Egipto reconsidera el nombre de El Baradei como Primer Ministro
Los islamistas lanzan una nueva oleada de protestas contra los militares
El viernes murieron 36 personas y 1.100 resultaron heridas
David Alandete
El Cairo, El País
Los partidarios de Mohamed Morsi volvieron el sábado a miles a las calles de El Cairo a pedir que se reinstale en el poder al presidente depuesto, dando señales de que no cesarán sus protestas y demandas. Mientras, las nuevas autoridades interinas siguieron avanzando en la hoja de ruta trazada por los militares. El sábado el nuevo Presidente interino, el juez Adli Mansour, tanteó al líder opositor y premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei como posible primer ministro de un Ejecutivo de transición. La oposición inmediata del partido salafista Nour, que apoyó el golpe de Estado contra los Hermanos Musulmanes, le hizo reconsiderar esa opción. Un portavoz de la presidencia dijo por la noche que no hay una fecha concreta para elegir Primer Ministro y que en ese proceso se debe considerar la oposición islamista a El Baradei.
El premio Nobel apoyó la maniobra de los militares y acompañó al general Abdel Fatah al Sisi cuando anunció en televisión la consumación del golpe. Director de la Agencia Internacional para la Energía Atómica entre 1997 y 2009, El Baradei había sido elegido por el opositor Frente de Salvación Nacional y el movimiento juvenil Tamarrod (Rebélate, en árabe) para dialogar con los militares y liderar su proceso de transición tras el derrocamiento de Morsi. Cuando los medios egipcios informaron de su posible nombramiento, la plaza de Tahrir, donde se reunían cientos de personas, estalló en celebraciones con fuegos artificiales y vítores. En las manifestaciones islamistas contra el golpe, sin embargo, se gritó: "¡No lo logró en las urnas y ahora lo quieren imponer los militares!".
En la conferencia de prensa de por la noche, el portavoz del Presidente, Ahmed al Muslimani dijo: “El Presidente interino Adli Mansur se reunió hoy con el doctor El Baradei, pero hasta ahora no ha habido un nombramiento oficial”. Posteriormente añadió que la suya es “la opción lógica”. Al Muslimani dijo que los Hermanos Musulmanes, levantados en protestas contra el golpe y el nuevo Gobierno interino, tiene las puertas abiertas para participar en el proceso político y presentarse a las elecciones legislativas y presidenciales que se convocarán próximamente.
Los Hermanos Musulmanes, sin embargo, nada quieren saber de ese nuevo proceso político, porque lo consideran ilegítimo. "Hemos rechazado este golpe de Estado y rechazaremos todo lo que venga de él", había dicho previamente Gehad el Haddad, portavoz de la hermandad. "¡No nos representa!", gritaban, en referencia a El Baradei, los concentrados en una marcha hacia el cuartel de la Guardia Republicana, donde las Fuerzas Armadas mantienen detenido a Morsi. En esa manifestación homenajearon como mártires a cuatro de los 37 fallecidos en el viernes de protestas contra el nuevo régimen, en las que las fuerzas del orden cargaron con perdigones y gas lacrimógeno.
Líderes del movimiento Tamarod dieron el sábado la elección de El Baradei, su representante, por segura. Se toparon, sin embargo, con la oposición del Partido Nour, la segunda fuerza islámica del país tras los Hermanos Musulmanes, que amenazó con retirar su apoyo al nuevo Gobierno interino si se elegía a El Baradei para liderar el Ejecutivo. Perder el apoyo de Nour debilitaría notablemente el nuevo proceso político abierto por las fuerzas armadas, que han creado un frente de alianzas seculares y religiosas contra el poder de la hermandad, a cuya facción política pertenece Morsi.
La Casa Blanca emitió por la noche un comunicado de condena a la violencia que ha asolado Egipto en los días posteriores al golpe y dijo que no tomará parte por ninguna de las dos partes en liza en el conflicto interno. “El presidente [Barack Obama] ha condenado la violencia que afecta a Egipto y ha expresado su preocupación por la continuada polarización política. Ha recalcado que Estados Unidos no se ha alineado ni apoya a ningún partido ni grupo político específico en Egipto”, dijo.
En lo que pudo ser el primer ataque de naturaleza sectaria en Egipto desde el golpe de Estado contra Morsi, un grupo armado mató el sábado a tiros a un clérigo cristiano copto en El Arish, en el norte de la península del Sinaí. La víctima era Mina Aboud Sharween, según las fuerzas de seguridad, que dijeron que están investigando la posibilidad de que los autores fueran miembros de una célula islamista que en los días pasados atacó puestos militares en el este del país. El miércoles el patriarca copto, Teodoro II, había comparecido junto a El Baradei y el general Al Sisi cuando este último anunció el golpe de Estado.
