La cúpula chavista se reúne en La Habana

Los máximos dirigentes venezolanos se entrevistan con Raúl Castro
La visita fomenta las especulaciones sobre la influencia cubana en la transición

Ewald Scharfenberg
Caracas, El País
Los principales dirigentes del poder civil venezolano fueron recibidos el domingo en La Habana por el presidente cubano, Raúl Castro, lo que ha dado pie a crecientes interrogantes acerca de cuán decisiva es la participación de Cuba en el arbitraje de la crisis institucional causada por la baja, temporal o eventualmente absoluta, del presidente Hugo Chávez.


A lo largo de 14 años de su gobierno, Chávez no ha ocultado su admiración por la gesta y figura de Fidel Castro. El régimen de La Habana admite la presencia en Venezuela de casi 50.000 operadores para el funcionamiento de las misiones de asistencia social, aporte al que el país sudamericano responde con largueza mediante envíos subsidiados de 100.000 barriles diarios de petróleo.

Pero desde que Chávez se trata su cáncer en Cuba y, especialmente, desde que el 11 de diciembre pasado se sometió a una cuarta operación y permanece recluido en el hermetismo del habanero Centro de Investigaciones Médicas y Quirúrgicas (Cimeq), la visita a la mayor de las Antillas se ha hecho inevitable para los jerarcas del bolivarianismo.

A informarse personalmente de la salud del comandante viajaron el vicepresidente, Nicolás Maduro, y el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, ambos líderes del gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que se perfilan como potenciales hombres fuertes del Gobierno venezolano.

Pero esta vez se incorporó al dúo el ministro de Energía y presidente de la petrolera estatal PDVSA, Rafael Ramírez, quien controla los ingresos por venta de crudo y el financiamiento a los programas sociales de la revolución, lo que lo convierte en un elector decisivo en la sucesión chavista, si no en un candidato.

Se trata del primer viaje que realizan los funcionarios después de que la semana pasada sendos pronunciamientos de la Asamblea Nacional y el Tribunal Supremo de Venezuela abrieron la senda para que se pospusiera la toma de posesión de Chávez para un tercer mandato, prevista inicialmente para el 10 de enero. Las decisiones dieron cobertura jurídica a la extensión que de facto las autoridades del Ejecutivo, como Maduro, propusieron para sus cargos. Portavoces de la oposición han denunciado esto como una usurpación de funciones y de la voluntad popular.

De acuerdo a un comunicado oficial del Gobierno cubano, los dirigentes venezolanos fueron recibidos por Raúl Castro en el salón protocolar del Aeropuerto José Martí, donde pocos minutos antes había despedido a la presidenta argentina Cristina Kirchner. También el presidente de Perú, Ollanta Humala, se había personado para conocer de la evolución de la salud de Chávez.

En días recientes, el escritor y excanciller mexicano, Jorge Castañeda, acusó en una columna del diario Reforma de la capital mexicana al ex jefe de Seguridad cubano, Ramiro Valdés, de 80 años, como artífice de la transición venezolana que dio lugar a la actual administración colegiada entre Maduro y Cabello. Al mismo tiempo, medios y redes sociales se agitaron con la denuncia de que la bandera cubana ondea en la sede de la empresa eléctrica del Estado venezolano, en Caracas.

Líderes de la oposición venezolana parecen ver en la injerencia cubana un tema que pudiera desplazar a su favor a ciertos sectores que hasta ahora apoyan al chavismo.

Pero más allá de cálculos y maniobras, el dictamen definitivo de la providencia sobre la suerte de Chávez sigue sin conocerse. El domingo en la noche, un escueto comunicado del Gobierno venezolano dejó saber que la infección pulmonar que el presidente sufría como complicación postoperatoria había sido controlada, aunque aún requería de “medidas específicas”.

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