Giuly: "El Barça sabe dar gracias a quien ha llevado su camiseta"
París, EFE
El centrocampista francés del Llorient Ludovic Giuly, a punto de colgar las botas tras diecinueve años como profesional, repasó en una entrevista su carrera deportiva con especial énfasis en las tres temporadas que pasó en el Barcelona, que describe como las mejores de su carrera. "Todavía hoy puedo entrar al Camp Nou sin tener entrada, me reconocen, saben lo que hice. El Barça sabe agradecer a los jugadores que han llevado su camiseta", comentó Giuly, de 36 años, en una entrevista publicada hoy por la revista "France Football". El francés, que ha militado también en el Lyon, el Mónaco, la Roma, el París Saint-Germain (PSG) y el Llorient, recuerda el Barcelona como un club especial y todavía intenta llevar cada año a los jóvenes de su equipo al Camp Nou para que vean "lo que es un gran club". "Lo he hecho con el Llorient. Fuimos a ver al PSG (contra el Barcelona en cuartos de final de la Liga de Campeones).
Es alto nivel. Y si se trabaja, como yo, se puede firmar algún día", comentó el jugador a quien en Barcelona llamaban "el ratón". El centrocampista, que en dos jornadas pondrá fin a su carrera deportiva tras el partido de Liga entre el Llorient y el PSG, llegó a Barcelona en 2004, dejando atrás una dilatada etapa en el Mónaco, donde llegó como capitán del equipo hasta la final de la Liga de Campeones. "Llegué a Barcelona. Me había comprado un traje blanco para estar guapo. Desgraciadamente, me miraban raro ¡porque el blanco es el color del Real Madrid! Al final del día, el presidente (Joan Laporta) me dijo: ''¡Eso, nunca más!''.
Al día siguiente tiré el traje", declaró a "France Football". Giuly logró con el Barcelona una Liga de Campeones (2006) en la que marcó un decisivo gol contra el AC Milán que abrió las puertas de la final, dos títulos de liga (2005 y 2006) y dos Supercopas de España (2005 y 2006). Fue el primer francés en la era moderna del club en conquistar el máximo título continental -algo que no lograron Blanc, Petit o Dugarry- y coincidió en el vestuario con Ronaldinho, Eto''o, Xabi, Iniesta, Messi... y sentía tanta admiración por el club que a veces iba solo a contemplar el estadio vacío. A su llegada al club blaugrana, se acercó a aquellos que hablaban francés (Ronaldinho, Eto''o, Márquez...) y después se mezcló con toda la plantilla, para no formar clanes lingüísticos. Trabajó duro y comprendió que había jugadores con un talento especial a los que no sabía imitar. "Un día, mirando a Ronaldinho, me di cuenta de que, hiciera lo que hiciera, no podría hacer lo que él hacía. Eso me transformó. Yo venía de jugar la final de la Liga de Campeones con el Mónaco, donde era capitán. No tenía los pies de madera pero, al lado de Ronnie... Entonces me dije que no merecía la pena hacer de él. Hice de Giuly y funcionó. ¡Cómo trabajé para formar parte de ese equipo. Y en Mónaco creía que era bueno...", comentó.
A pesar de su extensa y exitosa carrera, Giuly solo fue diecisiete veces internacional, pues no gozaba del favor del que era seleccionador de Francia en sus mejores años como profesional, el polémico Raymond Domenech. "Gano la Liga, soy campeón de Europa con el Barça y me ignora. Como ignora a Robert Pirès, que también llegó a la final de la Liga de Campeones con el Arsenal", le reprochó a Domenech, a quien intentó acercarse a través de su pareja, a la que conocía, un gesto que el técnico no apreció. "Nunca me lo dijo sinceramente. Cuando le vi en mi primera convocatoria hablamos y creía que el problema estaba arreglado. Pero no. No fue sincero conmigo. Y me jode, porque lo merecía", dijo sobre su escasa participación en la selección nacional de Francia. Ahora, el jugador espera dedicar tiempo a sus hijos, sacarse el título de entrenador y seguir jugando al fútbol, pero no como profesional, mientras empieza a sentir el vértigo de lo desconocido. Antes, espera dar el adiós definitivo en el campo, frente al PSG, en el que sería su partido número 400 en la primera división francesa. Aunque el técnico del Llorient, Christian Gourcuff, apenas ha contado con él durante la temporada, espera que el entrenador sea generoso en ese último encuentro. "El señor Gourcuff lo sabe. Toda mi familia estará en el estadio Moustoir. Hemos hablado de ello. ¿Se acordará? No me apetece que me decepcione el entrenador porque me gustaría despedirme hermosamente", concluyó.
