Rajoy dice que España recibirá más de lo que paga a la UE hasta 2020
El saldo favorable con Bruselas será del 0,20% del PiB, superior al de los últimos siete años
Miguel González
Bruselas, El País
Cada uno cuenta la feria según le va y a Rajoy le ha ido muy bien en el Consejo Europeo, a juzgar por sus declaraciones. A pesar de que el presupuesto aprobado este viernes es el más restrictivo de la historia de la UE y de que España ha defendido la propuesta inicial de la Comisión Europea, que ha sufrido sucesivas podas en un interminable regateo, el presidente del Gobierno ha salido contento de Bruselas. Cansado pero contento, después de 26 horas de negociación interrumpida solo para ir al hotel a ducharse y recoger la maleta. "No he dormido nada, no me hagan muchas preguntas", ha rogado a los periodistas.
La razón de su alegría estriba en que, al contrario de lo que se daba por seguro hasta hace pocos meses, España no se convertirá en contribuyente neto a las arcas comunitarias a medio plazo. Es decir, seguirá recibiendo más de lo que paga, al menos hasta el final de esta década. Y no solo eso. Según Rajoy, el saldo del próximo septenio será aún más favorable para Madrid que el vigente. Si entre 2007 y 2013, en el marco financiero plurianual negociado por Zapatero, el saldo positivo para España equivalía al 0,15% de su PIB (unos 1.500 millones al año), en el periodo 2014-2020 rondará el 0,20% (en torno a 2.000 millones).
Este resultado se explica porque se ha reducido el presupuesto total de la UE y lo ha hecho, especialmente, en aquellas partidas en las que España obtiene menos retornos, como investigación y alta tecnología. Por el contrario, según el presidente, se mantienen globalmente las ayudas a la agricultura y los fondos de cohesión y se crea un nuevo fondo para combatir el desempleo juvenil, que en España bate records, con más del 55% de los menores de 25 años en paro.
Este fondo tendrá una dotación total de 6.000 millones, de los que solo 3.000 serán "dinero fresco" (no comprometido anteriormente) y España se llevará 918 millones, casi el 30%, de esta última cantidad. Además, las regiones en transición, aquellas que superan ya el 70% de la renta media comunitaria pero no llegan al 90% (Andalucía, Murcia, Castilla-la Mancha, Melilla y Canarias) recibirán una ayuda especial de 1.100 euros por cada desempleado, lo que totaliza 932 millones, mientras que el conjunto de las regiones españolas (incluida Extremadura, con 500 millones, la única que se mantiene como objetivo prioritario) percibirán una asignación especial de 1.824.millones; además de 50 millones para Ceuta y Melilla. Estas cifras han permitido a Rajoy asegurar que había arrancado 3.724 millones para fondos de cohesión; mil más de los que se les ofrecieron en noviembre, en la primera ronda de esta cumbre.
Respecto a la Política Agraria Común (PAC), el otro gran capítulo de los presupuestos comunitarios, Rajoy ha asegurado que "se consolida el apoyo a los agricultores españoles hasta 2020", con ayudas directas de 35.000 millones de euros, También aumenta en un 3% la partida de desarrollo rural, que alcanza los 8.300 millones, de los que 500 corresponden a una asignación específica negociada a última hora.
Su optimismo no ha sido compartido por algunas organizaciones agrarias, como la COAG (Confederación de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos) cuyo secretario general, Miguel Blanco, ha cifrado en 6.780 millones (un 14%) la pérdida de ayudas para el campo español en el próximo septenio.
Las cuentas de Rajoy corren el riesgo de convertirse en el cuento de la lechera, ya que se trata de previsiones que deben traducirse en hechos y plasmarse en reglamentos. Se basan, además, en dos circunstancias profundamente negativas: que la UE es más débil, y su capacidad para estimular el crecimiento se ha reducido drásticamente, lo que perjudica en especial a España; y que España es más pobre, ya que su PIB se ha encogido el 5% desde el inicio de la crisis.
El presidente francés, Francois Hollande, ha reconocido que el pacto respondía a sus deseos, y el primer ministro italiano, Maria Monti, ha admitido que no satisface sus expectativas. Pero Rajoy, que se ha reunido con ambos al inicio de la cumbre y compartía en teoría un frente de los países de sur, no ha tenido ninguna queja. "Es muy positivo para España y también es bueno para Europa", ha dicho.
