez. Se entregaban “en efectivo y de manera mensual”, afirmó, aunque precisó que "dependían de la liquidez".
El extesorero abundó también en las fechas. “Solo hay anotaciones hasta 2008 pero hubo pagos hasta 2010”, afirmó. Y pasó a detallar los sobresueldos entregados a Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal, en sus despachos, en sobre marrones con su nombre y billetes de 500. “No se les hacía firmar”, adujo. Se apuntaban las entregas en una tarjeta y en un listado que él mismo entregó a Rajoy y que el ahora presidente del Gobierno “metió en la destructora de papeles”, según Bárcenas.
El fiscal, en su turno de preguntas, quiso profundizar en los sobresueldos y el extesorero insistió en que las entregas a los secretarios generales se mantuvieron en el tiempo y “de forma permanente”. En ocasiones, algún cargo público “recomendaba” al tesorero a alguien de su región y entonces se reunían con él para estudiar la entrega. Bárcenas relató cómo, en abril de 2003, el entonces secretario general Javier Arenas le pidió dinero para gastos de vivienda del presidente balear Jaume Matas.
COHECHO
“Las donaciones eran sin contraprestación”
Luis Bárcenas llevaba su declaración bien preparada. Pese a su locuacidad ante la mayoría de preguntas, se guardó de inculparse más allá de lo necesario. “Las donaciones eran sin contraprestación”, dijo para referirse al dinero que los constructores aportaban al PP. Haber admitido la contraprestación hubiera supuesto admitir su participación en el delito de cohecho (aceptar dádivas a cambio de adjudicaciones o contratos públicos) y no lo hizo en ningún momento, aunque llegó a afirmar: “Estábamos incumpliendo la ley de financiación de partidos”. Y abundó: “Habitualmente se superaban las cantidades legales y se fraccionaban”, una afirmación que ya fue descrita por la policía en uno de los informes sobre las prácticas del PP para ocultar las donaciones que superaban el límite permitido.
Tampoco le tembló la voz al señalar que el presidente y los secretarios generales de las distintas etapas conocían la existencia de donaciones ilegales. “Lapuerta les informaba puntualmente”, aseguró.
Luis Bárcenas se encargaba directamente de atender a los empresarios que querían aportar donaciones al partido. Conocía perfectamente la operativa. Entre 1983 y 1992 utilizaron un sistema de captación con datos de las sociedades con grandes beneficios, según explicó. “La relación con los donantes era delicadísima”, describió ante el juez Ruz. Las donaciones se incrementaban en período electoral, tal como reflejan los papeles y tal como mantuvo en su declaración durante la que insistió en que “no eran por el pago de ningún favor” y muchas de ellas “voluntariamente, se hacían con fines electoralistas”.
“En general, no querían recibos”, añadió posteriormente pero, en algunos casos, se entregaba al donante una copia del ingreso en el banco. Tampoco contaban el dinero delante de los donantes porque “eso sería una falta de delicadeza”. “Los donantes, lo que querían es que le viesen la cara”, afirmó. Aún así, el extesorero relató cómo los empresarios que realizaban aportaciones eran recibidos, posteriormente, por algún cargo, “por una u otra autoridad”, dijo. Pero esa gestión política, el encuentro con los cargos públicos, no dependía del dinero que se aportara, según precisó para distanciarse, una vez más del delito de cohecho.
Su intento de exculparse llegó al punto de argüir que el pago de esos sobresueldos tenía un aval jurídico elaborado por el expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, autor de un informe que públicamente y hasta ahora habían atribuido a “Miguel Crisantemo”. “Yo hice lo que Lapuerta me dijo que hiciera”, sostuvo. Y sembró la duda cuando dijo no saber si la caja b del PP sigue en marcha. “No sé si ha terminado”, afirmó.
FILTRACIONES
El juez Ruz, molesto
En mitad de la declaración, Pablo Ruz interrumpió su interrogatorio y, con tono notablemente molesto, recriminó que en las redes sociales se estuviera informando “de lo que está sucediendo aquí”. Tras la advertencia, el juez tomó medidas contra la difusión de los interrogatorios y ayer pidió a la policía un informe sobre la filtración en tiempo real del contenido de la declaración de Bárcenas .
RECIBOS Y NUEVAS OPERACIONES
“Ingresos para pagar hipotecas”
Con su medido relato, el responsable de las cuentas del PP durante dos décadas, también se preocupó de dar credibilidad a su contabilidad manuscrita y aportó y destacó la existencia de recibos de Calixto Ayesa y Jaime Ignacio del Burgo, dos de los cargos del PP que ya habían admitido haber recibido dinero del extesorero. Lo mismo hizo con el recibí de la supuesta comisión que los populares recibieron del entonces presidente de Sacyr, Luis del Rivero, por la adjudicación de un contrato de limpieza en Toledo en 2007.
También habló de operaciones hasta ahora desconocidas y aportó un documento sobre el PP de Vizcaya que, según explicó, certifica la entrega de dinero que esta agrupación hacía en efectivo a Lapuerta. “Se recibía efectivo y se le daba salida a través de una transferencia oficial para pagar hipotecas”, explicó. Estas operaciones se realizaron entre 1999 hasta 2005, dijo.
Con la misma naturalidad y elocuencia habló de una entrega en efectivo en 1993 a Severo Moto para "ayudar en su campaña electoral guineana", relató. Además de este confirmó uno a uno los apuntes que figuran en los papeles, también el del presidente del Tribunal de Cuentas, Ubaldo Nieto, pese a que este lo negó. También el apunte sobre Libertad Digital: “Acebes recibió una llamada de Alberto Recarte (consejero del portal digital) y nos pidió que le echáramos una mano en la ampliación de capital”, explicó Bárcenas. “Lapuerta hizo que determinadas personas del partido suscribiesen acciones compradas con dinero del partido”.
Entre las salidas, Luis Bárcenas identificó tres pagos para la defensa del caso Naseiro y el abogado de Salvador Palop, que fue concejal del PP de Valencia, también imputado en la trama sobre supuesta financiación irregular del PP a principios de los 90. Minutos después, a preguntas del fiscal, precisó que ninguno de los pagos para la defensa de Naseiro salió la contabilidad oficial.
LOS ALUDIDOS
Un millón de José Luis Moreno
El examen de las cuentas secretas fue exhaustivo. Ruz y Bárcenas repasaron uno por uno los hasta los nombres secundarios que figuran en los manuscritos. El más conocido de los donantes es “Moreno”, al que Bárcenas identifica con el empresario del espectáculo José Luis Moreno. El ventrílocuo padrino de Monchito y el cuervo Rockefeller figura en dos anotaciones: una de un millón de pesetas y otra de 6.000 euros.
En los papeles aparecen tres anotaciones, entre 2006 y 2008 por un total de 637.000 euros para Gonzalo Urquijo, el arquitecto que rehabilitó la sede del PP. Bárcenas confirmó que el desembolso corresponde a liquidaciones de la empresa que hizo las obras y que "seguramente no se realizó a propuesta del constructor" sino que el pago en b salió del propio PP "porque tendríamos más dinero en negro que en blanco".
Bárcenas también relató pagos a Elvira Rodríguez, ministra de Medio Ambiente entre 2003 y 2004 y ahora presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y a Ana Palacio, ministra de Exteriores entre 2002 y 2004, que ha negado haber recibido ningún pago.