Al menos 51 muertos en Egipto, islamistas llaman a levantamiento

Alexander Dziadosz y Shadia Nasralla
EL CAIRO, Reuters
Al menos 51 personas murieron el lunes en Egipto cuando las Fuerzas Armadas abrieron fuego contra manifestantes que respaldan al derrocado presidente Mohamed Mursi, en el peor incidente desde que los militares sacaron al líder islamista del poder hace cinco días.


Manifestantes dijeron que las agresiones comenzaron durante las oraciones de la mañana fuera del complejo donde se cree que Mursi está detenido.

Pero el portavoz militar Ahmed Ali dijo que a las 04.00 hora local (0200 GMT) hombres armados atacaron a soldados en la zona cercana al complejo de la Guardia Republicana en el noreste de la ciudad.

"Las fuerzas armadas siempre lidian con las situaciones con inteligencia, pero la paciencia tiene un límite", dijo Ali en rueda de prensa, en la que presentó lo que calificó como evidencia en video, aparentemente grabada desde un helicóptero.

Los servicios de emergencia dijeron que más de 435 personas resultaron heridas.

Los Hermanos Musulmanes instaron a los egipcios a levantarse contra el Ejército, al que acusaron de llevar adelante un golpe militar para destituir al líder electo democráticamente.

En un hospital cercano a la mezquita Rabaa Adawia donde los islamistas han acampado desde que Mursi fue derrocado el miércoles, las habitaciones estaban llenas de personas heridas en la violencia. Muchas de las sábanas y la ropa estaban teñidas de sangre y los médicos no daban abasto.

"Estábamos orando al amanecer y escuchamos los tiros", dijo Abdelaziz Abdel Shakua, quien fue herido en una pierna. "Nos lanzaron gases lacrimógenos, nos dispararon perdigones, balas de goma, de todo. Luego usaron balas de verdad", añadió.

Como consecuencia, el partido ultraconservador islamista Nur, que inicialmente apoyó la intervención militar, dijo que se retiraba de las estancadas negociaciones que buscan formar un Gobierno interino que conduzca al país a unas elecciones.

Pero Ahmed Elmoslmany, portavoz del Gobierno interino, dijo a Reuters: "Lo que sucedió no detendrá los pasos para formar un Gobierno o (establecer) una hoja de ruta".

El Ejército ha dicho que lo ocurrido la semana pasada no fue un golpe militar, sino que intentaba cumplir la voluntad de cientos de miles de personas que pidieron el 30 de junio la dimisión de Mursi.

Pero las manifestaciones de partidarios y detractores de Mursi continuaron en El Cairo, Alejandría y otras ciudades, generando enfrentamientos el viernes y el sábado que ocasionaron 35 muertos.

La situación deja a la nación más poblada del mundo árabe -con 84 millones de habitantes- en una situación peligrosa, con riesgo de una mayor enemistad entre personas de distinto signo político mientras la crisis se profundiza.

Un productor de televisión de Reuters vio a socorristas brindar respiración boca a boca a un hombre que agonizaba. Imágenes del canal de noticias Al Jazeera mostraron a médicos asistiendo a hombres ensangrentados en una clínica improvisada junto a la sentada pro-Mursi.

Siete cuerpos sin vida yacían ubicados en fila, cubiertos por sábanas y una bandera egipcia. Un hombre colocó un portarretratos con la foto de Mursi en sobre uno de los cuerpos.

Otras imágenes televisivas mostraban a defensores del mandatario depuesto arrojando piedras a soldados en una de las principales carreteras que conducen al aeropuerto de El Cairo.

El Ejército derrocó a Mursi el miércoles tras manifestaciones en todo el país encabezadas por jóvenes activistas que pedían su dimisión. Los Hermanos Musulmanes denunciaron la intervención como un golpe de Estado y prometieron una resistencia pacífica.

ESTANCAMIENTO POLÍTICO

Las conversaciones para formar gobierno atravesaban dificultades incluso antes del tiroteo del lunes, después de que el partido Nur rechazara a dos candidatos liberales a primer ministro propuestos por el jefe de Estado interino, Adli Mansur.

Nur, el segundo mayor partido islamista de Egipto, que es vital para dar a las autoridades la apariencia de respaldo islamista, dijo que se había retirado de las negociaciones en protesta por lo que calificó de "masacre en (el complejo de) la Guardia Republicana".

El Ejército difícilmente puede permitirse un vacío político en un momento de revueltas violentas y estancamiento económico.

Las escenas de batallas en las calles entre partidarios y detractores de Mursi en El Cairo, Alejandría y otras ciudades del país ha alarmado a los aliados de Egipto, entre ellos donantes clave como Estados Unidos y Europa, y a Israel, con el que la nación árabe firmó un tratado de paz en 1979.

La violencia también impacta a los egipcios, que están cada vez más cansados de la turbulencia que comenzó hace dos años y medio con el derrocamiento del líder autocrático Hosni Mubarak tras una revuelta popular.

Para muchos islamistas, la caída del primer presidente democráticamente elegido fue un duro revés que despierta los temores de un retorno a la prohibición que sufrieron durante décadas bajo gobernantes autocráticos como Mubarak.

En el otro lado de la división política, millones de egipcios detractores de Mursi estaban felices ya que culpaban a los Hermanos Musulmanes del estancamiento económico y dijeron que estaban intentando asumir el control de todo el país, una acusación que el movimiento niega.

Washington no ha condenado la acción militar y ni siquiera la ha llamado golpe, levantando sospechas entre los Hermanos Musulmanes de que apoya tácitamente la caída de Mursi.

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