“Me gasificaba, me arrastraba y me hizo abortar”
La Paz, Erbol
El drama de un matrimonio de policías. Una mujer de la Policía Boliviana rompió el silencio y denunció públicamente a través de ERBOL que fue víctima de constantes golpes y otras acciones violentas de parte de su esposo, que terminó en el aborto de dos de sus hijos.
La cabo de la policía, que se presentó en los estudios de la Erbol La Paz, pidió guardar en reserva su nombre y relató –todavía visiblemente atemorizada– todo el drama de su matrimonio con el subteniente Willy Winto Mita Poma, quien se encuentra recluido con detención preventiva en el penal de San Pedro de La Paz desde el pasado 1 de mayo.
“Desde la época de enamoramiento, sufrí violencia psicológica. Me cegué por el amor, me empezó a prohibir muchas cosas, al final, me vi embarazada de mi primer bebé, de ahí, a los cuatro meses de embarazo empezó a agredirme físicamente, con una serie de mentiras, engaños (rompe en llanto), para entonces ya estábamos casados”, dijo.
Calificó de “tremendo” los golpes de su esposo y aseguró que en medio de su confusión recurrió ante los familiares del subteniente, pero no hicieron nada, al extremo de que sólo la habrían sugestionado para que no lo denunciara.
“A mis cuatro meses de embarazo de mi primer bebé, me golpeaba, me arrastraba con el vehículo y era delante de su familia, sus familiares jamás dijeron nada, mi vergüenza era muy grande porque yo formo parte de la institución (policial), una de sus hermanas es abogada y es funcionaria pública del juzgado de Achocalla y me decía ‘cómo vas a denunciar a tu marido, es el padre de tu hijo’, al final me sentí tan amedrentada que terminé callando”, lamentó.
Pese a los golpes, tuvo a su primer bebé de manera prematura y el nacimiento de su primer hijo no cambió en nada la actitud violenta de su esposo, quien a sólo dos semanas del parto, la volvió a someter a una brutal agresión.
“Han seguido las peleas, a las dos semanas de nacido mi bebé, me gasificó en el auto, me quitó a mi bebé. Cuando yo no quería acceder a algo o me resistía, él agarraba a mi bebé y se lo llevaba, varias veces me quitó a mi bebé”, agregó.
Dijo que se sentía una mujer frustrada y recién ahora entiende que parte de agresión se debía porque él tenía una amante.
“Me engañaba, pero no le decía nada, porque todo era excusa para agredirme, le pedía prestado un peso y reaccionaba con violencia. Él me decía, 'yo no te golpeo, vos te pones en mi camino', cuando caminaba me decía, 'cuento 10, cuento tres, tienes que levantarte, tienes que salir', como sea me salía en las mañanas, porque si tardaba me empezaba a dar bofetadas y patadas”, recordó.
La mujer le tenía mucho miedo a su agresor, porque cualquier excusa servía para someterla nuevamente a agresiones físicas y psicológicas.
“Todo era por mi culpa, sino tenía dinero, era mi culpaba; si la comida estaba mal, era por mi culpa; incluso quería que yo le de dinero... todo era mi culpa”, sostuvo.
Segundo embarazo
La mujer era obligada a tener relaciones sexuales y cuando intentaba usar algún método anticonceptivo, su esposo terminaba golpeándola nuevamente. Así volvió a embarazarse.
“Vino mi segundo embarazo y a los tres meses lo perdí, porque el año pasado tenia que ascender, entonces estaba estudiando para eso, le pedí que por favor me preste su arma para practicar, él se molestó de eso, quería que le pague por el flete, de eso empezamos a pelear, incluso quería que le de dinero por las municiones que gasté. Empecé a sangrar y vi a mi bebé, él no decía nada, me agarró y no me dejó salir ese día”, reveló.
Tercer embarazo
Según la denunciante, el subteniente la seguía obligando a tener relaciones sexuales tras el primer aborto que sufrió por los golpes.
