Internet barato para el mundo pobre
El proyecto O3b, que llevará la banda ancha a 3.000 millones de personas, lanza sus cuatro primeros satélites. SES Astra es el principal socio inverso
Rosario G. Gómez
Madrid, El País
El proyecto O3b (Other 3 billion) que llevará Internet de bajo coste a 3.000 millones de habitantes, está a punto de despegar. Para hoy está previsto el lanzamiento desde la Guyana francesa de los primeros cuatro satélites que configuran una constelación situada en la órbita ecuatorial —a 8.000 kilómetros de la tierra— destinada a dar cobertura de banda ancha a la mitad de la población mundial. Esta red global de tecnología avanzada contribuirá a mitigar la brecha digital entre los países del Norte, habituados al uso de los teléfonos inteligentes y las tabletas, y los del Sur, que comienzan a despertar a la sociedad de la información.
Las estadísticas de la Unión Internacional de Telecomunicaciones son claras: dos tercios de la humanidad no tienen acceso a la mayor fuente de información y de datos del mundo. En Europa, el 77% de la población está conectada, en África, no llega al 16%. O3b trata de romper este apabullante desequilibrio a través de una familia de satélites de nueva generación que transportará el tráfico con baja latencia, a larga distancia y a lugares remotos. En septiembre está previsto el lanzamiento de otros cuatro artefactos. “Con ocho satélites, y tras las operaciones de control, durante el mes de noviembre el servicio se pondrá definitivamente en marcha”, explican los responsables del proyecto, liderado por la Sociedad Europea de Satélites (SES), Google, HSBC y Liberty Global.
Para que este Internet global pueda ser una realidad completa, O3b pondrá en órbita al menos otros cuatro satélites hasta alcanzar una constelación formada por 12 el próximo año, que se podrá ampliar si la demanda de servicios lo requiere. Telepuertos instalados en zonas estratégicas del planeta (Hawai, EE UU, Perú, Brasil, Portugal, Grecia, Pakistán y Australia) redistribuirán la señal de los satélites a empresas locales de telecomunicaciones y de ahí a particulares, empresas u organismos gubernamentales.
Como a la colombiana Skynet, que opera en una región del Amazonas en la que el 40% de la población vive con apenas dos dólares (1,5 euros) al día y proporciona conexiones a Internet de banda ancha de 40 megas a través de un satélite geoestacionario (a 36.000 kilómetros de altura). Con O3b aumentará los enlaces a 200 megas y reducirá el coste y el tiempo de latencia. En Malasia, por ejemplo, la compañía Maju Nusa cubrirá 138 emplazamientos dentro de un plan gubernamental destinado a romper la brecha digital entre la zona urbana y la rural.
“O3b se dirige a una población de tres mil millones de personas, de ahí su nombre, que, hoy por hoy, carecen de un acceso a Internet de calidad, rápido y económico”, dice Luis Sánchez-Merlo, presidente de SES Astra España. “Permitirá a consumidores y empresas disfrutar de la conectividad de banda de baja latencia, fiable y de bajo coste por primera vez”. Añade que “frente al escepticismo inicial”, SES (que aporta el 47% de la inversión) pone de relieve su implicación como socio tecnológico e inversor y su contribución al desarrollo de la televisión y de las telecomunicaciones. “Millones de personas pueden revertir una desigualdad que trataremos de mitigar en la parcela que nos corresponde”.
Además de romper la gigantesca distancia digital entre el mundo rico y el pobre, esta iniciativa permitirá dar un salto de gran envergadura para que millones de personas puedan entrar en la sociedad de la información, una misión más fácil por el abaratamiento de los dispositivos. De paso, será un cambio de amplias dimensiones para llevar Internet a zonas remotas e inhóspitas y a sectores que ahora se ven obligados a pagar precios desorbitados por este tipo de conexiones, como el marítimo o las plataformas petrolíferas. El presidente de la división española de SES afirma que esta nueva constelación de satélites es “un complemento sustancial” a la oferta de la compañía. “La tecnología por satélite”, explica, “está llamada a desempeñar un papel protagonista no solo en la vanguardia innovadora de nuevos servicios, como la alta y la ultra alta definición, sino en la tarea de romper definitivamente la brecha digital a escala global”.
En la órbita ecuatorial
La constelación de la red que operará O3b se sitúa en la órbita ecuatorial, a 8.063 kilómetros de la tierra, frente a los satélites geostacionarios, que habitan a 36.000 kilómetros. Al estar mucho más cerca la tierra, el tiempo de transmisión de datos (ida y vuelta) se reduce a unos 130 milisegundos. Así se elimina prácticamente el retraso que afecta a las comunicaciones de voz y datos de los sistemas estándares.
Además, la órbita en la que vivirán los satélites de O3b no se ve obstaculizada por otros dispositivos, y pese a que seis artefactos serían suficientes para lograr una cobertura constante, en este proyecto está previsto que operen hasta una docena. A medida que crezca la demanda se podrán lanzar satélites adicionales. Su vida útil, según los últimos estudios, es de 12 años frente a los 10 que en principio se había vaticinado.
Para captar en tierra las señales se emplearán antenas parabólicas de pequeño tamaño, capaces de manejar grandes cantidades de datos. Se utilizará para ello la banda de frecuencias Ka. “Las capacidades de O3b representa un equivalente aproximado a 1.000 transpondedores en banda Ku y aumenta drásticamente las posibilidades en las zonas no conectadas del planeta”, explica Luis Sánchez-Merlo, presidente de SES Astra España.
Las zonas en las que operará esta red de satélites se extiende desde las islas Cook, donde se puede tardar 10 minutos en enviar un sencillo correo electrónico, hasta Nigeria, un país en el que gran parte de la población no tiene siquiera teléfono fijo, pasando por Brasil, donde un alto porcentaje de los colegios carece de conexión a Internet.