En la concentración celebrada el sábado frente a la mezquita de Raba el Adawiya, miles de simpatizantes de Morsi juraban permanecer en la calle hasta que su presidente regrese a gobernar la nación. "Estamos para quedarnos", decía, con un palo en la mano y un pañuelo con el emblema y el color verde de la Hermandad en la cabeza, Gamal Shafik, de 35 años. "Esto no lo hacemos solo por el doctor Morsi, sino por Dios y la religión. Lo que han hecho los líderes del Ejército es atacar a los fieles musulmanes, los que somos devotos, no como ellos". En los pasados días los discursos se han radicalizado, la sensación de guerra religiosa agudizado.
El Ejército había guardado el viernes con vehículos acorazados y tropas los accesos a la plaza de Tahrir, centro de las revueltas de 2011 y las pasadas semanas. Una marcha islamista, procedente de la Universidad de El Cairo, donde también han acampado partidarios de Morsi, pasó a través del distrito de El Manial, una isla en la ribera oriental del Nilo. El resultado fue una noche de violencia y caos, algo que los islamistas mantienen que es solo un aperitivo de lo que puede suceder en los próximos días.
"Llegaron a miles al por la nochecer, mucha gente se escondió", decía Ibrahim Hassan, de 24 años, señalando la pared de un edificio en la que se veían agujeros de bala. "Gritaban 'Dios es grande' mientras disparaban al aire", añadió. En una de las calles, una tienda anunciaba la muerte del dueño, un joven de 26 años de nombre Abdalá Abdelazim. Los vecinos decían al atardecer que solo en ese barrio habían muerto entre 7 y 10 personas, algo que las autoridades no confirmaron.
Tres días después del golpe, con Morsi detenido en manos de la Guardia Republicana que debería haberle protegido, su predecesor en el cargo, Hosni Mubarak, abandonó brevemente su encierro. Con sus sempiternas gafas de sol y gesto circunspecto, en la celda que se ha habilitado para separarle en el juzgado en el que se dirime la causa contra él, permaneció callado mientras sus abogados declaraban su inocencia. Se les juzga por segunda vez a él y a sus hijos, Gamal y Alaa, por abuso de poder y participación en la muerte de hasta 850 manifestantes en las protestas de 2011.
El viernes murieron 36 personas y 1.100 resultaron heridas
David Alandete
El Cairo, El País
Los partidarios de Mohamed Morsi volvieron el sábado a miles a las calles de El Cairo a pedir que se reinstale en el poder al presidente depuesto, dando señales de que no cesarán sus protestas y demandas. Mientras, las nuevas autoridades interinas siguieron avanzando en la hoja de ruta trazada por los militares. El sábado el nuevo Presidente interino, el juez Adli Mansour, tanteó al líder opositor y premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei como posible primer ministro de un Ejecutivo de transición. La oposición inmediata del partido salafista Nour, que apoyó el golpe de Estado contra los Hermanos Musulmanes, le hizo reconsiderar esa opción. Un portavoz de la presidencia dijo por la noche que no hay una fecha concreta para elegir Primer Ministro y que en ese proceso se debe considerar la oposición islamista a El Baradei.
El premio Nobel apoyó la maniobra de los militares y acompañó al general Abdel Fatah al Sisi cuando anunció en televisión la consumación del golpe. Director de la Agencia Internacional para la Energía Atómica entre 1997 y 2009, El Baradei había sido elegido por el opositor Frente de Salvación Nacional y el movimiento juvenil Tamarrod (Rebélate, en árabe) para dialogar con los militares y liderar su proceso de transición tras el derrocamiento de Morsi. Cuando los medios egipcios informaron de su posible nombramiento, la plaza de Tahrir, donde se reunían cientos de personas, estalló en celebraciones con fuegos artificiales y vítores. En las manifestaciones islamistas contra el golpe, sin embargo, se gritó: "¡No lo logró en las urnas y ahora lo quieren imponer los militares!".
En la conferencia de prensa de por la noche, el portavoz del Presidente, Ahmed al Muslimani dijo: “El Presidente interino Adli Mansur se reunió hoy con el doctor El Baradei, pero hasta ahora no ha habido un nombramiento oficial”. Posteriormente añadió que la suya es “la opción lógica”. Al Muslimani dijo que los Hermanos Musulmanes, levantados en protestas contra el golpe y el nuevo Gobierno interino, tiene las puertas abiertas para participar en el proceso político y presentarse a las elecciones legislativas y presidenciales que se convocarán próximamente.
