Última audiencia del Papa Benedicto XVI: “Mi corazón está colmado de gratitud”

Roma, AFP
Más de 50 mil personas presenciaron este miércoles en Roma la última audiencia general del Papa Benedicto XVI, un día antes que su renuncia al Pontificado se haga efectiva. En sus palabras agradeció la comprensión con la que se ha tomado su decisión de dejar el Papado y dijo que está seguro que Dios seguirá conduciendo con sabiduría a su Iglesia.

“Agradezco a todos el respeto y la comprensión con la que han acogido esta decisión importante, que he tomado con plena libertad. Desde que asumí el ministerio petrino en el nombre del Señor he servido a su Iglesia con la certeza de que es Él quien me ha guiado. Sé también que la barca de la Iglesia es suya, y que Él la conduce por medio de hombres. Mi corazón está colmado de gratitud porque nunca ha faltado a la Iglesia su luz”, dijo el Papa.

El Papa dijo que como el Apóstol Pablo, también él siente en su corazón que debe, ante todo, dar gracias a Dios, que guía y hace crecer a la Iglesia, que siembra su Palabra y, de este modo, alimenta la fe en su Pueblo. Y añadió que en este momento, su espíritu se ensancha para abrazar a toda la Iglesia esparcida por el mundo.

El Santo Padre también afirmó que lleva a todos en la oración, “en un presente que es el de Dios”, donde recoge cada encuentro, cada viaje y cada visita pastoral realizada, conservando todo y a todos en la oración, para encomendarlos al Señor.

Benedicto XVI reconoció que durante su Pontificado “el Señor nos ha dado muchos días de sol y ligera brisa, días en los que la pesca fue abundante, pero también momentos en los que las aguas estuvieron muy agitadas y el viento contrario".

El Pontífice además se subió por última vez al Papamovil, con el que recorrió la Plaza de San Pedro para saludar a los miles de fieles que llegaron de diversas partes del mundo para despedir al Papa.

El jueves a las 20:00 Hrs. (15:00 hora boliviana) el Papa Benedicto XVI dejará definitivamente el Pontificado, se abrirá entonces un periodo en el que los Cardenales de todo el mundo deben decidir cuándo se realizará el próximo Cónclave que elegirá a su sucesor.

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