“Yo quería cuidarme, a veces no quería mantener intimidad, pero él decía que yo estaba esperando embarazarme de otro hombre a sus espaldas. Entonces, ya estaba embazada nuevamente, de unos dos meses, era un 23 de enero (de este año) y me volvió a golpear, luego me fui a hacer revisar (y seguía embarazada), estuvo normal, pero el 29 y el 30 de abril me golpeó tremendamente y perdí a mi bebé”, narró.
Los médicos hicieron la denuncia
Lucio Flores, abogado de la agredida, acotó que el imputado también estaba estudiando la carrera de Derecho en la Universidad Pública de El Alto (UPEA) y ahora se encuentra encarcelado, pero no por denuncia de su esposa, sino por la intervención de los galenos que la atendieron en su segundo aborto.
“El señor fue recluido en el penal de San Pedro el 1 de mayo por el Juzgado Quinto de Instrucción en lo Penal de La Paz. A denuncia de terceras personas, porque en el traslado de la víctima de su domicilio al hospital, el victimario ya la amenazó, le dijo que diga que se cayó, entonces, ella cumplió sus órdenes cuando perdió a su segundo bebé. Pero los galenos, no creyeron esta versión, tenía moretones, por lo que sacan al subteniente con pretextos fuera de la sala donde estaba internada, entonces convencieron a la señora a decir la verdad, recién ella confesó que su esposo la agredía cada vez”, afirmó el abogado.
Temen por la vida de la mujer policía
El jurista aseguró que teme por la vida de su clienta porque el agresor tiene antecedentes “delincuenciales”.
“Estando de cadete, enfrentó un proceso por falsedad material, falsedad ideológica, allanamiento y otros en la justicia ordinaria. Para llegar a subteniente entró a estudiar Derecho en la UPEA. En su ejercicio de oficial, siguió dedicándose a actos ilícitos, se dedica a contrabando de autos chutos”, apuntó.
El drama de un matrimonio de policías. Una mujer de la Policía Boliviana rompió el silencio y denunció públicamente a través de ERBOL que fue víctima de constantes golpes y otras acciones violentas de parte de su esposo, que terminó en el aborto de dos de sus hijos.
La cabo de la policía, que se presentó en los estudios de la Erbol La Paz, pidió guardar en reserva su nombre y relató –todavía visiblemente atemorizada– todo el drama de su matrimonio con el subteniente Willy Winto Mita Poma, quien se encuentra recluido con detención preventiva en el penal de San Pedro de La Paz desde el pasado 1 de mayo.
“Desde la época de enamoramiento, sufrí violencia psicológica. Me cegué por el amor, me empezó a prohibir muchas cosas, al final, me vi embarazada de mi primer bebé, de ahí, a los cuatro meses de embarazo empezó a agredirme físicamente, con una serie de mentiras, engaños (rompe en llanto), para entonces ya estábamos casados”, dijo.
Calificó de “tremendo” los golpes de su esposo y aseguró que en medio de su confusión recurrió ante los familiares del subteniente, pero no hicieron nada, al extremo de que sólo la habrían sugestionado para que no lo denunciara.
“A mis cuatro meses de embarazo de mi primer bebé, me golpeaba, me arrastraba con el vehículo y era delante de su familia, sus familiares jamás dijeron nada, mi vergüenza era muy grande porque yo formo parte de la institución (policial), una de sus hermanas es abogada y es funcionaria pública del juzgado de Achocalla y me decía ‘cómo vas a denunciar a tu marido, es el padre de tu hijo’, al final me sentí tan amedrentada que terminé callando”, lamentó.
Pese a los golpes, tuvo a su primer bebé de manera prematura y el nacimiento de su primer hijo no cambió en nada la actitud violenta de su esposo, quien a sólo dos semanas del parto, la volvió a someter a una brutal agresión.
