Capriles domina la agenda en Venezuela
Carlos Chirinos
Enviado especial de BBC Mundo a Caracas
No es común que el que pierde unas elecciones siga marcando la pauta política y menos aún en Venezuela donde la agenda de los últimos 14 años estuvo dominada por la carismática figura del fallecido presidente Hugo Chávez.Pero ausente Chávez, el líder opositor y candidato derrotado en las elecciones del domingo 14 de abril, Henrique Capriles, es la figura que está generando la información, al punto que el ahora presidente electo, Nicolás Maduro, se ve frecuentemente en la posición de reaccionar a cosas dichas por su excontrincante.
La dinámica de estos días posteriores a las elecciones ha tenido a Capriles dando instrucciones a sus seguidores en su afán de forzar a un recuento de los votos y a Maduro reaccionando a lo dicho por el opositor, generalmente en cadenas obligatorias de radio y televisión.
Este martes, luego que Capriles desconvocara "para no caer en provocaciones" una marcha que había propuesto hasta el Consejo Nacional Electoral en Caracas para exigir recuento de votos y llamara en cambio a un nuevo cacerolazo en la noche del martes, Maduro pidió a los suyos un "cohetazo" a la misma hora para acallar la previsible algarabía opositora.
Nunca se vio a Chávez en el trance de tener que responderle alguna cosa a sus detractores. "Águila no caza moscas", solía decir, mientras mantenía al país permanentemente pendiente de su palabra y de sus acciones.
Aunque no pueda decirse que Capriles, de 40 años, tenga la oratoria brillante del desaparecido líder de la llamada revolución bolivariana, no hay dudas de que logra comunicarse efectivamente con parte importante de los venezolanos.
El hecho de que por primera vez en tiempos de la revolución bolivariana la oposición haya logrado sacar votos de la cantera del chavismo ("casi un millón", calculaba el candidato en una rueda de prensa con corresponsales internacionales) demuestra que su mensaje ha logrado traspasar el coto cerrado de la tradicional oposición a Chávez.
Su estilo retórico ha cambiado. En la campaña para las presidenciales del 7 de octubre de 2012, en las que Chávez obtuvo su tercera reelección, Capriles apeló al entendimiento entre los venezolanos y evitó confrontarse directamente con el poderoso líder bolivariano. Una postura que muchos, incluso entre sus partidarios, consideraron blanda.
En cambio para estos comicios especiales, convocados a raíz de la muerte del mandatario, el líder opositor adoptó un verbo más duro, que movilizó a la alicaída oposición y atrajo a muchos del campo chavista o del abstencionista.
Del lado oficial, se burlaron del afán del gobernador del estado Miranda de "imitar a Chávez" en su manera de hablar.
"Nicolás tú no eres Chávez", repetía Capriles desde antes del arranque oficial de la justa electoral, hasta que el heredero designado por el líder bolivariano reconoció que efectivamente "No soy Chávez, pero soy su hijo".
Algunos especialistas en estudios de opinión pública consideran que buena parte de la sorpresiva recuperación que experimentó la oposición en los diez días de la campaña tuvo que ver con errores cometidos por la del gobierno, entre ellos ese tácito reconocimiento de que Maduro no tenía la estatura del fallecido mandatario.
Sin Chávez, el voto castigo por los problemas acumulados en los últimos años (escasez, inseguridad, inflación) empezaron a endilgársele al gobierno, como suele suceder en casi todas partes del mundo pero que la personalidad de Chávez logró siempre esquivar.
Incluso lo que algunos consideran como la sobreexplotación emocional de los funerales de Chávez habría sido vista por muchos seguidores del gobierno como una maniobra muy descarada para conservar el poder en nombre de la memoria del fundador de la revolución.
La campaña de Capriles logró colocar el mensaje de que Maduro representaba el llamado entorno, el grupo de colaboradores que el mismo Chávez acusaba de ineficientes y de ser culpables de las cosas malas del proceso revolucionario.
Vencido Capriles en los comicios, los primeros días de Maduro han sido la continuación de la dinámica establecida durante la campaña, en la que la oposición parece haber tomado, al menos por ahora, la batuta de la agenda política venezolana.
Enviado especial de BBC Mundo a Caracas
No es común que el que pierde unas elecciones siga marcando la pauta política y menos aún en Venezuela donde la agenda de los últimos 14 años estuvo dominada por la carismática figura del fallecido presidente Hugo Chávez.Pero ausente Chávez, el líder opositor y candidato derrotado en las elecciones del domingo 14 de abril, Henrique Capriles, es la figura que está generando la información, al punto que el ahora presidente electo, Nicolás Maduro, se ve frecuentemente en la posición de reaccionar a cosas dichas por su excontrincante.
Este martes, luego que Capriles desconvocara "para no caer en provocaciones" una marcha que había propuesto hasta el Consejo Nacional Electoral en Caracas para exigir recuento de votos y llamara en cambio a un nuevo cacerolazo en la noche del martes, Maduro pidió a los suyos un "cohetazo" a la misma hora para acallar la previsible algarabía opositora.
Nunca se vio a Chávez en el trance de tener que responderle alguna cosa a sus detractores. "Águila no caza moscas", solía decir, mientras mantenía al país permanentemente pendiente de su palabra y de sus acciones.
Con limitaciones retóricas
El hecho de que por primera vez en tiempos de la revolución bolivariana la oposición haya logrado sacar votos de la cantera del chavismo ("casi un millón", calculaba el candidato en una rueda de prensa con corresponsales internacionales) demuestra que su mensaje ha logrado traspasar el coto cerrado de la tradicional oposición a Chávez.
Su estilo retórico ha cambiado. En la campaña para las presidenciales del 7 de octubre de 2012, en las que Chávez obtuvo su tercera reelección, Capriles apeló al entendimiento entre los venezolanos y evitó confrontarse directamente con el poderoso líder bolivariano. Una postura que muchos, incluso entre sus partidarios, consideraron blanda.
En cambio para estos comicios especiales, convocados a raíz de la muerte del mandatario, el líder opositor adoptó un verbo más duro, que movilizó a la alicaída oposición y atrajo a muchos del campo chavista o del abstencionista.
Del lado oficial, se burlaron del afán del gobernador del estado Miranda de "imitar a Chávez" en su manera de hablar.
El hijo de Chávez
Algunos especialistas en estudios de opinión pública consideran que buena parte de la sorpresiva recuperación que experimentó la oposición en los diez días de la campaña tuvo que ver con errores cometidos por la del gobierno, entre ellos ese tácito reconocimiento de que Maduro no tenía la estatura del fallecido mandatario.
Sin Chávez, el voto castigo por los problemas acumulados en los últimos años (escasez, inseguridad, inflación) empezaron a endilgársele al gobierno, como suele suceder en casi todas partes del mundo pero que la personalidad de Chávez logró siempre esquivar.
Incluso lo que algunos consideran como la sobreexplotación emocional de los funerales de Chávez habría sido vista por muchos seguidores del gobierno como una maniobra muy descarada para conservar el poder en nombre de la memoria del fundador de la revolución.
La campaña de Capriles logró colocar el mensaje de que Maduro representaba el llamado entorno, el grupo de colaboradores que el mismo Chávez acusaba de ineficientes y de ser culpables de las cosas malas del proceso revolucionario.
Vencido Capriles en los comicios, los primeros días de Maduro han sido la continuación de la dinámica establecida durante la campaña, en la que la oposición parece haber tomado, al menos por ahora, la batuta de la agenda política venezolana.