Vettel ganó el Gran Premio de Canadá, Alonso fue segundo


Montreal, As
Cascos azules, música clásica en su reproductor y paso firme. Sebastian Vettel minutos antes de comenzar la carrera caminando por el paddock con el gesto serio del que va a jugarse la vida. Unos metros más allá, Fernando Alonso con su cara de guerrero a punto de partir a la batalla, toalla al cuello, gorra de plato y mirada al infinito. Esta vez no tenía la primera curva en el objetivo, iba más allá, planeaba a largo plazo del doble campeón español. Pensaba luchar por la victoria y no fue posible, pero ofreció otra demostración de la clase de tipo que es. Partía sexto y acabó segundo. Así de sencillo, así de simple, con esa frase se resume todo. En datos. Ya es bastante. El español fue eliminando mortales a su paso, con tranquilidad al principio, con furia después... sólo se le escapó un Vettel inalcanzable.


Porque sí, el alemán está en su mejor estado de forma desde que es piloto de carreras, apenas falla, su coche funciona, está brillante en todas las condiciones y es el máximo favorito para lograr su cuarto titulo consecutivo. Así están las cosas ahora mismo. Porque el chico de Red Bull logró la tercera victoria del curso, es líder con 36 puntos de ventaja y tiene pinta de no tener miedo. Pero... en su mejor carrera de la temporada finalmente miró a su lado en el podio y ahí estaba Alonso, segundo ya en el campeonato, más lejos del primero, más cerca del reto. El español enloqueció ayer a la grada del Gilles Villeneuve que coreaba su nombre y lo hizo después de honrar en la pista la memoria del mejor piloto de la historia que nunca ganó un título.

Alonso no hizo una salida de las suyas, pero ya en la primera vuelta se deshizo del sorprendente Bottas, decimocuarto final con reglajes de agua en seco, y a partir de ahí inició la caza. Justo antes de su primera parada ya estaba al lado de Webber, pero al salir el australiano le sacaba más de cuatro segundos. De nuevo mirada al frente y a por todas. Mientras todo esto sucedía, Vettel continuaba sacando tiempo a todos en una primera parte de la carrera espectacular. Hamilton no podía seguirle, Rosberg era una imitación del que corrió en Mónaco, Webber... en fin.

Así las cosas el momento de la carrera para el español llegó con los neumáticos medios. Ahí comenzó a volar con un coche que perdía tracción en las curvas respecto a sus rivales. Hasta que llegó a Rosberg y le pasó, hasta que después apareció junto a Webber y le dejó suspirando en la pista. En esos momentos ya era tarde para pensar en una victoria imposible.

Vettel continuaba a ritmo, pero ahora ya Alonso era igual de rápido o más. Sólo quedaba la utopia de, al menos, tenerle al lado en la foto de los mejores. Y el rival en ese desafío era el genial Lewis Hamilton. Ni más ni menos. El que pasa por ser el piloto que mejor frena de la parrilla lo intentó todo para contener al asturiano que venía por detrás como si le fuera la vida en ello a por su rival de aquellos tiempos de plata. Lo intentó por un lado, por otro hasta que le pasó por fuera, como si la F-1 hubiera vuelto a los tiempos antiguos, esos que sólo el mejor Alonso es capaz de recordar. Espectáculo puro.

Después Alonso doblaba a Kimi y a Massa, pasaba por donde ya había pasado Vettel, ese rival extraordinario, ése con el que luchará hasta el final por un título amigo de la épica. La meta está lejos, el enemigo de época, pero es largo el camino...

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