Los Hermanos Musulmanes, sin embargo, nada quieren saber de ese nuevo proceso político, porque lo consideran ilegítimo. "Hemos rechazado este golpe de Estado y rechazaremos todo lo que venga de él", había dicho previamente Gehad el Haddad, portavoz de la hermandad. "¡No nos representa!", gritaban, en referencia a El Baradei, los concentrados en una marcha hacia el cuartel de la Guardia Republicana, donde las Fuerzas Armadas mantienen detenido a Morsi. En esa manifestación homenajearon como mártires a cuatro de los 37 fallecidos en el viernes de protestas contra el nuevo régimen, en las que las fuerzas del orden cargaron con perdigones y gas lacrimógeno.
Líderes del movimiento Tamarod dieron el sábado la elección de El Baradei, su representante, por segura. Se toparon, sin embargo, con la oposición del Partido Nour, la segunda fuerza islámica del país tras los Hermanos Musulmanes, que amenazó con retirar su apoyo al nuevo Gobierno interino si se elegía a El Baradei para liderar el Ejecutivo. Perder el apoyo de Nour debilitaría notablemente el nuevo proceso político abierto por las fuerzas armadas, que han creado un frente de alianzas seculares y religiosas contra el poder de la hermandad, a cuya facción política pertenece Morsi.
La Casa Blanca emitió por la noche un comunicado de condena a la violencia que ha asolado Egipto en los días posteriores al golpe y dijo que no tomará parte por ninguna de las dos partes en liza en el conflicto interno. “El presidente [Barack Obama] ha condenado la violencia que afecta a Egipto y ha expresado su preocupación por la continuada polarización política. Ha recalcado que Estados Unidos no se ha alineado ni apoya a ningún partido ni grupo político específico en Egipto”, dijo.
En lo que pudo ser el primer ataque de naturaleza sectaria en Egipto desde el golpe de Estado contra Morsi, un grupo armado mató el sábado a tiros a un clérigo cristiano copto en El Arish, en el norte de la península del Sinaí. La víctima era Mina Aboud Sharween, según las fuerzas de seguridad, que dijeron que están investigando la posibilidad de que los autores fueran miembros de una célula islamista que en los días pasados atacó puestos militares en el este del país. El miércoles el patriarca copto, Teodoro II, había comparecido junto a El Baradei y el general Al Sisi cuando este último anunció el golpe de Estado.
En la concentración celebrada el sábado frente a la mezquita de Raba el Adawiya, miles de simpatizantes de Morsi juraban permanecer en la calle hasta que su presidente regrese a gobernar la nación. "Estamos para quedarnos", decía, con un palo en la mano y un pañuelo con el emblema y el color verde de la Hermandad en la cabeza, Gamal Shafik, de 35 años. "Esto no lo hacemos solo por el doctor Morsi, sino por Dios y la religión. Lo que han hecho los líderes del Ejército es atacar a los fieles musulmanes, los que somos devotos, no como ellos". En los pasados días los discursos se han radicalizado, la sensación de guerra religiosa agudizado.
El Ejército había guardado el viernes con vehículos acorazados y tropas los accesos a la plaza de Tahrir, centro de las revueltas de 2011 y las pasadas semanas. Una marcha islamista, procedente de la Universidad de El Cairo, donde también han acampado partidarios de Morsi, pasó a través del distrito de El Manial, una isla en la ribera oriental del Nilo. El resultado fue una noche de violencia y caos, algo que los islamistas mantienen que es solo un aperitivo de lo que puede suceder en los próximos días.
"Llegaron a miles al por la nochecer, mucha gente se escondió", decía Ibrahim Hassan, de 24 años, señalando la pared de un edificio en la que se veían agujeros de bala. "Gritaban 'Dios es grande' mientras disparaban al aire", añadió. En una de las calles, una tienda anunciaba la muerte del dueño, un joven de 26 años de nombre Abdalá Abdelazim. Los vecinos decían al atardecer que solo en ese barrio habían muerto entre 7 y 10 personas, algo que las autoridades no confirmaron.
Tres días después del golpe, con Morsi detenido en manos de la Guardia Republicana que debería haberle protegido, su predecesor en el cargo, Hosni Mubarak, abandonó brevemente su encierro. Con sus sempiternas gafas de sol y gesto circunspecto, en la celda que se ha habilitado para separarle en el juzgado en el que se dirime la causa contra él, permaneció callado mientras sus abogados declaraban su inocencia. Se les juzga por segunda vez a él y a sus hijos, Gamal y Alaa, por abuso de poder y participación en la muerte de hasta 850 manifestantes en las protestas de 2011.