Otro del Tour de Francia se confiesa: el alemán Erik Zabel se dopó entre 1996 y 2003

Berlín, EFE
El alemán Erik Zabel ha confesado que tomó sustancias dopantes como corredor profesional entre 1996 y 2003 y que mintió hace seis años cuando dijo que había experimentado con EPO sólo una vez.
“EPO, cortisona, luego incluso dopaje sanguíneo; realmente es un montón”, afirma en una entrevista con el diario alemán “Süddeutsche Zeitung” después de que la semana pasada saliera a la luz el informe de una comisión de investigación del Senado francés en la que aparecía su nombre en la lista de dopados en el Tour de 1998.


Zabel, que corrió su primer Tour en 1994 con el T
elekom y ganó dos etapas en el de 1995, asegura que aquellos éxitos los consiguió “limpio”.

Su error fue “querer más”. “Los patrocinadores estaban descontentos con el rendimiento del equipo en el pelotón se oían frases como ‘¿Has visto como han corrido hoy éste o aquél?’ y descubrías que nunca tendrías una oportunidad frente a determinados ciclistas”, relata.

En 1996 cruzó la frontera sin reflexionar demasiado, pero no se excusa: “Sabía que estaba prohibido y nadie me forzó a tomar EPO (eritropoietina). Fue mi decisión”.

Ya dopado ganó en ese Tour su primer maillot verde. Zabel acusa al exmasajista de Telekom Jef D’Hont de haber llevado la EPO al equipo. En 1996 él le suministró la sustancia y Zabel le pagó personalmente, después los pagos se hacían al final del año.


Foto: AFP
Tomó más EPO en los Tour de 1997 y 1998 y en la siguiente temporada apunta que lo dejó, pero, como en los años anteriores, tomó un par de veces Synacthen -sustancia que estimula la producción de cortisona en el cuerpo- y regularmente la denominada “botellita final”, “la bebida milagrosa de Jef que era su mayor secreto”.

Esa bebida, según señala, se siguió tomando en el equipo incluso cuando Jef D’Hont lo abandonó a finales de 1996, aunque Zabel asegura que no sabe si contenía sustancias prohibidas.

El alemán reconoce que tuvo nuevos “momentos de debilidad” con la EPO entre 2000 y 2002, pero que sólo volvió a tomarla en los entrenamientos, nunca más durante el Tour.

La EPO se acabó en 2002, pero no el dopaje: “En 2003 me sometí a una autotransfusión antes del Tour de Francia”, reconoce Zabel.

Asumiendo que tal vez no se le crea, asegura que a partir de esa fecha dejó de recurrir a métodos y sustancias prohibidas (al margen de las “botellitas” que tomó también en 2004 y 2005) y que se mantuvo limpio hasta 2008.

Zabel justifica sus mentiras y su silencio en su “egoísmo”, en las ganas que tenía de mantener su sueño de ser corredor profesional, algo que, reconocer, no habría vivido sin EPO.

El deportista alemán muestra su arrepentimiento por la rueda de prensa que ofreció en 2007, en la que admitió haber tomado EPO “por corto tiempo” para el Tour de 1996 y dijo que había sido sólo un experimento.

Si confesaba, añadió entonces, era por su hijo Rick, que montaba en bicicleta.

Ahora cree que mezclarlo en aquella rueda de prensa fue su mayor error y destaca que ha decidido decir la verdad por él, que tiene 19 años y ha firmado su primer contrato como ciclista profesional.

A Rick le contó la verdad el pasado miércoles, cuando se conoció la noticia de París.

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