Bolivia culpa ahora a España de retener el avión de Morales
La Paz convoca al embajador español junto a los de Francia, Italia y Portugal
Felipe González afirma que no es de recibo lo ocurrido con el 'extraño vuelo'
Miguel González
Madrid, El País
España no consigue zafarse del enredo diplomático provocado por la retención en Europa del avión oficial del presidente boliviano, Evo Morales, ante la sospecha de que viajaba a bordo el excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden.
El ministerio español de Exteriores respiró aliviado después de que, el miércoles por la tarde, la cancillería boliviana le dejase fuera de la lista de representantes diplomáticos a los que pensaba convocar para trasladarles su protesta: los embajadores de Francia e Italia y el cónsul de Portugal. Sin embargo, la ministra de Comunicación boliviana, Amanda Dávila, ha anunciado a Efe que también será llamado el embajador español en La Paz, Ángel Vázquez.
El anuncio se produjo pocas horas después de que la cumbre celebrada en Cochabamba (Bolivia) por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) volviera a meter a España en el saco de los responsables de humillar al presidente Morales. Los mandatarios de Argentina, Ecuador, Uruguay, Venezuela, Surinam y Bolivia exigieron a “Francia, Portugal, Italia y España que expliquen las razones de la decisión de impedir el sobrevuelo del avión presidencial de Bolivia por su espacio aéreo y que presenten las disculpas públicas correspondientes”. En términos muy duros, los presidentes suramericanos —con la ausencia de Chile, Perú y Colombia y con la presencia de una delegación brasileña de bajo nivel— denunciaron “la flagrante violación de los tratados internaciones” y adviertieron de que “el agravio sufrido por el presidente Morales ofende no solo al pueblo boliviano sino a todas nuestras naciones”.
El Gobierno español no daba crédito. “España no tiene que pedir ninguna disculpa, porque el espacio aéreo nunca ha estado cerrado y la escala inicial no se anuló nunca”, respondió el jefe de la diplomacia española, José Manuel García-Margallo, en TVE. La declaración de Unasur contrasta con la carta que, el pasado 2 de julio, dirigió el canciller boliviano David Choquehuanca, a su homólogo español, en la que le expresaba su agradecimiento “por la inmediata respuesta del Gobierno español al autorizar el sobrevuelo y aterrizaje” del avión oficial del presidente Morales; y consideraba este hecho “una demostración y confirmación del alto nivel de amistad que une a nuestros respectivos países”.
Ese mismo día, según la página web de su ministerio, Choquehuanca agradeció públicamente la actitud de España.
El giro de La Paz llevó a Margallo a desvelar el contenido de la conversación que mantuvo con su homólogo boliviano, en la noche del miércoles: “Me llamó para que intentase mediar con Francia e Italia para que abriesen el espacio aéreo. Yo le dije; necesito una garantía escrita, cosa que me envió y agradecí. Y él me dijo: si es necesario, estamos dispuestos a que se registre el avión. Pues yo te mando al embajador y hacéis lo que queráis, le contesté”.
Según el relato de Margallo, fue el canciller boliviano quien pidió la mediación de España después de que Francia e Italia (pero también Portugal) revocasen el permiso de sobrevuelo al avión de Morales, que regresaba de Moscú, lo que le obligó a desviarse a Viena, donde pasó 13 horas atrapado. Margallo condicionó su mediación a que se le garantizase por escrito que Snowden no iba a bordo, lo que Choquehuanca hizo. Y también habría accedido a que el avión fuese inspeccionado, lo que explica la conducta del embajador español en Viena.
Margallo asegura que el embajador acudió al aeropuerto a “buscar las condiciones para que se abriese el espacio aéreo francés y para acelerar la escala en Las Palmas”, pero nunca condicionó la autorización de la escala a un registro. Morales explicó, por su parte, que el diplomático le pidió que le invitase a tomar un café en el interior del avión para comprobar quién iba a bordo, a lo que él se negó de plano.
Exteriores atribuye el cambio de actitud de Bolivia a las presiones del presidente venezolano, Nicolas Maduro, quien llegó a calificar de “infame” al Gobierno de Mariano Rajoy.
La cuestión pendiente es si Snowden viajaba o no en el avión. Margallo asegura que la noticia de que iba dentro se basaba en “datos claros”, pero le bastó el desmentido de Choquehuanca para descartarla. Aun así reconoce que temió que, de pronto, Snowden bajase del avión en Canarias. Washington guarda silencio pero el miércoles pidió la extradición del ex espía a Bolivia y Venezuela.
