Messi contagia al Barcelona
Barcelona, Marca
El Camp Nou se había olvidado de la amargura de los contratiempos duros. Los había sufrido desde que comenzará el ciclo de Pep Guardiola, pero ninguno le dejó la sensación de inferioridad que le ha producido el último Clásico. El Real Madrid le pasó por encima en la semifinal de Copa del Rey. Cierra así un final de febrero que ha abonado incertidumbre donde todo eran certezas.
"Menos mal que Leo Messi no está fino. Vamos a ver si mejora algo, pero discutirle está fuera de lugar", dijo Jordi Roura sobre su estrella. El caso es que la eliminatoria copera y el tropiezo de Champions ante el Milan evidencian cómo depende el juego de las genialidades del argentino. Desaparecido él, desapare lo imprevisible.
El '10' del Barça aseguró tras el encuentro de Liga con el Sevilla que no necesita parar. "Estoy acostumbrado a jugar muchos partidos desde hace muchos años y me siento mejor así. Mi cuerpo se encuentra mejor si no descansa", aseguró a la tele del club. No destacó en el Santiago Bernabéu, no lo hizo en San Siro y no lo ha hecho en el Camp Nou de nuevo frente al Madrid. Apenas dos disparos a puerta en los 90 minutos. Pudo marcar de falta el empate, cambiar el partido. No lo consiguió por centímetros. Salvo esa acción, no dejó legado.
Un dato alimenta de dependencia azulgrana de los goles de Messi. Él solo lleva casi los mimos goles (37) que el resto de sus catorce compañeros que han marcado en Liga (42). El segundo goleador del equipo es Villa (7), quien apenas ha contado con minutos y ahora se presenta como un revulsivo. Alexis, que vio el partido en la grada, sólo ha metido uno.
Síntomas de desgaste
Sandro Rosell no observa un bajón físico ni de juego en el equipo. Los mecanismos de ataque y defensa, no obstante, se resienten. Apenas chutó entre palos en tres ocasiones ante el Real Madrid, una de ellas el gol testimonial de Jordi Alba. El atasco ante las defensas cerradas es evidente. Hubo un amago de forzar disparos desde fuera del área, una solución casi inédita de su juego, pero no apareció el desborde por los extremos ni de Cesc ni Iniesta ni Pedro. Aún menos el de unos laterales ocupados en tapar los contragolpes letales de Cristiano Ronaldo y Di María. Ni Alba ni Dani Alves se prodigaron como suelen.
[foto de la noticia]
Datos
Consulta las estadísticas del Barça esta temporada
El agujero defensivo parece agravarse. El Barcelona suma doce partidos consecutivos en los que ha encajado al menos un tanto. Piqué y Puyol se cargaron pronto con tarjeta. La situación les apuró a la hora de mostrarse más contundentes ante las fechorías de los atacantes del Madrid. Pinto apenas pudo hacer nada en los tres goles, fruto de jugadas aisladas en las que la habilidad de los rematadores primó sobre la sobriedad de los centrales.
Quizás todo ello tiene su origen en el cortocircuito del centro del campo. Desactivados Xavi, Busquets y Cesc, la circulación del balón se resiente. Hubo 95 pérdidas de balón. 100 en el Santiago Bernabéu. La media en Liga apenas supera los 80 por cita. Pero los fallos de la ida no condicionaron la impresión de que el Barcelona debió sacar un mejor resultado. En un mes todo cambia y nada vale. "La memoria en el fútbol es cortísima", como dice Sandro Rosell.
El Camp Nou se había olvidado de la amargura de los contratiempos duros. Los había sufrido desde que comenzará el ciclo de Pep Guardiola, pero ninguno le dejó la sensación de inferioridad que le ha producido el último Clásico. El Real Madrid le pasó por encima en la semifinal de Copa del Rey. Cierra así un final de febrero que ha abonado incertidumbre donde todo eran certezas.
"Menos mal que Leo Messi no está fino. Vamos a ver si mejora algo, pero discutirle está fuera de lugar", dijo Jordi Roura sobre su estrella. El caso es que la eliminatoria copera y el tropiezo de Champions ante el Milan evidencian cómo depende el juego de las genialidades del argentino. Desaparecido él, desapare lo imprevisible.
El '10' del Barça aseguró tras el encuentro de Liga con el Sevilla que no necesita parar. "Estoy acostumbrado a jugar muchos partidos desde hace muchos años y me siento mejor así. Mi cuerpo se encuentra mejor si no descansa", aseguró a la tele del club. No destacó en el Santiago Bernabéu, no lo hizo en San Siro y no lo ha hecho en el Camp Nou de nuevo frente al Madrid. Apenas dos disparos a puerta en los 90 minutos. Pudo marcar de falta el empate, cambiar el partido. No lo consiguió por centímetros. Salvo esa acción, no dejó legado.
Un dato alimenta de dependencia azulgrana de los goles de Messi. Él solo lleva casi los mimos goles (37) que el resto de sus catorce compañeros que han marcado en Liga (42). El segundo goleador del equipo es Villa (7), quien apenas ha contado con minutos y ahora se presenta como un revulsivo. Alexis, que vio el partido en la grada, sólo ha metido uno.
Síntomas de desgaste
Sandro Rosell no observa un bajón físico ni de juego en el equipo. Los mecanismos de ataque y defensa, no obstante, se resienten. Apenas chutó entre palos en tres ocasiones ante el Real Madrid, una de ellas el gol testimonial de Jordi Alba. El atasco ante las defensas cerradas es evidente. Hubo un amago de forzar disparos desde fuera del área, una solución casi inédita de su juego, pero no apareció el desborde por los extremos ni de Cesc ni Iniesta ni Pedro. Aún menos el de unos laterales ocupados en tapar los contragolpes letales de Cristiano Ronaldo y Di María. Ni Alba ni Dani Alves se prodigaron como suelen.
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El agujero defensivo parece agravarse. El Barcelona suma doce partidos consecutivos en los que ha encajado al menos un tanto. Piqué y Puyol se cargaron pronto con tarjeta. La situación les apuró a la hora de mostrarse más contundentes ante las fechorías de los atacantes del Madrid. Pinto apenas pudo hacer nada en los tres goles, fruto de jugadas aisladas en las que la habilidad de los rematadores primó sobre la sobriedad de los centrales.
Quizás todo ello tiene su origen en el cortocircuito del centro del campo. Desactivados Xavi, Busquets y Cesc, la circulación del balón se resiente. Hubo 95 pérdidas de balón. 100 en el Santiago Bernabéu. La media en Liga apenas supera los 80 por cita. Pero los fallos de la ida no condicionaron la impresión de que el Barcelona debió sacar un mejor resultado. En un mes todo cambia y nada vale. "La memoria en el fútbol es cortísima", como dice Sandro Rosell.