Rosario G. Gómez
Madrid, El País
El proyecto O3b (Other 3 billion) que llevará Internet de bajo coste a 3.000 millones de habitantes, está a punto de despegar. Para hoy está previsto el lanzamiento desde la Guyana francesa de los primeros cuatro satélites que configuran una constelación situada en la órbita ecuatorial —a 8.000 kilómetros de la tierra— destinada a dar cobertura de banda ancha a la mitad de la población mundial. Esta red global de tecnología avanzada contribuirá a mitigar la brecha digital entre los países del Norte, habituados al uso de los teléfonos inteligentes y las tabletas, y los del Sur, que comienzan a despertar a la sociedad de la información.
Las estadísticas de la Unión Internacional de Telecomunicaciones son claras: dos tercios de la humanidad no tienen acceso a la mayor fuente de información y de datos del mundo. En Europa, el 77% de la población está conectada, en África, no llega al 16%. O3b trata de romper este apabullante desequilibrio a través de una familia de satélites de nueva generación que transportará el tráfico con baja latencia, a larga distancia y a lugares remotos. En septiembre está previsto el lanzamiento de otros cuatro artefactos. “Con ocho satélites, y tras las operaciones de control, durante el mes de noviembre el servicio se pondrá definitivamente en marcha”, explican los responsables del proyecto, liderado por la Sociedad Europea de Satélites (SES), Google, HSBC y Liberty Global.
Para que este Internet global pueda ser una realidad completa, O3b pondrá en órbita al menos otros cuatro satélites hasta alcanzar una constelación formada por 12 el próximo año, que se podrá ampliar si la demanda de servicios lo requiere. Telepuertos instalados en zonas estratégicas del planeta (Hawai, EE UU, Perú, Brasil, Portugal, Grecia, Pakistán y Australia) redistribuirán la señal de los satélites a empresas locales de telecomunicaciones y de ahí a particulares, empresas u organismos gubernamentales.
Como a la colombiana Skynet, que opera en una región del Amazonas en la que el 40% de la población vive con apenas dos dólares (1,5 euros) al día y proporciona conexiones a Internet de banda ancha de 40 megas a través de un satélite geoestacionario (a 36.000 kilómetros de altura). Con O3b aumentará los enlaces a 200 megas y reducirá el coste y el tiempo de latencia. En Malasia, por ejemplo, la compañía Maju Nusa cubrirá 138 emplazamientos dentro de un plan gubernamental destinado a romper la brecha digital entre la zona urbana y la rural.
“O3b se dirige a una población de tres mil millones de personas, de ahí su nombre, que, hoy por hoy, carecen de un acceso a Internet de calidad, rápido y económico”, dice Luis Sánchez-Merlo, presidente de SES Astra España. “Permitirá a consumidores y empresas disfrutar de la conectividad de banda de baja latencia, fiable y de bajo coste por primera vez”. Añade que “frente al escepticismo inicial”, SES (que aporta el 47% de la inversión) pone de relieve su implicación como socio tecnológico e inversor y su contribución al desarrollo de la televisión y de las telecomunicaciones. “Millones de personas pueden revertir una desigualdad que trataremos de mitigar en la parcela que nos corresponde”.
Además de romper la gigantesca distancia digital entre el mundo rico y el pobre, esta iniciativa permitirá dar un salto de gran envergadura para que millones de personas puedan entrar en la sociedad de la información, una misión más fácil por el abaratamiento de los dispositivos. De paso, será un cambio de amplias dimensiones para llevar Internet a zonas remotas e inhóspitas y a sectores que ahora se ven obligados a pagar precios desorbitados por este tipo de conexiones, como el marítimo o las plataformas petrolíferas. El presidente de la división española de SES afirma que esta nueva constelación de satélites es “un complemento sustancial” a la oferta de la compañía. “La tecnología por satélite”, explica, “está llamada a desempeñar un papel protagonista no solo en la vanguardia innovadora de nuevos servicios, como la alta y la ultra alta definición, sino en la tarea de romper definitivamente la brecha digital a escala global”.
En la órbita ecuatorial
La constelación de la red que operará O3b se sitúa en la órbita ecuatorial, a 8.063 kilómetros de la tierra, frente a los satélites geostacionarios, que habitan a 36.000 kilómetros. Al estar mucho más cerca la tierra, el tiempo de transmisión de datos (ida y vuelta) se reduce a unos 130 milisegundos. Así se elimina prácticamente el retraso que afecta a las comunicaciones de voz y datos de los sistemas estándares.
Además, la órbita en la que vivirán los satélites de O3b no se ve obstaculizada por otros dispositivos, y pese a que seis artefactos serían suficientes para lograr una cobertura constante, en este proyecto está previsto que operen hasta una docena. A medida que crezca la demanda se podrán lanzar satélites adicionales. Su vida útil, según los últimos estudios, es de 12 años frente a los 10 que en principio se había vaticinado.
Para captar en tierra las señales se emplearán antenas parabólicas de pequeño tamaño, capaces de manejar grandes cantidades de datos. Se utilizará para ello la banda de frecuencias Ka. “Las capacidades de O3b representa un equivalente aproximado a 1.000 transpondedores en banda Ku y aumenta drásticamente las posibilidades en las zonas no conectadas del planeta”, explica Luis Sánchez-Merlo, presidente de SES Astra España.
Las zonas en las que operará esta red de satélites se extiende desde las islas Cook, donde se puede tardar 10 minutos en enviar un sencillo correo electrónico, hasta Nigeria, un país en el que gran parte de la población no tiene siquiera teléfono fijo, pasando por Brasil, donde un alto porcentaje de los colegios carece de conexión a Internet.