Miguel González
Bruselas, El País
Cada uno cuenta la feria según le va y a Rajoy le ha ido muy bien en el Consejo Europeo, a juzgar por sus declaraciones. A pesar de que el presupuesto aprobado este viernes es el más restrictivo de la historia de la UE y de que España ha defendido la propuesta inicial de la Comisión Europea, que ha sufrido sucesivas podas en un interminable regateo, el presidente del Gobierno ha salido contento de Bruselas. Cansado pero contento, después de 26 horas de negociación interrumpida solo para ir al hotel a ducharse y recoger la maleta. "No he dormido nada, no me hagan muchas preguntas", ha rogado a los periodistas.
La razón de su alegría estriba en que, al contrario de lo que se daba por seguro hasta hace pocos meses, España no se convertirá en contribuyente neto a las arcas comunitarias a medio plazo. Es decir, seguirá recibiendo más de lo que paga, al menos hasta el final de esta década. Y no solo eso. Según Rajoy, el saldo del próximo septenio será aún más favorable para Madrid que el vigente. Si entre 2007 y 2013, en el marco financiero plurianual negociado por Zapatero, el saldo positivo para España equivalía al 0,15% de su PIB (unos 1.500 millones al año), en el periodo 2014-2020 rondará el 0,20% (en torno a 2.000 millones).
Este resultado se explica porque se ha reducido el presupuesto total de la UE y lo ha hecho, especialmente, en aquellas partidas en las que España obtiene menos retornos, como investigación y alta tecnología. Por el contrario, según el presidente, se mantienen globalmente las ayudas a la agricultura y los fondos de cohesión y se crea un nuevo fondo para combatir el desempleo juvenil, que en España bate records, con más del 55% de los menores de 25 años en paro.
Este fondo tendrá una dotación total de 6.000 millones, de los que solo 3.000 serán "dinero fresco" (no comprometido anteriormente) y España se llevará 918 millones, casi el 30%, de esta última cantidad. Además, las regiones en transición, aquellas que superan ya el 70% de la renta media comunitaria pero no llegan al 90% (Andalucía, Murcia, Castilla-la Mancha, Melilla y Canarias) recibirán una ayuda especial de 1.100 euros por cada desempleado, lo que totaliza 932 millones, mientras que el conjunto de las regiones españolas (incluida Extremadura, con 500 millones, la única que se mantiene como objetivo prioritario) percibirán una asignación especial de 1.824.millones; además de 50 millones para Ceuta y Melilla. Estas cifras han permitido a Rajoy asegurar que había arrancado 3.724 millones para fondos de cohesión; mil más de los que se les ofrecieron en noviembre, en la primera ronda de esta cumbre.
Respecto a la Política Agraria Común (PAC), el otro gran capítulo de los presupuestos comunitarios, Rajoy ha asegurado que "se consolida el apoyo a los agricultores españoles hasta 2020", con ayudas directas de 35.000 millones de euros, También aumenta en un 3% la partida de desarrollo rural, que alcanza los 8.300 millones, de los que 500 corresponden a una asignación específica negociada a última hora.
Su optimismo no ha sido compartido por algunas organizaciones agrarias, como la COAG (Confederación de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos) cuyo secretario general, Miguel Blanco, ha cifrado en 6.780 millones (un 14%) la pérdida de ayudas para el campo español en el próximo septenio.
Las cuentas de Rajoy corren el riesgo de convertirse en el cuento de la lechera, ya que se trata de previsiones que deben traducirse en hechos y plasmarse en reglamentos. Se basan, además, en dos circunstancias profundamente negativas: que la UE es más débil, y su capacidad para estimular el crecimiento se ha reducido drásticamente, lo que perjudica en especial a España; y que España es más pobre, ya que su PIB se ha encogido el 5% desde el inicio de la crisis.
El presidente francés, Francois Hollande, ha reconocido que el pacto respondía a sus deseos, y el primer ministro italiano, Maria Monti, ha admitido que no satisface sus expectativas. Pero Rajoy, que se ha reunido con ambos al inicio de la cumbre y compartía en teoría un frente de los países de sur, no ha tenido ninguna queja. "Es muy positivo para España y también es bueno para Europa", ha dicho.