Vaticano se esfuerza por evitar filtraciones antes del cónclave

Ciudad del Vaticano, Reuters
El Vaticano luchaba el jueves por contener las filtraciones de sus preparativos a puertas cerradas de la próxima elección papal, lo que dejaba en evidencia la brecha entre el secreto tradicional de la Iglesia Católica y la era de la información.


Los detalles divulgados sobre debates aparecieron nuevamente en los medios italianos pese a una medida del Vaticano el miércoles por influir en los reportes, al poner fin a ruedas de prensa de cardenales estadounidenses que habían comenzado a competir con sus propios informes diarios.

Era ampliamente asumido que los cardenales italianos estaban informando a periodistas amigos, pero el portavoz del Vaticano dijo que estaba mal apuntar el dedo hacia grupos nacionales.

Agregó que los "príncipes de la Iglesia" deberían endurecer el voto de secreto que juraron cuando comenzaron las reuniones previas al cónclave el lunes.

"Si alguien sabe quién está violando esto, deberían decirlo", declaró el reverendo Federico Lombardi a los periodistas. "Depende del Colegio de Cardenales asumir su responsabilidad y adaptarse a un código de conducta", agregó.

Los cardenales han estado realizando reuniones preparatorias para sopesar quién entre ellos podría suceder al Papa Benedicto XVI, quien hizo efectiva su renuncia la semana pasada, como líder de la Iglesia de 1.200 millones de miembros en uno de sus momentos más difíciles en la historia.

La cultura de secreto de los sacerdotes resultó ser fatal en las crisis por abusos sexuales en la década pasada debido a que las víctimas alguna vez silenciosas dieron un paso al frente para denunciar a abusadores, y demandas e investigaciones oficiales dieron con documentos de la Iglesia que prueban que obispos habían encubierto esos hechos.

CONTROLAR EL MENSAJE

Las filtraciones de las reuniones, donde los cardenales discuten sobre problemas que enfrenta la Iglesia, relataron cómo los prelados buscaban mayores detalles sobre errores de administración en la burocracia del Vaticano, conocida como Curia.

Los periódicos nombraron a varios oradores y detallaron sus comentarios, lo que preocupó a cardenales de la Curia y los llevó a llamar a otros a que dejen de hablar con los medios de comunicación.

Los cardenales estadounidenses, que informaron en sus conferencias de prensa sobre la atmósfera general en las reuniones, no entregaron el tipo de información detallada que estaba siendo filtrada a los medios italianos.

"Los cardenales en la Curia vaticana quieren controlar el mensaje. Están filtrando a la prensa italiana", afirmó el reverendo Thomas Reese, erudito jesuita estadounidense y autor del libro "Dentro del Vaticano".

Las conferencias de prensa de los estadounidenses dejaron en claro que los cardenales de Estados Unidos quieren que el nuevo Papa acabe con las luchas internas en la burocracia romana.

"Ese no es el tipo de mensaje que los tipos en la Curia vaticana quieren ahí afuera", comentó Reese.

El teólogo estadounidense George Weigel afirmó que las tensiones por los medios de comunicación no eran entre los cardenales estadounidenses y la Curia, sino que correspondían a un caso de "la vieja Iglesia versus la nueva Iglesia".

Los escándalos de abusos sexuales en Estados Unidos enseñaron a los obispos que deben ser transparentes en sus comunicaciones. "Otros aparentemente no se han percatado de eso", afirmó Weigel.

Otro punto de discusión es sobre cuándo entrar a la legendaria Iglesia Sixtina para el cónclave, ocasión en que los cardenales son aislados del contacto externo hasta que elijan a un nuevo Papa. Esta vez, 115 cardenales participarán en la reunión decisiva.

En tanto, trabajadores seguían preparando la capilla que contiene los famosos frescos de Miguel Angel para el cónclave.

Varios cardenales de fuera de Roma quieren más tiempo para reunirse con los potenciales candidatos y obtener más información sobre el estado de la Curia y la Iglesia antes de votar.

Pese a los llamados por más tiempo, el Vaticano aún parece dispuesto a abrir el cónclave en la primera parte de la próxima semana, de modo que el nuevo Papa pueda ser elegido e instaurado a tiempo para encabezar los servicios de Semana Santa que comenzarán con el Domingo de Ramos el 24 de marzo.

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