Último día de Carnaval: Bolivia vive el “martes de Challa”
La Paz,Radio Fides
La challa refiere una ceremonia de reciprocidad con la Pachamama por los favores prestados, se basa en el acto de regar la tierra de bienes y negocios con alcohol y elementos simbólicos, esta tradición marca el epílogo del carnaval boliviano.
Las principales ciudades del país lucen viviendas adornadas con serpentina de colores, globos y flores, confites entre otros elementos, el mismo procedimiento se realiza con los negocios y automóviles. El alcohol es rociado junto a los pétalos de flores y confites en las esquinas de las casas. Además ya es característico ver entre las familias bañar las paredes de los domicilios con cerveza. El estruendo de los cohetillos no puede faltar, toda vez que es una manera de ahuyentar los malos augurios.
En el campo la challa consiste, básicamente, en cubrir la tierra con pétalos de flores y enterrar en la tierra diferentes elementos, entre ellos coca, dulces y algunos tubérculos, a manera de altar, más conocido como apxata para alimentar a la Pachamama. Mientras lo hacen, beben y le ofrecen cantos y bailes.
Las ofrendas de la mesa deben ser quemadas y ahumadas, con maderas aromáticas de Koa y palo santo, para luego ser enterradas y entregadas a la Pachamama, pese a ser un procedimiento andino, se repite en las ciudades para solicitar prosperidad en los negocios a l Madre Tierra.
Tanto en la ciudad como en el campo es habitual que se utilicen petardos, durante la ceremonia, puesto que según las creencias del lugar el ruido sirve para alejar a los malos espíritus.
El martes de challa se caracteriza por ser muy pintoresco, abundan los colores, objetos, cerveza y comida. Es un acontecimiento donde los asistentes comparten y derrochan alegría, al son de los ritmos del lugar, al mismo tiempo que veneran, piden, agradecen y nutren a la Pachamama.
Como varios de los festejos bolivianos, el martes de challa en carnaval, reúne a toda la familia y la aleja de la rutina y el estrés de las urbes. Esta última jornada carnavalera da paso al inicio de la cuaresma en el mundo católico.
La challa refiere una ceremonia de reciprocidad con la Pachamama por los favores prestados, se basa en el acto de regar la tierra de bienes y negocios con alcohol y elementos simbólicos, esta tradición marca el epílogo del carnaval boliviano.
Las principales ciudades del país lucen viviendas adornadas con serpentina de colores, globos y flores, confites entre otros elementos, el mismo procedimiento se realiza con los negocios y automóviles. El alcohol es rociado junto a los pétalos de flores y confites en las esquinas de las casas. Además ya es característico ver entre las familias bañar las paredes de los domicilios con cerveza. El estruendo de los cohetillos no puede faltar, toda vez que es una manera de ahuyentar los malos augurios.
En el campo la challa consiste, básicamente, en cubrir la tierra con pétalos de flores y enterrar en la tierra diferentes elementos, entre ellos coca, dulces y algunos tubérculos, a manera de altar, más conocido como apxata para alimentar a la Pachamama. Mientras lo hacen, beben y le ofrecen cantos y bailes.
Las ofrendas de la mesa deben ser quemadas y ahumadas, con maderas aromáticas de Koa y palo santo, para luego ser enterradas y entregadas a la Pachamama, pese a ser un procedimiento andino, se repite en las ciudades para solicitar prosperidad en los negocios a l Madre Tierra.
Tanto en la ciudad como en el campo es habitual que se utilicen petardos, durante la ceremonia, puesto que según las creencias del lugar el ruido sirve para alejar a los malos espíritus.
El martes de challa se caracteriza por ser muy pintoresco, abundan los colores, objetos, cerveza y comida. Es un acontecimiento donde los asistentes comparten y derrochan alegría, al son de los ritmos del lugar, al mismo tiempo que veneran, piden, agradecen y nutren a la Pachamama.
Como varios de los festejos bolivianos, el martes de challa en carnaval, reúne a toda la familia y la aleja de la rutina y el estrés de las urbes. Esta última jornada carnavalera da paso al inicio de la cuaresma en el mundo católico.