En la mira el poderío naval de EE.UU. y China
Jonathan Marcus
BBC
Fines de mayo en Singapur. El buque de guerra más nuevo de Estados Unidos -el USS Freedom- está anclado en la base naval de Changi y los ministros de Defensa de toda la región se dirigen al opulento Hotel Shangri-La.< El único foro regional anual de seguridad, el Diálogo de Shangri-La, organizado por el Instituto Internacional para Estudios Estratégicos (IISS por sus siglas en inglés) ha vuelto a la ciudad.
El director general y jefe ejecutivo del IISS, John Chipman, dijo a la BBC que tales tensiones se están haciendo demasiado frecuentes.Se pone en marcha tras un año que vio no sólo crecientes tensiones marítimas, sino también preguntas sin responder sobre el futuro de algunas de las relaciones clave en la región, de las cuales no es menos importante el encuentro estratégico y abarcador entre EE.UU. y la pujante China.
BBC
Fines de mayo en Singapur. El buque de guerra más nuevo de Estados Unidos -el USS Freedom- está anclado en la base naval de Changi y los ministros de Defensa de toda la región se dirigen al opulento Hotel Shangri-La.< El único foro regional anual de seguridad, el Diálogo de Shangri-La, organizado por el Instituto Internacional para Estudios Estratégicos (IISS por sus siglas en inglés) ha vuelto a la ciudad.
El director general y jefe ejecutivo del IISS, John Chipman, dijo a la BBC que tales tensiones se están haciendo demasiado frecuentes.Se pone en marcha tras un año que vio no sólo crecientes tensiones marítimas, sino también preguntas sin responder sobre el futuro de algunas de las relaciones clave en la región, de las cuales no es menos importante el encuentro estratégico y abarcador entre EE.UU. y la pujante China.
"Cada año parece producirse una tensión espantosa en la región Asia-Pacífico", señaló.
"Ciertamente, en los últimos cuatro o cinco años, nos hemos enfrentado a pruebas de misiles norcoreanos y toda clase de controversias sobre el Mar de China Meridional, mientras que este año el Mar de China Oriental ha estado particularmente agitado", advirtió.
"De modo que el Diálogo de Shangri-La ofrece una oportunidad", sostiene, "para hacer una pausa y tener a todos los ministros de Defensa de la región y a quienes tienen un interés en la seguridad en Asia-Pacífico para discutir los problemas y cómo encararlos más eficientemente".
"Comenzamos este diálogo en 2002", explica, "porque no había un lugar donde los ministros de Defensa de la región Asia-Pacífico se pudieran reunir".
El Diálogo de Shangri-La, insiste, "siempre está allí para garantizar que la mayor cantidad de países con participación en la Seguridad de Asia-Pacífico se reúnan por lo menos una vez al año".
Las tensiones marítimas, las disputas territoriales en las aguas asiáticas y el malestar ante una China más robusta y asertiva serán parte del debate.
Igualmente figurarán las acusaciones de piratería informática china denunciada recientemente en EE.UU. y Australia. Un encuentro de expertos en ciberseguridad es una de las pocas sesiones estrictamente extraoficiales.
El diálogo incluirá una serie de reuniones bilaterales ministeriales al margen de la conferencia.
Chuck Hagel estará muy ocupado durante la conferencia.
Reequilibrio
El nuevo secretario de Defensa de EE.UU., Chuck Hagel -quien tuvo un papel crucial en respaldar el establecimiento del diálogo hace más de diez años- sostendrá reuniones trilaterales con los ministros de Defensa de Corea del Sur y Japón, así como los de Australia y Japón por separado.
Hagel también visitará el USS Freedom -un buque que simboliza el pivote o reequilibrio de Washington hacia la región Asia-Pacífico, después de más de una década de guerras enfocadas en Irak y Afganistán.
El Freedom es el primero de una nueva clase de embarcación -polémica porque ha tenido tantos problemas iniciales- pero de todos modos una señal de hacia dónde se dirige el poderío naval estadounidense.
Es un buque que puede operar durante periodos extendidos lejos de su puerto base: estará en Singapur unos diez meses.
Es pequeño y ágil, destinado a llevar a cabo una serie de funciones, desde guerra de superficie hasta medidas contra las minas y guerra antisubmarina.
Su bajo calado le permite operar cerca de la costa, de ahí su nombre: buque de combate litoral. Es una nave programada para operar junto a los buques de los aliados de Washington en la región.
Voceros estadounidenses insisten en que el reequilibrio hacia Asia tiene un aspecto diplomático y económico tan importante como su dimensión militar.
Pero la parte militar es lo que ha llamado la atención de Pekín. Le preocupa cada vez más el "pivote" que muchos analistas chinos ven como un intento escasamente disimulado de contener el creciente poder de China.
John Chipman dice que China "valora el Diálogo de Shangri-La como independiente, justo y abierto".
Suspicacias mutuas
Cuando el presidente chino, Xi Jinping, viaje a California la próxima semana para una cumbre con el presidente Obama, estará buscando una nueva relación estratégica con Washington. Para los chinos eso implica una voluntad de parte de EE.UU. de aceptar el cada vez más grande papel regional de China.
China también estará representada aquí en el Diálogo de Shangri-La, no por su ministro de Defensa, sino por el subjefe del Estado Mayor del Ejército Popular de Liberación, teniente general Qi Jianguo (un hombre que, como se apresura a puntualizar John Chipman, tiene estatus ministerial en el sistema chino. Ocurre que también es el jefe de la inteligencia militar china).
China, según el director general del IISS, dice que "valora el Diálogo de Shangri-La como independiente, justo y abierto".
"El IISS", agrega tal vez con cierta picardía, "espera con ansias el día en que el presidente de la Comisión Militar Central, o sea, el presidente chino, pueda pronunciar aquí el discurso principal".
Mientras insiste en que desea más cooperación con Pekín, no hay indicios de que la Casa Blanca esté dispuesta a renunciar a su posición como el actor militar dominante en la región Asia-Pacífico.
Los analistas temen que las suspicacias mutuas entre EE.UU. y China representen un riesgo de avivar las tensiones en una región que, a veces, ya se asemeja a un polvorín marítimo.