Málaga sueña, pese al empate con Dortmind


Málaga, As
¡Sí se puede, sí se puede! Rugía La Rosaleda mientras recompensaba a sus ídolos por el generoso esfuerzo derrochado, a su adorado Manuel Pellegrini, y aplaudía con caballerosidad a los aficionados rivales en un detalle maravilloso. De afición grandísima. El Málaga plantó cara al formidable Borussia Dortmund, campeón de la Bundesliga, que empezó sobradito y terminó pidiendo la hora. El 0-0, epílogo del primer asalto, deja la eliminatoria abierta. Dentro de lo malo, el equipo de Pellegrini no encajó goles y va en igualdad de condiciones al infierno renano.


El campo estaba a rebosar. Como se decía antiguamente, no cabía ni un alfiler. 1.500 seguidores del Borussia, animosos y correctos y otros 1.500, sin entrada, buscando bares con tele y cerveza. Ambiente precioso. De Champions. Y eso que el clima era desapacible con llovizna molesta.

Los dos equipos comenzaron con mucho respeto. Los de Dortmund, jóvenes y canteranos, pero con tradición y experiencia tuvieron dos grandes ocasiones de Götze (minutos 6 y 18) interceptadas por el fabuloso Willy Caballero con autoridad. Cargando el juego sobre Jesús Gámez, con las vitaminas del mítico Vogts, aquel gran lateral derecho internacional alemán campeón del mundo en 1974, el Málaga trataba de tocar como le gusta a Pellegrini. El Borussia, alentado por su prensa forofa, demasiado amarilla y confiada, encontraba menos facilidades conforme corría el reloj. Y Joaquín buscaba su camino, con sin permiso de Schmelzer, con aparatosa máscara protectora en su tabique nasal, como si fuera El Zorro. En el minuto 40 de nuevo Götze sacó bajo palos un cabezazo de Toulalan. La Rosaleda bramaba ¡sí se puede! Grito de guerra. Descanso.

Lewandowski, a los 47 minutos, y con toda la portería para él, no enchufó una oportunidad que le brindó en suerte el brillante competidor de Isco por el Golden Boy Götze. Málaga palideció. Los blanquiazules no encajaban, pero tampoco penetraban. Sostenerse en pie ya era de matrícula. El trabajo de Iturra y Toulalan, de una dimensión extraordinaria. Joaquín porfiaba con su enmascarado perseguidor e Isco hacía continuos movimientos en busca de su mejor identidad. El Borussia, al darse cuenta de que la Rosaleda no era el balneario aplaudido por sus tabloides, cambió de estrategia y opositó por un fútbol de hormiguita pertinaz en busca del resultadísimo latino de los años 60 del siglo pasado.

El partido bajó de calidad en un escalafón inversamente proporcional al aumento del consideración entre los dos púgiles. El 0-0 ya era el botín menos malo dadas las circunstancias. Hacían falta ideas nuevas, aire fresco, un volantazo valeroso que casi mete Götze (minuto 64’) en un remate que se va fuera por poco. El público anima a sus hombres a golpe de corazón. Otra buenísimo balón de Gámez es estrellado por Isco contra los puños de Weidenfeller. Minuto 69.

Con la salida de Portillo, por Saviola, el Málaga gana en imaginación. Pero no en cañonazos. Por eso, el Ingeniero recurrió a Santa Cruz, el héroe contra el Oporto y un hombre al que el Borussia le de dio bien en sus once coincidencias cuando jugaba en el Bayern.
Y el Málaga se lanzó a por ese golito mientras Antunes, en el 89' mandó un bombazo rozando el larguero, Klopp se conformada con el ‘doble 0’ y era capaz de reservar a su figura, Götze, para meter a un defensa. No es tan mal resultado.

Málaga: Caballero; Gámez, Demichelis, Weligton, Antunes; Joaquín, Toulalan, Iturra, Isco (Duda, m. 86); Baptista (Santa Cruz, m. 75) y Saviola (Portillo, m. 67).

Borussia Dortmund: Weidenfeller; Piszczek, Subotic, Santana, Schmelzer; Reus (Schieber m. 69), Gündogan, Kehl (Sven Bender, m. 79), Grosskreutz; Götze (Kirch, m. 90) y Lewandowski.

Árbitro: Jonas Erikkson (Suecia). Mostró tarjeta amarilla a los malaguistas Antunes (m. 18), Weligton (m. 30) e Iturra (m. 77), y al jugador del Borussia Grosskreutz (m.17).

Incidencias: Partido de ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones diputado en el estadio de La Rosaleda ante 30.000 espectadores. El Presidente del CSD Miguel Cardenal, presenció el partido desde el palco de autoridades.

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