“Han seguido las peleas, a las dos semanas de nacido mi bebé, me gasificó en el auto, me quitó a mi bebé. Cuando yo no quería acceder a algo o me resistía, él agarraba a mi bebé y se lo llevaba, varias veces me quitó a mi bebé”, agregó.
Dijo que se sentía una mujer frustrada y recién ahora entiende que parte de agresión se debía porque él tenía una amante.
“Me engañaba, pero no le decía nada, porque todo era excusa para agredirme, le pedía prestado un peso y reaccionaba con violencia. Él me decía, 'yo no te golpeo, vos te pones en mi camino', cuando caminaba me decía, 'cuento 10, cuento tres, tienes que levantarte, tienes que salir', como sea me salía en las mañanas, porque si tardaba me empezaba a dar bofetadas y patadas”, recordó.
La mujer le tenía mucho miedo a su agresor, porque cualquier excusa servía para someterla nuevamente a agresiones físicas y psicológicas.
“Todo era por mi culpa, sino tenía dinero, era mi culpaba; si la comida estaba mal, era por mi culpa; incluso quería que yo le de dinero... todo era mi culpa”, sostuvo.
Segundo embarazo
La mujer era obligada a tener relaciones sexuales y cuando intentaba usar algún método anticonceptivo, su esposo terminaba golpeándola nuevamente. Así volvió a embarazarse.
“Vino mi segundo embarazo y a los tres meses lo perdí, porque el año pasado tenia que ascender, entonces estaba estudiando para eso, le pedí que por favor me preste su arma para practicar, él se molestó de eso, quería que le pague por el flete, de eso empezamos a pelear, incluso quería que le de dinero por las municiones que gasté. Empecé a sangrar y vi a mi bebé, él no decía nada, me agarró y no me dejó salir ese día”, reveló.
Tercer embarazo
Según la denunciante, el subteniente la seguía obligando a tener relaciones sexuales tras el primer aborto que sufrió por los golpes.
“Yo quería cuidarme, a veces no quería mantener intimidad, pero él decía que yo estaba esperando embarazarme de otro hombre a sus espaldas. Entonces, ya estaba embazada nuevamente, de unos dos meses, era un 23 de enero (de este año) y me volvió a golpear, luego me fui a hacer revisar (y seguía embarazada), estuvo normal, pero el 29 y el 30 de abril me golpeó tremendamente y perdí a mi bebé”, narró.
Los médicos hicieron la denuncia
Lucio Flores, abogado de la agredida, acotó que el imputado también estaba estudiando la carrera de Derecho en la Universidad Pública de El Alto (UPEA) y ahora se encuentra encarcelado, pero no por denuncia de su esposa, sino por la intervención de los galenos que la atendieron en su segundo aborto.
“El señor fue recluido en el penal de San Pedro el 1 de mayo por el Juzgado Quinto de Instrucción en lo Penal de La Paz. A denuncia de terceras personas, porque en el traslado de la víctima de su domicilio al hospital, el victimario ya la amenazó, le dijo que diga que se cayó, entonces, ella cumplió sus órdenes cuando perdió a su segundo bebé. Pero los galenos, no creyeron esta versión, tenía moretones, por lo que sacan al subteniente con pretextos fuera de la sala donde estaba internada, entonces convencieron a la señora a decir la verdad, recién ella confesó que su esposo la agredía cada vez”, afirmó el abogado.
Temen por la vida de la mujer policía
El jurista aseguró que teme por la vida de su clienta porque el agresor tiene antecedentes “delincuenciales”.
“Estando de cadete, enfrentó un proceso por falsedad material, falsedad ideológica, allanamiento y otros en la justicia ordinaria. Para llegar a subteniente entró a estudiar Derecho en la UPEA. En su ejercicio de oficial, siguió dedicándose a actos ilícitos, se dedica a contrabando de autos chutos”, apuntó.