El mundo despide emocionado al papa Benedicto XVI
Ciudad del Vaticano, EFE
Con lágrimas, entre ellas las de su secretario y Prefecto de la Casa Pontificia, Georg Ganswein, despidió el Vaticano a Benedicto XVI, tres horas antes de que el 265 sucesor de Pedro dejara de ser el líder espiritual de 1.200 millones de católicos de todo el mundo a las 20.00 horas de este jueves 28 de febrero. La Iglesia Católica entra a partir de ahora en el periodo de Sede Vacante. La primera congregación de cardenales preparatoria del cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI se celebrará este próximo lunes 4 de marzo, anunció el cardenal de Nápoles (Italia), Crescenzio Sepe.
Desde varias horas antes de que el papa Ratzinger abandonara el Vaticano en helicóptero para trasladarse a Castel Gandolfo, cardenales, arzobispos obispos, sacerdotes, religiosas y numerosos laicos que prestan su servicio en el pequeño estado, con sus hijos y nietos, aguardaron en el patio de San Dámaso para despedirse. El ambiente era de tristeza y emoción y ni los vistosos colores de la Guardia Suiza, de la que un piquete con bandera rindió honores, alegraron la espera.
Estamos tristes, pero es un signo de humildad Las lágrimas comenzaron a derramarse cuando el papa, apoyado en un bastón, apareció en el patio acompañado del cardenal secretario, Tarcisio Bertone, y sus colaboradores de la Secretaría de Estado. La emoción era tal que el mismo secretario particular del papa, don Georg, no pudo contener las lágrimas y se le vio visiblemente emocionado.
Mientras tanto en la plaza de San Pedro, a escasos metros del patio de San Dámaso, miles de personas se congregaron ante las pantallas gigantes de televisión ubicada en la Columnata de Bernini, muchas de la cuales tampoco pudieron contener las lágrimas.
Bajo un cielo prácticamente despejado y sobre los adoquines de la plaza, un grupo de jóvenes alemanas sentadas en corro, algunas de ellas vestidas con el traje típico de Baviera, de donde procede Benedicto XVI, dedicaron al Pontífice canciones típicas de su país de despedida. La melodía acompañada por guitarras tan solo se vio interrumpida por el rezo de un rosario colectivo, al que se unieron fieles de todas partes del mundo. "Estamos tristes, pero es un signo de humildad", dijo una de las jóvenes alemanas, que subrayó su admiración hacia su compatriota.
La monja mexicana Margarita Trujillo, de las Misioneras Ecuménicas, admitió que estaba "contenta" porque la decisión de Benedicto XVI ha sido tomada "libremente por el bien de la Iglesia". "Se experimentan sentimientos contrapuestos. Pero esta decisión es buena para su salud", agregó la religiosa.
Estamos muy conmocionados, nos hará falta su presencia "Estamos muy conmocionados, nos hará falta su presencia. Pero como él mismo dijo, estará con nosotros a través de su oración", explicó afligido y sin dejar de mirar las imágenes el sacerdote romano don Graziano, que llevaba una pancarta en la que se leía: "El papa es el corazón de esta ciudad".
En el momento en el que el helicóptero en el que viajó Benedicto XVI, de casi 86 años, despegó del helipuerto del Vaticano a las 17.07 horas local (16.07 gmt), los congregados en la plaza, mirando al cielo esperando ver el aparato, se despidieron de él con un efusivo adiós, entre lágrimas, y con pañuelos blancos en sus manos.
Muchos fieles se congregaron en las azoteas de los edificios cercanos al Vaticano para ver como se alejaba de la colina vaticana el helicóptero que llevaba al papa Ratzinger y en las barandillas colgaron pancartas, una en español, en la estaba escrito: "Benedicto gracias por vivir de la fe en verdad y amor".
Despedida desde Castel Gandolfo
"Me gustaría con mi corazón, amor y oración, con todas mis fuerzas interiores trabajar aún por el bien común, el de la Iglesia y de la humanidad y me siento muy apoyado por vuestra simpatía. Vamos a avanzar adelante por el bien de la Iglesia y del mundo", ha dicho Benedicto XVI en su última aparición pública desde el balcón del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo.
El Pontífice se ha mostrado "feliz" por estar con los fieles, que se han reunido en la plaza de Castel Gandolfo para escuchar las últimas palabras de Benedicto XVI, que apenas han durado tres minutos. "Ya sabéis que este es un saludo distinto a los anteriores, ya no soy Pontífice, lo soy hasta las 20.00 horas pero ya no más —ha precisado—. Soy simplemente un peregrino que inicia la última etapa de su peregrinaje en esta tierra".
Soy simplemente un peregrino que inicia la última etapa de su peregrinaje en esta tierra Finalmente, el papa ha bendecido "de corazón" a los presentes, les ha vuelto a dar las gracias y ha deseado buenas noches a todos, que no han dejado de aplaudirle y vitorearle desde que ha aparecido en el balcón.
Benedicto XVI había aterrizado en Castengandolfo a las 17.25 horas, donde ha sido recibido por el presidente del Gobernatorado del Vaticano, Giuseppe Bertello, el secretatio Giuseppe Sciacca, el obispo de Albano, Marcello Semeraro, el director de las Villas pontificias, Saverio Petrillo, el alcalde de Castel Gandolfo, Milvia Monachesi y el párroco de Castel Gandolfo, Pietro Diletti.
A las 20.00 horas se hizo oficial la renuncia de Benedicto XVI, que pasó a ser Papa Emérito o Romano Pontífice Emérito. Ahora, seguirá vistiendo de blanco, pero sin el pequeño mantel rojo característico de los papas y sustituirá sus zapatos rojos por otros marrones que le regalaron en su viaje a México. Desde esa hora, dejó de usar el anillo del Pescador, que fue inhabilitado. También su cuenta de Twitter se quedó de vacío. En el Vaticano, el apartamento papal y el ascensor que lleva al mismo quedaron también sellados. Dentro de dos meses, el papa se trasladará a vivir al convento Mater Eclesi, donde residirá "desaparecido" para el mundo.