Acusan a la neonazi Zschaepe de otorgar apariencia de legalidad al grupo NSU
Munich, EP
La alemana Beate Zschaepe, la única superviviente de Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), un grupo neonazi al que se le atribuyen una decena de asesinatos racistas entre 2000 y 2007, jugó un papel fundamental a la hora de otorgar al grupo una apariencia de legalidad, según ha denunciado este martes el fiscal que lleva el caso, Herbert Diemer.
NSU asesinó en siete años a ocho inmigrantes turcos, a un inmigrante griego, a una policía alemana, colocó dos bombas en barrios de inmigrantes de Colonia y atracó 15 bancos. Los otros dos miembros de la célula neonazi, Uwe Mundlos y Uwe Boehnhardt, se suicidaron en 2011.
El segundo día de juicio, tras recesos y denuncias de incompatibilidad, ha transcurrido entre discursos de las partes y la lectura de los cargos contra la principal acusada y única superviviente del grupo. "Los miembros del NSU se consideraban a sí mismos como un escuadrón de la muerte, cometiendo asesinatos por motivos racistas y antipolíticos", ha asegurado Diemer.
"Zschaepe jugó el papel fundamental de crear un aire de normalidad y legalidad para el grupo terrorista. Con esto se incluye ofrecer razones a los vecinos y amigos por las largas ausencias de Boehnhardt y Mundlos, que buscaban objetivos y planificaban los ataques", ha criticado el fiscal. Zschaepe está acusada de complicidad en estos asesinatos, por lo que podría ser condenada a cadena perpetua.
La existencia de NSU salió a la luz en noviembre de 2011, cuando los dos compañeros de Zschaepe se suicidaron tras un fallido intento de robo en una sucursal bancaria. Los miembros del grupo se suicidaron prendiendo fuego a una caravana en la que se habían encerrado. Entre los restos del vehículo fue hallada la pistola utilizada en los diez asesinatos y un DVD en el que se reivindicaban estos atentados con grotescas fotografías de los fallecidos.
Zschaepe entonces prendió fuego al piso que compartía con ambos en Zwickau, en el este de Alemania, y cuatro días después se entregó a la Policía en su localidad natal, Jena.
Además, desde 2011, han dimitido varios cargos del aparato de seguridad, como el director de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV) --los servicios secretos para el interior de Alemania--, Heinz Fromm, que abandonó el cargo tras reconocer que su departamento destruyó documentos relacionados con NSU. El Parlamento alemán ha abierto una investigación para determinar por qué las fuerzas de seguridad ignoraron e incluso ocultaron durante tanto tiempo estos hechos.
La alemana Beate Zschaepe, la única superviviente de Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), un grupo neonazi al que se le atribuyen una decena de asesinatos racistas entre 2000 y 2007, jugó un papel fundamental a la hora de otorgar al grupo una apariencia de legalidad, según ha denunciado este martes el fiscal que lleva el caso, Herbert Diemer.
NSU asesinó en siete años a ocho inmigrantes turcos, a un inmigrante griego, a una policía alemana, colocó dos bombas en barrios de inmigrantes de Colonia y atracó 15 bancos. Los otros dos miembros de la célula neonazi, Uwe Mundlos y Uwe Boehnhardt, se suicidaron en 2011.
El segundo día de juicio, tras recesos y denuncias de incompatibilidad, ha transcurrido entre discursos de las partes y la lectura de los cargos contra la principal acusada y única superviviente del grupo. "Los miembros del NSU se consideraban a sí mismos como un escuadrón de la muerte, cometiendo asesinatos por motivos racistas y antipolíticos", ha asegurado Diemer.
"Zschaepe jugó el papel fundamental de crear un aire de normalidad y legalidad para el grupo terrorista. Con esto se incluye ofrecer razones a los vecinos y amigos por las largas ausencias de Boehnhardt y Mundlos, que buscaban objetivos y planificaban los ataques", ha criticado el fiscal. Zschaepe está acusada de complicidad en estos asesinatos, por lo que podría ser condenada a cadena perpetua.
La existencia de NSU salió a la luz en noviembre de 2011, cuando los dos compañeros de Zschaepe se suicidaron tras un fallido intento de robo en una sucursal bancaria. Los miembros del grupo se suicidaron prendiendo fuego a una caravana en la que se habían encerrado. Entre los restos del vehículo fue hallada la pistola utilizada en los diez asesinatos y un DVD en el que se reivindicaban estos atentados con grotescas fotografías de los fallecidos.
Zschaepe entonces prendió fuego al piso que compartía con ambos en Zwickau, en el este de Alemania, y cuatro días después se entregó a la Policía en su localidad natal, Jena.
Además, desde 2011, han dimitido varios cargos del aparato de seguridad, como el director de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV) --los servicios secretos para el interior de Alemania--, Heinz Fromm, que abandonó el cargo tras reconocer que su departamento destruyó documentos relacionados con NSU. El Parlamento alemán ha abierto una investigación para determinar por qué las fuerzas de seguridad ignoraron e incluso ocultaron durante tanto tiempo estos hechos.