Carretera: Indígenas no oficialistas retoman base de resistencia del TIPNIS

Beni, El Deber
Tensión entre indígenas a favor y contra la ruta que quiere imponer el gobierno, se mantiene. El pueblo bastión del Tipnis, contrario a la carretera, está otra vez bajo control de los indígenas no oficialistas. Actuaron sin violencia.
Superiores en número a sus contrarios, los originarios encabezados por el dirigente Fernando Vargas encallaron ayer en las costillas de Gundonovia en una flotilla de barcazas de madera. Allí los esperaban los seguidores de Gumercindo Pradel para ‘hacer justicia’ por el azote y la expulsión el jueves pasado de su líder. En la movilización de las últimas horas no hubo violencia, pero tampoco hay acercamiento y la tensión en la zona sigue.



Se temía otra pelea, una con palos y flechas, pero la historia resolvió las cosas más fácil. Ayer, a las 15:00, una flotilla de barcazas de madera encalló en las costillas de Gundonovia, en la playa del pueblo, en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis). Era el grupo de Fernando Vargas, a la cabeza de la subcentral Tipnis. Había rebasado en número a los indígenas que lo esperaban para ‘hacer justicia’ por el azote y expulsión de Gumercindo Pradel en San Pablo, 100 contra 60, según los testigos; había cruzado el cerco de alambre de púas puesto en el río Isiboro: se había retomado Gundonovia.

Luego de tres días de incertidumbre, de miedos y penas por un conflicto que parecía cantado, Vargas y los suyos entraron al pueblo a la vista de quienes, se decía, iban a emboscarlos. La historia quiso que las cosas sucedieran en paz.
El jueves, un encuentro de corregidores convocado por el líder del Consejo Indígena del Sur (Conisur), Gumercindo Pradel, fue interrumpido por autoridades indígenas; allí desconocieron a Pradel, lo cuestionaron por su alianza con el Gobierno, por promover el paso de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos por el corazón del parque y por traer militares. Pradel fue condenando al azote, a la expulsión y eso desató una pelea.

Pradel, que salió caminando del parque, desde un hospital de Chapare ahora denuncia que fue “secuestrado, golpeado, torturado y amenazado de muerte”. De modo que el dirigente Carlos Fabricano, afín al Gobierno, protestó y dijo el viernes que esperaría a Vargas en Gundonovia para ‘hacer justicia’.
Un grupo numeroso encabezado por Vargas llegó al pueblo. Rebasaban en número a la gente de Fabricano, que se quedó en la playa, en el barranco de enfrente. Vargas ingresó al cabildo y ahí se quedó. Así relató los hechos Víctor Zenteno, reportero que logró ingresar al parque ante la amenaza de conflicto.

Piden el retiro de militares

“No hubo violencia. Volvimos a lado del corregidor del pueblo, Simón Noza”, relató Vargas, que antes había pedido la intervención de la Defensoría del Pueblo y de DDHH para evitar un conflicto. Antes de las 16:00, una comisión de la subcentral Tipnis llegó a la playa, se aproximó al grupo de corregidores que comulgan con Fabricano, pidieron diálogo y la expulsión de un grupo de militares. Al final no hubo acercamiento. La noche sorprendió a una Gundonovia tensa pero sin novedades.

Lo importante: sin peleas
Un nuevo cabildo busca bajar tensión

La subcentral Tipnis retomó Gundonovia, pero la tensión no se ha ido. Todo lo contrario, hay un grupo de indígenas en la playa del río Isiboro, contrarios a Fernando Vargas, y que habían anunciado represalias contra él. Por otro lado, la presidenta de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob) paralela, Melva Hurtado, sostuvo que temía nuevos enfrentamientos por el ingreso de 200 personas al parque.
Por ese motivo, Fernando Vargas llamó a un nuevo encuentro de corregidores para resolver los problemas al interior del parque, sin injerencias.

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