Incertidumbre política en Italia podría extenderse por meses

Roma, Reuters
La crisis política italiana, que ya lleva más de un mes, podría extenderse por varios meses más ya que está ligada a una votación para elegir un sucesor del presidente Giorgio Napolitano, el hombre a cargo de hallar una solución.


Las elecciones del 24 y 25 de febrero dejaron a Italia en un limbo. Un enorme voto de protesta para el Movimiento 5 Estrellas dividió al Parlamento en tres fuerzas, derribando el establecido sistema bipartidista, pero no le dio a ningún grupo la mayoría necesaria para gobernador por sí mismo.

Bajo la Constitución, es tarea del presidente solucionar el tema, pero los siete años de Napolitano en el cargo terminan en seis semanas y su sucesor debe ser elegido por el nuevo y dividido Parlamento.

El líder de la centroizquierda, Pier Luigi Bersani, tiene una mayoría en la Cámara baja pero no en el Senado, y ha rechazado las reiteradas propuestas de la centroderecha, encabezada por Silvio Berlusconi, para formar una coalición.

En tanto, el líder del Movimiento 5 Estrellas, el comediante Beppe Grillo, ha rechazado los intentos de Bersani de formar una alianza con la izquierda.

Las esperanzas de una solución parecen ahora depender de que Berlusconi y Bersani lleguen a un tipo de acuerdo sobre la elección de presidente que comenzará el 18 de abril. Cualquier entendimiento podría allanar el camino para la formación de un Gobierno.

De lo contrario, Italia se encaminará a nuevas elecciones que podrían ser en junio o julio, o incluso en el otoño boreal.

Aunque el panorama político cambia todos los días, los siguientes son los escenarios para las próximas semanas:

SIN ELECCIONES, CON NUEVO GOBIERNO

- Napolitano, de 87 años y cuyo mandato termina el 15 de mayo, designó a dos grupos de expertos para intentar hallar puntos en común para una plataforma del Gobierno en los que todas las partes coincidan. Esto esencialmente ha congelado la situación hasta fines de la semana próxima, mientras se acerca al comienzo de la elección del presidente.

- Berlusconi quiere un rostro amistoso en el Palacio del Quirinal. El multimillonario de 76 años ha dicho que los últimos jefes de Estado han sido de izquierda y que es el turno de la derecha. Sin embargo, una consideración clave para él podría ser obtener un tipo de protección, incluido un posible perdón presidencial, si es condenado en dos casos legales pendientes, uno por cargos de pagar por sexo con una menor y otros por fraude impositivo.

- Bersani, de 61 años, parece listo para negociar con Berlusconi para llevar a una figura no partidaria al palacio presidencial a cambio del consenso de la derecha en el Parlamento para un Gobierno minoritario de la centroizquierda. Rechaza la demanda de Berlusconi de unirse en una coalición, por temor a que esto divida a la centroizquierda y le genere millones de votos a Grillo, quien logró un inédito 25 por ciento en las elecciones.

- Matteo Renzi, el joven alcalde de Florencia que ha desafiado a Bersani en el liderazgo del partido, dice que una alianza de Gobierno con Berlusconi es la única manera de evitar elecciones anticipadas.

- Si se forma un Gobierno, posiblemente duraría entre 6 y 12 meses, pero podría aprobar algunas reformas clave, como la revocación de una disfuncional ley electoral que fue una de las principales causas del actual punto muerto. Podría también aprobar medidas pro crecimiento para comenzar a revertir la profunda recesión que vive el país.

- Si no se llega a un acuerdo, aún existe una remota posibilidad de un Gobierno tecnócrata, impulsado por el presidente, como la saliente administración de Mario Monti. Pero existe una gran oposición a esta opción y Napolitano es reacio a legar su elección de primer ministro a su sucesor.

SIN ACUERDO, ELECCIONES ANTICIPADAS

Todas las soluciones para salir de la crisis parecen girar alrededor de un amplio acuerdo entre Berlusconi y Bersani. Hasta el momento, pese a algunas señales tentativas de discrepancias dentro de su movimiento, hay pocas posibilidades de que Grillo dé marcha atrás en su rechazo a darle un voto de confianza a un Gobierno liderado por los partidos tradicionales.

- Si Berlusconi y Bersani no logran un acuerdo sobre un presidente, el político de centroizquieda podría unirse a Grillo para elegir a una figura vista como hostil al multimillonario magnate de medios. El nombre del ex primer ministro izquierdista Romano Prodi es cada vez más mencionado. Luego de tres votaciones, una mayoría simple de ambas cámaras del Parlamento más representantes de las regiones es suficiente para elegir a un nuevo presidente, por lo que Bersani y Grillo podrían tomar esta opción.

- El tema luego pasaría al presidente, quien intentaría brevemente supervisar la formación de un nuevo Gobierno, pero un quiebre entre Berlusconi y Bersani haría eso menos probable.

- De otra forma, el nuevo jefe de Estado se vería obligado a disolver el Parlamento y convocar a elecciones, pese al hecho de que líderes empresariales, economistas y parte del público piensan que esto sería desastroso para la economía ya que retrasaría la toma de decisiones. Napolitano también se ha opuesto firmemente a esta opción.

- Si Berlusconi no logra un acuerdo por el Palacio del Quirinal, podría creer que la mejor opción es una elección, ya que las últimas encuestas de opinión han mostrado que podría ganar al menos la Cámara baja, lo que impulsaría sus posibilidades de protección personal contra casos legales.

- Algunos creen que se podrían realizar elecciones en junio, entre ellos están el partido Pueblo de la Liberad (PDL) de Berlusconi y Renzi. Sin embargo, expertos dicen que estos sería técnicamente imposible y se retrasaría a julio, lo que resultaría impopular dado la época de vacaciones de verano.

- Lo más probable sería una elección en el otoño boreal, alrededor de octubre. Pero esos comicios posiblemente repetirían el estancamiento que resultó de las elecciones de febrero si se realzan bajo las mismas leyes electorales.

- La convocatoria a elecciones posiblemente acelere un intento del popular Renzi, de 38 años, de derrocar a Bersani. Sin embargo, su liderazgo podría también dividir a la centroizquierda, causando el alejamiento de los partidos de izquierda y, en unos comicios, un debilitamiento del grupo.

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