Felipe González afirma que no es de recibo lo ocurrido con el 'extraño vuelo'
Miguel González
Madrid, El País
España no consigue zafarse del enredo diplomático provocado por la retención en Europa del avión oficial del presidente boliviano, Evo Morales, ante la sospecha de que viajaba a bordo el excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden.
El ministerio español de Exteriores respiró aliviado después de que, el miércoles por la tarde, la cancillería boliviana le dejase fuera de la lista de representantes diplomáticos a los que pensaba convocar para trasladarles su protesta: los embajadores de Francia e Italia y el cónsul de Portugal. Sin embargo, la ministra de Comunicación boliviana, Amanda Dávila, ha anunciado a Efe que también será llamado el embajador español en La Paz, Ángel Vázquez.
El anuncio se produjo pocas horas después de que la cumbre celebrada en Cochabamba (Bolivia) por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) volviera a meter a España en el saco de los responsables de humillar al presidente Morales. Los mandatarios de Argentina, Ecuador, Uruguay, Venezuela, Surinam y Bolivia exigieron a “Francia, Portugal, Italia y España que expliquen las razones de la decisión de impedir el sobrevuelo del avión presidencial de Bolivia por su espacio aéreo y que presenten las disculpas públicas correspondientes”. En términos muy duros, los presidentes suramericanos —con la ausencia de Chile, Perú y Colombia y con la presencia de una delegación brasileña de bajo nivel— denunciaron “la flagrante violación de los tratados internaciones” y adviertieron de que “el agravio sufrido por el presidente Morales ofende no solo al pueblo boliviano sino a todas nuestras naciones”.
El Gobierno español no daba crédito. “España no tiene que pedir ninguna disculpa, porque el espacio aéreo nunca ha estado cerrado y la escala inicial no se anuló nunca”, respondió el jefe de la diplomacia española, José Manuel García-Margallo, en TVE. La declaración de Unasur contrasta con la carta que, el pasado 2 de julio, dirigió el canciller boliviano David Choquehuanca, a su homólogo español, en la que le expresaba su agradecimiento “por la inmediata respuesta del Gobierno español al autorizar el sobrevuelo y aterrizaje” del avión oficial del presidente Morales; y consideraba este hecho “una demostración y confirmación del alto nivel de amistad que une a nuestros respectivos países”.
Ese mismo día, según la página web de su ministerio, Choquehuanca agradeció públicamente la actitud de España.
El giro de La Paz llevó a Margallo a desvelar el contenido de la conversación que mantuvo con su homólogo boliviano, en la noche del miércoles: “Me llamó para que intentase mediar con Francia e Italia para que abriesen el espacio aéreo. Yo le dije; necesito una garantía escrita, cosa que me envió y agradecí. Y él me dijo: si es necesario, estamos dispuestos a que se registre el avión. Pues yo te mando al embajador y hacéis lo que queráis, le contesté”.
Según el relato de Margallo, fue el canciller boliviano quien pidió la mediación de España después de que Francia e Italia (pero también Portugal) revocasen el permiso de sobrevuelo al avión de Morales, que regresaba de Moscú, lo que le obligó a desviarse a Viena, donde pasó 13 horas atrapado. Margallo condicionó su mediación a que se le garantizase por escrito que Snowden no iba a bordo, lo que Choquehuanca hizo. Y también habría accedido a que el avión fuese inspeccionado, lo que explica la conducta del embajador español en Viena.
Margallo asegura que el embajador acudió al aeropuerto a “buscar las condiciones para que se abriese el espacio aéreo francés y para acelerar la escala en Las Palmas”, pero nunca condicionó la autorización de la escala a un registro. Morales explicó, por su parte, que el diplomático le pidió que le invitase a tomar un café en el interior del avión para comprobar quién iba a bordo, a lo que él se negó de plano.
Exteriores atribuye el cambio de actitud de Bolivia a las presiones del presidente venezolano, Nicolas Maduro, quien llegó a calificar de “infame” al Gobierno de Mariano Rajoy.
La cuestión pendiente es si Snowden viajaba o no en el avión. Margallo asegura que la noticia de que iba dentro se basaba en “datos claros”, pero le bastó el desmentido de Choquehuanca para descartarla. Aun así reconoce que temió que, de pronto, Snowden bajase del avión en Canarias. Washington guarda silencio pero el miércoles pidió la extradición del ex espía a Bolivia y Venezuela.