Chipre requisará el 20% a los grandes ahorradores del mayor banco del país

Los diputados chipriotas se preparan para votar una quita a los grandes depósitos

Luis Doncel
Nicosia, El País
Nicosia se ha despertado con árboles en las aceras por culpa del vendaval que durante la noche había azotado la capital. Pero la tormenta que realmente preocupa a los chipriotas es la que cae sobre sus bancos. El Gobierno ha llegado a un acuerdo con la troika para requisar el 20% de los depósitos de más de 100.000 euros que estén en el Banco de Chipre, el mayor del país y el preferido por los oligarcas rusos. “¿Cómo quieres que esté? Mañana voy a perder 25.000 euros”, respondía el camarero de un bar al que un cliente le lanzaba un rutinario ¿qué tal?


Esta medida, que aún debe ser aprobada por el Parlamento, se une a las dos adoptadas el viernes: la liquidación de Laiki, la segunda entidad por tamaño y la que tenía un agujero mayor, y el control de capitales, medida imprescindible para evitar el pánico el próximo martes, cuando reabran los bancos. La reestructuración de una banca que ha sido al mismo tiempo motor de crecimiento de la isla y responsable de su hundimiento se completa con una quita del 4% para el resto de entidades de crédito.

Chipre ha tenido que tragarse el orgullo que mostró el pasado martes cuando los diputados rechazaron de forma abrumadora el rescate diseñado a medida por Alemania, que obligaba a la economía más pequeña del euro a obtener de sus ahorradores 5.800 millones de euros. El Plan B diseñado a toda prisa por las fuerzas políticas finalmente no será tan distinto del Plan A: los depositantes van a tener que pagar para evitar la quiebra del país, y quién sabe si su salida del euro. Pero ahora se libran los que no lleguen a 100.000 euros, la cantidad teóricamente intocable según las normas europeas que esta semana se han tambaleado. De los cerca de 68.000 millones de euros que atesoran los bancos unos 38.000 superan esta cantidad.

Si los líderes chipriotas quieren esquivar la bancarrota, no disponen de mucho tiempo. Para que el plan de salvación salga adelante, aún falta que el Parlamento y los ministros de Finanzas de la zona euro, que se reunirán este domingo en Bruselas, den el visto bueno. El Banco Central Europeo ha avisado de que si el martes no hay un acuerdo cerrará el grifo de liquidez a las entidades de la isla, lo que en supondría el colapso de la banca en cuestión de horas. El efecto dominó en las cuentas del Estado sería muy rápido.

Una fuente parlamentaria citada por el diario griego Kathimeriní señalaba que los diputados chipriotas podrían esperar a que concluya el Eurogrupo para votar el acuerdo final. Sería solo entonces cuando el país se alejaría del abismo al que se ha acercado esta semana. Pagará un coste muy alto por el rescate: el derrumbe de la confianza en su sistema bancario y unas negras perspectivas económicas, con una fuerte caída del PIB y un repunte del paro, según coinciden varios analistas consultados.

Si los grandes ahorradores del Banco de Chipre han sufrido un duro castigo, los de Laiki, cuyo nombre oficial es Banco Popular, se han llevado uno aún peor. En la medianoche del viernes al sábado, el Parlamento dio el visto bueno a dividir la entidad en un banco bueno —que englobará a los depósitos más modestos y los préstamos sanos—, y uno malo —con las grandes fortunas y los activos más tóxicos—. “Los que tengan su dinero en el banco malo no lo recuperarán en los próximos años, y cuando lo hagan será una cantidad muy inferior a la que pusieron”, comentaba ayer en un corrillo frente a la Cámara de Representantes Christos Passios, periodista del canal público de televisión RIK. Es lo que se temían los centenares de empleados de Laiki que llevan días manifestándose contra los planes del Eurogrupo. Los Gobiernos europeos han dejado muy claro que una de las condiciones del rescate de Chipre es que el país reduzca el peso de su sector financiero, especializado en atraer grandes cantidades de dinero a cambio de intereses muy altos.

Además de la reestructuración de Laiki, los diputados aprobaron la creación de un fondo de solidaridad que contará con aportaciones de ciudadanos particulares y empresas, además de bienes del Estado y de la Iglesia Ortodoxa. También se decidió esa noche el control de capitales, lo que de facto alarga el corralito chipriota sine die. Como había exigido Alemania, los planes de pensiones no se tocarán. Averof Neofytu, vicepresidente del partido conservador en el poder se disculpó ante el país por lo que acaban de votar. “Todos nosotros tenemos parte de culpa”, admitió.

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