El Papa aboga por los pobres, la paz del mundo y el cuidado de la creación

La Paz, ANF
Al abogar por los pobres y la paz del mundo, el Papa Francisco señaló la necesidad de intensificar el diálogo interreligioso y hasta con los no creyentes, construyendo puentes, justamente, para poner fin a las diferencias que separan.


Así señaló, este viernes, en el encuentro con el Cuerpo Diplomático, puntualizando que “no obstante la diversidad, predomine el deseo de construir lazos verdaderos de amistad entre los pueblos” para que “nunca prevalezcan las diferencias que separan y laceran”

Detallando que Pontífice “es decir el que construye puentes con Dios y entre los hombres”, Francisco expresó que “quisiera, precisamente, que el diálogo entre nosotros ayude a construir puentes entre todos los hombres, de modo que cada uno pueda encontrar en el otro no un enemigo, no un contendiente, sino un hermano para acogerlo y abrazarlo”.

En esta tarea de tender puentes “es fundamental el papel de la religión”, puesto que “no se pueden construir puentes entre los hombres olvidándose de Dios. Pero también es cierto lo contrario: no se pueden vivir auténticas relaciones con Dios ignorando a los demás”

Con esta premisa “es importante intensificar el diálogo entre las distintas religiones, creo que en primer lugar con el Islam”, dijo al agradecer la asistencia de autoridades civiles y religiosas en la ceremonia de inicio del pontificado. Agregando que “también es importante intensificar la relación con los no creyentes”

El Sumo Pontífice señaló los caminos para esta edificación, mencionando “la lucha contra la pobreza, tanto material como espiritual”, además que “si no aprendemos a amar cada vez más a nuestra Tierra, es un camino difícil”.

En su discurso, el Papa recurrió a explicar las razones por las que eligió el nombre de Francisco, indicando que es por el Santo de Asís, que “enseña un profundo respeto por toda la creación, la salvaguardia de nuestro medio ambiente, que demasiadas veces no lo usamos para el bien, sino que lo explotamos ávidamente, perjudicándonos unos a otros”.

Señaló que otra de las razones “es el amor que Francisco tenía por los pobres”, expresando: “¡Cuántos pobres hay todavía en el mundo! Y ¡cuánto sufrimiento afrontan estas personas!”

Siguiendo el ejemplo del Santo de Asís “la Iglesia ha tratado siempre de cuidar, proteger en todos los rincones de la tierra a los que sufren por la indigencia, y creo que en muchos de sus países pueden constatar la generosa obra de aquellos cristianos que se esfuerzan por ayudar a los enfermos, a los huérfanos, a quienes no tienen hogar y a todos los marginados, y que, de este modo, trabajan para construir una sociedad más humana y más justa”.

El Papa también se refirió a la “pobreza espiritual de nuestros días, que afecta gravemente también a los países considerados más ricos. Es lo que mi Predecesor, el querido y venerado Papa Benedicto XVI, llama la “dictadura del relativismo” que deja a cada uno como medida de sí mismo y pone en peligro la convivencia entre los hombres”.

La segunda razón del nombre, es que “Francisco de Asís nos dice: Esfuércense en construir la paz. Pero no hay verdadera paz sin verdad. No puede haber verdadera paz si cada uno es la medida de sí mismo, si cada uno puede reclamar siempre y sólo su propio derecho, sin preocuparse al mismo tiempo del bien de los demás, de todos, a partir ya de la naturaleza, que acomuna a todo ser humano en esta tierra”, remarcó.

POR EL BIEN DE LA HUMANIDAD

Las relaciones de los Estados con la Santa Sede son “verdaderamente una ocasión de bien para la humanidad”, señaló el Papa al indicar que “esto es precisamente lo que preocupa a la Santa Sede: el bien de todo hombre en esta tierra. Y, precisamente, con esta idea comienza el Obispo de Roma su ministerio”.

En este propósito de bien para la humanidad, el romano Pontífice sabe que “puede contar con la amistad y el afecto de los países que representan, y con la certeza de que comparten este propósito”, dijo.

La Santa Sede tiene relaciones diplomáticas con 180 Estados, además de la Unión Europea, la Soberana Orden Militar de Malta y una misión con carácter especial: la Oficina de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), guiada por un director. El Sumo Pontífice espera que se establezcan estas relaciones con los pocos países con los cuales aún no hay estas relaciones.

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