Un brote de violencia sectaria en Birmania dejó al menos 10 muertos y 27 heridos

Bangkok, EFE
Al menos 10 personas han muerto, 27 resultaron heridas de gravedad y varios edificios fueron incendiados en un brote de violencia sectaria que ha estallado en la región central de Birmania (Myanmar), informaron hoy fuentes de la oposición citadas por medios locales.
Las autoridades locales solo han confirmado de momento cuatro muertos, incluido un monje budista, y afirman que tienen controlada la situación.

No obstante, un miembro de la opositora Liga Nacional por la Democracia afirmó que había diez muertos y que las fuerzas de seguridad son insuficientes para restablecer el orden.

Las autoridades impusieron esta mañana el toque de queda en la localidad para tratar de contener la situación, después de que cientos de habitantes comenzasen a abandonar la ciudad a primeras horas del día.

Fuentes policiales citadas por el diario “Irrawaddy” indicaron que más de 200 personas participaron en los disturbios que estallaron ayer y enfrentaron a seguidores de las comunidades budista y musulmana en la localidad de Meiktila, en la división de Mandalay (centro).

El detonante fue una discusión entre los dueños musulmanes de una tienda de oro y unos clientes budistas.

La polémica desembocó en enfrentamientos abiertos entre miembros de ambas religiones y la quema de dos mezquitas, una madrasa, una oficina gubernamental y varios comercios, además de vehículos.

Las autoridades temen que los disturbios prendan en otras partes del país, después de que el año pasado muriesen 163 personas y más de 100.000 acabasen en campamentos de refugiados por los violentos enfrentamientos mantenidos entre musulmanes y budistas en el Estado de Rakhine (este).

Las mayoría de las personas acogidas en campos de refugiados en Rakhine pertenecen a la etnia rohingya, musulmanes de origen bengalí a quienes ni el Gobierno de Birmania (Myanmar) ni el de Bangladesh reconocen la ciudadanía.

A pesar del tiempo transcurrido, la situación en Rakhine todavía no ha recuperado la normalidad.

Después de casi medio siglo de dictadura militar, Birmania atraviesa una etapa de reformas de tinte democrático que dicta un gobierno civil que instaló la última junta castrense antes de disolverse, en 2011.

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