Li Keqiang, elegido formalmente primer ministro de China

Pekin, EP
Li Keqiang ha sido elegido formalmente como primer ministro de China, en la sesión plenaria que se ha celebrado este viernes en el Congreso Nacional, en el marco del proceso de renovación de la cúpula de poder del gigante asiático que se lleva a cabo cada diez años.


Los casi 3.000 legisladores presentes en la sesión plenaria han votado a favor de ratificar a Li como primer ministro, cargo para el que fue nominado en el congreso general que el Partido Comunista de China (PCCh) celebró el pasado mes de noviembre.

Li, de 57 años de edad, es uno de los más firmes aliados del ya ex presidente Hu Jintao, hasta el punto de que estaba llamado a sucederle al frente del PCCh y de China, aunque finalmente no ha sido así por la escasa autoridad de Hu en las filas comunistas.

A pesar de su origen humilde --su padre era funcionario de bajo rango--, consiguió llegar a la universidad y licenciarse en Derecho. Fue entonces cuando entró en contacto con la Liga de la Juventud Comunista, que catapultó su carrera política.

Durante las protestas en la Plaza de Tiananmen, en 1989, Li fue uno de los pocos que intentó una solución pacífica, pero tras la firme negativa del régimen comunista --que impuso la Ley Marcial--, cerró filas en torno al poder.

A partir de ese momento, fue destinado a cargos medios y altos en las provincias ubicadas en la costa oriental, pero aún así poco desarrolladas, desde donde impulsó importantes procesos de renovación en búsqueda de la prosperidad económica y social.

Li recogerá el testigo de Wen Jiabao, que abandona el cargo de primer ministro en medio del escándalo por la fortuna oculta que sus familiares y amigos poseen gracias a sus participaciones en una red de empresas por valor de 2.700 millones de dólares (2.087 millones de euros).
LOS RETOS DE CHINA

El nuevo Gobierno ha abogado por fomentar el desarrollo económico a través de la innovación científica y tecnológica, a fin de garantizar la hegemonía del gigante asiático durante las próximas décadas y de superar los problemas crónicos de China, que han retrasado la ansiada transformación del país.

Sin embargo, el PCCh se ha comprometido a que este desarrollo económico se traduzca en mejoras sociales mediante un programa de subsidios estatales --con un amplio abanico de pensiones--, así como programas de vivienda, educativos y sanitarios.

Otro de sus grandes desafíos será la reducción de la brecha que actualmente y desde hace años separa al campo y la ciudad, a pesar de la revolución agraria impulsada por Mao Tse Tun. Uno de los mecanismos elegidos para ello será la distribución de la riqueza a través de los salarios.

Además, tendrá que hacer frente al clima de inseguridad que reina en la región a causa de los lanzamientos de cohete de largo alcance de abril y diciembre de 2012 y de la prueba nuclear del pasado 12 de febrero que Corea del Norte ha llevado a cabo, desafiando a la comunidad internacional.

China se ha sumado a la condena y a las sanciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y ha pedido a su aliado que se abstenga de llevar a cabo nuevas "provocaciones" y vuelva a las conversaciones a seis bandas para la desnuclearización de la península coreana.

Otro de los frentes abiertos serán las disputas territoriales que mantiene con sus vecinos regionales, principalmente con Japón, por la soberanía de varios islotes en cuyas aguas se sospecha que podría haber importantes yacimientos de hidrocarburos y, en cualquier caso, grandes bancos pesqueros.

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