A 60 años de su muerte, la influencia de Stalin persiste en la Rusia de Putin
Moscú, Reuters
Una conferencia celebrada con el auspicio de la Iglesia Ortodoxa Rusa es tal vez el último lugar donde uno esperaría escuchar elogios a Josef Stalin.
La iglesia fue perseguida por el dictador soviético, que murió hace 60 años luego de tres décadas en el poder y a quien se considera responsable por la muerte de millones de personas inocentes, muchas en los campos de trabajo forzado o Gulag.
Sin embargo, Stalin aún figura en la Rusia del presidente Vladimir Putin y una muestra fueron los elogios para el líder histórico expresados en un debate bajo pinturas de querubines en un hotel eclesiástico adornado con íconos y un retrato del patriarca ortodoxo ruso Kirill.
Un orador dijo que Stalin restauró el orgullo nacional, otro afirmó que construyó los fundamentos de un gran futuro ruso y un tercero que la nación debe agradecer al líder soviético por la "sagrada victoria" contra Alemania en la Segunda Guerra Mundial.
"Stalin no fue un santo, pero tampoco fue un monstruo", dijo el sacerdote ortodoxo ruso Alexander Shumsky, acusando a los críticos del líder de exagerar la magnitud de sus crímenes.
Shumsky calificó las afirmaciones de que Stalin tenía el control total como un mito creado por liberales y dijo que el ex líder había querido detener la represión.
Seis décadas después, el legado de Stalin continúa siendo objeto de fuertes debates y amplias interpretaciones en Rusia, donde muchos aún creen que su gobierno fue bueno para el país.
Analistas y críticos del Kremlin dicen que así lo quiere Putin.
"Putin (...) manipuló deliberadamente la imagen del dictador para reforzar sus esfuerzos de construir un 'poder vertical' en Rusia", dijo el grupo estadounidense de política exterior Carnegie Endowment for International Peace en un informe, refiriéndose al sistema aplicado por Putin que concentra el poder en las manos del presidente.
El apoyo a Stalin aumentó en Rusia desde que el colapso de la Unión Soviética en 1991 desarticuló el sistema de seguridad social, golpeó el orgullo nacional y dejó a muchos añorando la imagen de orden y estabilidad de la era comunista.
Pero Lev Gudkov, director del grupo de sondeos independiente Levada Center, dijo que el principal cambio ocurrió cuando Putin llegó al poder en el 2000 y "lanzó un amplio programa para reeducar ideológicamente a la sociedad".
"Los ideólogos partidarios de Putin no negaron que el régimen de Stalin haya efectuado arrestos y ejecuciones en masa pero intentaron minimizar estos acontecimientos (...) al mismo tiempo que enfatizaron los méritos de Stalin como un jefe militar y estadista que modernizó al país y lo transformó en una de las dos superpotencias mundiales", dijo Gudkov.
Una conferencia celebrada con el auspicio de la Iglesia Ortodoxa Rusa es tal vez el último lugar donde uno esperaría escuchar elogios a Josef Stalin.
La iglesia fue perseguida por el dictador soviético, que murió hace 60 años luego de tres décadas en el poder y a quien se considera responsable por la muerte de millones de personas inocentes, muchas en los campos de trabajo forzado o Gulag.
Sin embargo, Stalin aún figura en la Rusia del presidente Vladimir Putin y una muestra fueron los elogios para el líder histórico expresados en un debate bajo pinturas de querubines en un hotel eclesiástico adornado con íconos y un retrato del patriarca ortodoxo ruso Kirill.
Un orador dijo que Stalin restauró el orgullo nacional, otro afirmó que construyó los fundamentos de un gran futuro ruso y un tercero que la nación debe agradecer al líder soviético por la "sagrada victoria" contra Alemania en la Segunda Guerra Mundial.
"Stalin no fue un santo, pero tampoco fue un monstruo", dijo el sacerdote ortodoxo ruso Alexander Shumsky, acusando a los críticos del líder de exagerar la magnitud de sus crímenes.
Shumsky calificó las afirmaciones de que Stalin tenía el control total como un mito creado por liberales y dijo que el ex líder había querido detener la represión.
Seis décadas después, el legado de Stalin continúa siendo objeto de fuertes debates y amplias interpretaciones en Rusia, donde muchos aún creen que su gobierno fue bueno para el país.
Analistas y críticos del Kremlin dicen que así lo quiere Putin.
"Putin (...) manipuló deliberadamente la imagen del dictador para reforzar sus esfuerzos de construir un 'poder vertical' en Rusia", dijo el grupo estadounidense de política exterior Carnegie Endowment for International Peace en un informe, refiriéndose al sistema aplicado por Putin que concentra el poder en las manos del presidente.
El apoyo a Stalin aumentó en Rusia desde que el colapso de la Unión Soviética en 1991 desarticuló el sistema de seguridad social, golpeó el orgullo nacional y dejó a muchos añorando la imagen de orden y estabilidad de la era comunista.
Pero Lev Gudkov, director del grupo de sondeos independiente Levada Center, dijo que el principal cambio ocurrió cuando Putin llegó al poder en el 2000 y "lanzó un amplio programa para reeducar ideológicamente a la sociedad".
"Los ideólogos partidarios de Putin no negaron que el régimen de Stalin haya efectuado arrestos y ejecuciones en masa pero intentaron minimizar estos acontecimientos (...) al mismo tiempo que enfatizaron los méritos de Stalin como un jefe militar y estadista que modernizó al país y lo transformó en una de las dos superpotencias mundiales", dijo Gudkov.