El centrocampista francés del Llorient Ludovic Giuly, a punto de colgar las botas tras diecinueve años como profesional, repasó en una entrevista su carrera deportiva con especial énfasis en las tres temporadas que pasó en el Barcelona, que describe como las mejores de su carrera. "Todavía hoy puedo entrar al Camp Nou sin tener entrada, me reconocen, saben lo que hice. El Barça sabe agradecer a los jugadores que han llevado su camiseta", comentó Giuly, de 36 años, en una entrevista publicada hoy por la revista "France Football". El francés, que ha militado también en el Lyon, el Mónaco, la Roma, el París Saint-Germain (PSG) y el Llorient, recuerda el Barcelona como un club especial y todavía intenta llevar cada año a los jóvenes de su equipo al Camp Nou para que vean "lo que es un gran club". "Lo he hecho con el Llorient. Fuimos a ver al PSG (contra el Barcelona en cuartos de final de la Liga de Campeones).
Es alto nivel. Y si se trabaja, como yo, se puede firmar algún día", comentó el jugador a quien en Barcelona llamaban "el ratón". El centrocampista, que en dos jornadas pondrá fin a su carrera deportiva tras el partido de Liga entre el Llorient y el PSG, llegó a Barcelona en 2004, dejando atrás una dilatada etapa en el Mónaco, donde llegó como capitán del equipo hasta la final de la Liga de Campeones. "Llegué a Barcelona. Me había comprado un traje blanco para estar guapo. Desgraciadamente, me miraban raro ¡porque el blanco es el color del Real Madrid! Al final del día, el presidente (Joan Laporta) me dijo: ''¡Eso, nunca más!''.
Al día siguiente tiré el traje", declaró a "France Football". Giuly logró con el Barcelona una Liga de Campeones (2006) en la que marcó un decisivo gol contra el AC Milán que abrió las puertas de la final, dos títulos de liga (2005 y 2006) y dos Supercopas de España (2005 y 2006). Fue el primer francés en la era moderna del club en conquistar el máximo título continental -algo que no lograron Blanc, Petit o Dugarry- y coincidió en el vestuario con Ronaldinho, Eto''o, Xabi, Iniesta, Messi... y sentía tanta admiración por el club que a veces iba solo a contemplar el estadio vacío. A su llegada al club blaugrana, se acercó a aquellos que hablaban francés (Ronaldinho, Eto''o, Márquez...) y después se mezcló con toda la plantilla, para no formar clanes lingüísticos. Trabajó duro y comprendió que había jugadores con un talento especial a los que no sabía imitar. "Un día, mirando a Ronaldinho, me di cuenta de que, hiciera lo que hiciera, no podría hacer lo que él hacía. Eso me transformó. Yo venía de jugar la final de la Liga de Campeones con el Mónaco, donde era capitán. No tenía los pies de madera pero, al lado de Ronnie... Entonces me dije que no merecía la pena hacer de él. Hice de Giuly y funcionó. ¡Cómo trabajé para formar parte de ese equipo. Y en Mónaco creía que era bueno...", comentó.
A pesar de su extensa y exitosa carrera, Giuly solo fue diecisiete veces internacional, pues no gozaba del favor del que era seleccionador de Francia en sus mejores años como profesional, el polémico Raymond Domenech. "Gano la Liga, soy campeón de Europa con el Barça y me ignora. Como ignora a Robert Pirès, que también llegó a la final de la Liga de Campeones con el Arsenal", le reprochó a Domenech, a quien intentó acercarse a través de su pareja, a la que conocía, un gesto que el técnico no apreció. "Nunca me lo dijo sinceramente. Cuando le vi en mi primera convocatoria hablamos y creía que el problema estaba arreglado. Pero no. No fue sincero conmigo. Y me jode, porque lo merecía", dijo sobre su escasa participación en la selección nacional de Francia. Ahora, el jugador espera dedicar tiempo a sus hijos, sacarse el título de entrenador y seguir jugando al fútbol, pero no como profesional, mientras empieza a sentir el vértigo de lo desconocido. Antes, espera dar el adiós definitivo en el campo, frente al PSG, en el que sería su partido número 400 en la primera división francesa. Aunque el técnico del Llorient, Christian Gourcuff, apenas ha contado con él durante la temporada, espera que el entrenador sea generoso en ese último encuentro. "El señor Gourcuff lo sabe. Toda mi familia estará en el estadio Moustoir. Hemos hablado de ello. ¿Se acordará? No me apetece que me decepcione el entrenador porque me gustaría despedirme hermosamente", concluyó.