Boca igualó la peor racha de toda su historia
Buenos Aires, Clarín
“No me fijo en las estadísticas. No me detenía a verlas cuando llegamos a sumar 40 partidos invictos ni les presto atención ahora. Sólo pienso en mejorar al equipo”.
Carlos Bianchi, detrás de sus lentes y cubierto con un saco de la llovizna que se filtraba en el vestuario visitante del estadio Ciudad de La Plata, habló como si nada. Sabía, sin embargo, que con el 0-1 de ayer su apellido quedaría nuevamente en la historia del club.
Esta vez, por algo negativo.
Es que Boca sumó su décimo encuentro sin victorias (cuatro derrotas y seis empates) e igualó así la peor racha de su historia, algo que sólo le había sucedido una vez: en 1957.
Los números, en la tercera etapa del Virrey , no le sonríen. Ganó sólo cinco de los 18 partidos que jugó en lo que va del semestre. Y aunque eso le haya alcanzado para estar en los octavos de final de la Copa Libertadores, su gran obsesión, es el flojo nivel del equipo el que pone a todo Boca con dolores de cabeza. También, porque las derrotas se dan contra equipos que sumaban fechas y fechas sin ganar. A saber: Unión le ganó en La Bombonera y cortó una sequía de 26 partidos sin triunfos. San Martín lo humilló en San Juan, tras 15 jornadas. Y ayer, Estudiantes ganó su primer partido en el torneo.
Este contexto ocurre en la antesala de una semana decisiva para las aspiraciones del club. En tres días, en su cancha, Boca recibirá a Corinthians por el partido de ida de la Copa. Tres días más tarde, jugará el Superclásico ante River. Por eso, alcanzó con estar en La Plata para oír qué priorizan sus hinchas cuando gritan por sus temores: “Que el domingo, cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar”, entonaron desde la popular para despedir al equipo tras la caída. Claro, de perder el clásico, Boca alcanzaría la serie más negativa en campeonatos de AFA y hasta podría quedar último.
La historia, igual, le hace un guiño a Boca. Porque en 1957, su racha sin victorias se cortó una semana después de alcanzar los diez encuentros. Fue por la 17ª fecha del torneo de ese año y venció 3-1 a Gimnasia La Plata. Ahora, cortar la malaria significaría festejar contra el máximo rival...
Bianchi no desespera.
Tiene el apoyo de los hinchas y el respaldo de los referentes del plantel. Y, aunque algunos dirigentes se muestren ofuscados, saben que nadie más que él puede sacar a Boca de esta situación. “Lo que rescato del partido es que el equipo tuvo una muy buena actuación y esto nos da signos de esperanzas para que el equipo termine siendo protagonista. Ya va a llegar la racha positiva; hay que creer que esto se va a cortar y lograremos cambiar la situación”, se fue diciendo Bianchi. Ese que quedó en la historia. Algo a lo que él está acostumbrado.
“No me fijo en las estadísticas. No me detenía a verlas cuando llegamos a sumar 40 partidos invictos ni les presto atención ahora. Sólo pienso en mejorar al equipo”.
Carlos Bianchi, detrás de sus lentes y cubierto con un saco de la llovizna que se filtraba en el vestuario visitante del estadio Ciudad de La Plata, habló como si nada. Sabía, sin embargo, que con el 0-1 de ayer su apellido quedaría nuevamente en la historia del club.
Esta vez, por algo negativo.
Es que Boca sumó su décimo encuentro sin victorias (cuatro derrotas y seis empates) e igualó así la peor racha de su historia, algo que sólo le había sucedido una vez: en 1957.
Los números, en la tercera etapa del Virrey , no le sonríen. Ganó sólo cinco de los 18 partidos que jugó en lo que va del semestre. Y aunque eso le haya alcanzado para estar en los octavos de final de la Copa Libertadores, su gran obsesión, es el flojo nivel del equipo el que pone a todo Boca con dolores de cabeza. También, porque las derrotas se dan contra equipos que sumaban fechas y fechas sin ganar. A saber: Unión le ganó en La Bombonera y cortó una sequía de 26 partidos sin triunfos. San Martín lo humilló en San Juan, tras 15 jornadas. Y ayer, Estudiantes ganó su primer partido en el torneo.
Este contexto ocurre en la antesala de una semana decisiva para las aspiraciones del club. En tres días, en su cancha, Boca recibirá a Corinthians por el partido de ida de la Copa. Tres días más tarde, jugará el Superclásico ante River. Por eso, alcanzó con estar en La Plata para oír qué priorizan sus hinchas cuando gritan por sus temores: “Que el domingo, cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar”, entonaron desde la popular para despedir al equipo tras la caída. Claro, de perder el clásico, Boca alcanzaría la serie más negativa en campeonatos de AFA y hasta podría quedar último.
La historia, igual, le hace un guiño a Boca. Porque en 1957, su racha sin victorias se cortó una semana después de alcanzar los diez encuentros. Fue por la 17ª fecha del torneo de ese año y venció 3-1 a Gimnasia La Plata. Ahora, cortar la malaria significaría festejar contra el máximo rival...
Bianchi no desespera.
Tiene el apoyo de los hinchas y el respaldo de los referentes del plantel. Y, aunque algunos dirigentes se muestren ofuscados, saben que nadie más que él puede sacar a Boca de esta situación. “Lo que rescato del partido es que el equipo tuvo una muy buena actuación y esto nos da signos de esperanzas para que el equipo termine siendo protagonista. Ya va a llegar la racha positiva; hay que creer que esto se va a cortar y lograremos cambiar la situación”, se fue diciendo Bianchi. Ese que quedó en la historia. Algo a lo que él está acostumbrado.