‘El hombre de acero’, un Superman invencible pero atormentado

Zack Snyder presenta la nueva entrega cinematográfica del héroe, 'El hombre de acero'

Tommaso Koch
Madrid, El País
Zack Snyder compuso el número y se puso a la espera. El director llamaba al móvil de Henry Cavill para darle la noticia más relevante de su joven carrera: iba a ser el nuevo Superman. Pero el actor británico no cogió el teléfono. No podía. Se lo debía a sus amigos online. “Estaba jugando a World of Warcraft [un videojuego de rol en la Red] y en las misiones todos los usuarios tienen que trabajar juntos para ganar. Así que pensaba: ‘Que deje de sonar ya”, cuenta Cavill, en Madrid para promocionar El hombre de acero. Porque, claro, en cuanto volvió al mundo real y vio la llamada perdida, contactó con Snyder a toda prisa y se quedó el papel.


Tampoco es que el director de 300 y The watchman se preocupara especialmente: “Supuse que estaría interesado”. Famoso más que nada por haber acabado descartado de Crepúsculo, Casino Royale e incluso de la anterior película del héroe de Krypton, Superman Returns (2006), esta vez Cavill se ha llevado el gato al agua. Y, aparte de ser el primer británico que encarna a un símbolo americano por excelencia, da cara y cuerpo forzudo a una versión tan atormentada como explosiva del hombre de acero. La película, que se estrena hoy en España, recaudó más de 84 millones de euros en su primer fin de semana en EE UU.

Ya no queda mucho para cubrir los 127 millones de presupuesto de un filme que vuelve a narrar la historia del superhéroe desde su nacimiento, y donde algo vuela por los aires cada dos por tres y si no estrellas a tu enemigo contra un rascacielos no eres un guerrero como Dios manda. “El coste fue un peso, pero también tenía claro el tipo y el tamaño de la película que quería hacer. De hecho, no te basta nunca. Llega un momento en el que te tienen que decir: ‘Ya está”, relata Snyder.

En realidad, Christopher Nolan, productor y guionista del filme junto con David S. Goyer, y artífice del renacimiento de Batman en las grandes pantallas, tampoco le puso muchos límites: “Me dijo que solo estaba interesado en una película con un fuerte punto de vista del director, y que todo lo que quisiera rodar y ver, él me lo iba a conseguir”. Así que Snyder le tomó la palabra y se dedicó a dejar su huella sobre el superhéroe, que este año cumple 75 años.

Sin calzoncillos rojos encima del disfraz azul, marginado y excluido de pequeño por ser distinto, el Superman del director americano vive una relación contradictoria con sus poderes, a la vez complejo y responsabilidad. “Es la película más naturalista que he hecho nunca. Quería mirar a los ojos de Superman y romper la barrera que le separa de los demás”, relata Snyder. Para ello, el cineasta usa casi siempre una sola cámara, tarda unos 40 minutos en mostrar al hombre de acero en vuelo y con la capa puesta y deja pasar el ecuador del filme antes de que al joven Kal-el se le llame Superman.

Eso sí, en cuanto llegan los primeros puñetazos volantes la introspección cede paso a la acción y el héroe empieza a repartir y sufrir palizas en medio de un clímax de explosiones. “También quería que la película fuera cada vez más grande, que la intimidad se mezclara con la épica”, relata Snyder. Tanto que, para estar a la altura de tamañas peleas, Cavill y Russell Crowe (otro de los miembros de un reparto estelar que también cuenta con Kevin Costner, Michael Shannon y Amy Adams) tuvieron que entrenar como si no hubiese un mañana. Hasta 11 meses estuvo trabajando su físico el actor británico, al que cuesta creerle cuando asegura que era un niño redondo: “En el colegio me apodaban Cavill el gordo y ahora soy Superman”.

A saber si también seguirá siéndolo. Una y otra vez el reparto ha dejado abierta la puerta para una segunda entrega de la saga. Desde luego, los tres batmans de Nolan marcan un antecedente goloso. Por si no fuera suficiente, los rumores sobre una película que reúna a los principales superhéroes de DC Comics y que estaría dirigida por Snyder se hacen cada vez más insistentes. El director contesta con un “podría”. Aunque excavando en El hombre de acero se encuentra otro indicio: en un momento de una pelea espacial, Superman y su enemigo, el general Zod, acaban destrozando un satélite. Un logotipo sobre el artefacto no deja duda sobre su propietario: Industrias Bruce Wayne. ¿De verdad Batman dejará que nadie pague por ello?

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