Cardenales tienen últimas reuniones antes de cónclave en Vaticano

Ciudad del vaticano, Reuters
Los cardenales mantuvieron sus últimas discusiones sobre el atribulado estado de la Iglesia Católica Romana el lunes, el día previo a que se recluyan para elegir un nuevo pontífice, sin ningún favorito a la vista.


Sorprendidos por la renuncia del Papa Benedicto XVI en febrero, los cardenales se reunieron varias veces la semana pasada para esbozar las cualidades necesarias de una persona que enfrente el enorme desafío de liderar una Iglesia plagada de escándalos.

"La última vez hubo un hombre con estatura, tres o cuatro veces más que cualquier otro cardenal", declaró a periodistas el cardenal francés Philippe Barbarin, en referencia a la elección de Joseph Ratzinger en apenas 24 horas en el 2005.

"Esta vez no es el caso. Por consiguiente, la elección debe hacerse entre uno, dos, tres (...) una decena de candidatos. Aún no sabemos nada. Tendremos que esperar los resultados de la primera votación", agregó.

Analistas del Vaticano dicen que el italiano Angelo Scola y el brasileño Odilo Scherer son los favoritos al cargo, pero una serie de otros candidatos de otros lugares del mundo también han sido mencionados, lo que ha dejado abierto el resultado final.

Un triunfo de Scola devolvería el papado a Italia por primera vez en 35 años, mientras que si Scherer resultara elegido sería el primer Papa no europeo en 1.300 años.

Los 115 cardenales electores de 48 países ingresarán a la Capilla Sixtina a las 1530 GMT del martes y realizarán una votación inicial poco después.

"Hay una dinámica que se produce cuando ellos están en la Capilla Sixtina. La primera votación es como que esboza los nombres. Tendremos un Papa para el final de la semana", sostuvo el padre Tom Rosica, portavoz del Vaticano para medios de habla inglesa.

Nadie en la era moderna ha obtenido la mayoría de dos tercios en la primera elección. Los cardenales realizarán hasta cuatro votaciones diarias a partir de allí -dos a la mañana y dos a la tarde- hasta que elijan el nuevo pontífice.

La extensión promedio de los últimos nueve cónclaves fue de aproximadamente tres días y ninguno de ellos tardó más de cinco.

POLITICA BIZANTINA

Como parte de los preparativos para la elección, trabajadores colgaron cortinas oscuras en el balcón central de la Basílica de San Pedro, listas para el momento en que el nuevo Papa haga su primera aparición pública ante la multitud reunida en la enorme plaza.

El Papa número 266 afrontará una serie de problemas que van desde escándalos de abuso sexual hasta una burocracia central disfuncional para la institución, conocida como la Curia, y acusaciones de delitos vinculados con el banco del Vaticano.

El máximo administrador del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, hizo una larga presentación a sus colegas prelados el lunes, delineando los esfuerzos para mejorar la transparencia en el banco.

Tanto Benedicto XVI como su antecesor Juan Pablo II fueron criticados por no reformar la Curia y algunos hombres de la Iglesia creen que el próximo Papa debe ser un fuerte administrador.

Personas del interior del Vaticano dicen que Scola, que ha manejado dos grandes diócesis italianas, sería el mejor posicionado para comprender las políticas bizantinas de la tan criticada administración de la Iglesia dominada por italianos -de la cual no forma parte- y para introducir una rápida reforma.

Se dice que la facción de la Curia dentro del cónclave respaldaría a Scherer, quien trabajó en la Congregación de Obispos del Vaticano por siete años antes de liderar la diócesis de Sao Paulo, en Brasil.

Si Scherer ganara, implicaría un mundo de cambios para la iglesia dominada por europeos y un reconocimiento al creciente poder de América Latina, que alberga al 42 por ciento de los católicos de todo el mundo.

Si ninguno de los dos favoritos obtiene el apoyo necesario, un candidato de compromiso podría surgir. Entre los citados se encuentran el canadiense Marc Ouellet, los cardenales estadounidenses Sean O'Malley y Timothy Dolan y el argentino Leonardo Sandri.

El cónclave se lleva a cabo bajo estricto secreto. Los cardenales que votan nunca revelan los detalles de la elección.

Empleados del Vaticano que pueden entrar en contacto con los denominados príncipes de la Iglesia, entre ellos ascensoristas, camareros y personal de limpieza, harán el lunes una promesa de no revelar nada que puedan oír en los próximos días.

Los cardenales se quedarán en un hotel del Vaticano durante el cónclave y cruzarán a la Capilla Sixtina para las dos sesiones diarias de votación.

Señales de humo sobre la capilla -negro para una votación inconclusa y blanco para un nuevo Papa- comunicarán al mundo exterior cómo se está desarrollando la elección.

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