La crisis política se agrava en Panamá

Nuevas acusaciones de corrupción atizan el enfrentamiento del presidente Martinelli con la prensa

José Meléndez
San José (Costa Rica), El País
Con un paisaje de ensueño para los negocios, Panamá sufre una crisis política que se ha agravado en estos días por nuevas denuncias de corrupción, advertencias presidenciales contra medios periodísticos y escándalos por tráfico de influencia en las estructuras gubernamentales.


Un escándalo de supuesto trato de favor a una compañía minera que salpica al Gobierno ha llevado al presidente panameño, Ricardo Martinelli, a amenazar con demandas a los medios que le atribuyen la presunta corrupción. De momento desiste, añadió, por ser presidente en ejercicio, pero cuando deje el cargo, en julio de 2012, "será otra cosa".

Se agudiza así la prolongada guerra que Martinelli, acusado de ser hipersensible a la crítica, mantiene con los medios, en este caso con el diario La Prensa.

“La manipulación de la información es una violación a los derechos humanos de los ciudadanos en general y en particular de los afectados, como ocurre con mi familia y conmigo”, acusó el gobernante la semana pasada. “Pese a conocer la existencia de documentos que descartan categóricamente mi vinculación con la sociedad mencionada, el diario La Prensa manipula la información con una nueva novela periodística, basada únicamente en bochinches de pasillo”, aseguró.

En una alusión directa al presidente honorario de La Prensa, Roberto Eisenmann, empresario, periodista y fundador de ese matutino, Martinelli afirmó: “Sé muy bien que estos ataques han sido y serán la respuesta de aquellos que se niegan a pagar impuestos, porque no quieren que se hagan proyectos habitacionales”. “Estos ataques no harán que abandonemos nuestra política de impulsar normas que combatan y castiguen la evasión de impuestos”, agregó. El Gobierno de Panamá ha investigado a Eisenmann porque supuestamente mantiene una millonaria deuda con el fisco panameño.

“Por enésima vez, el mandatario ha optado por atacar al mensajero”, ha respondido el periódico en un editorial. “Para que no quepan dudas en la mente del excelentísimo señor Presidente -ya que no las hay en la de los lectores- , este diario no lo ha acusado por delito alguno” y solo se ha “limitado a investigar y a dar a conocer lo que descubre”.

En una confrontación atizada por las redes sociales y la propaganda oficialista y opositora, algunos medios panameños han difundido en los últimos días que Martinelli estaría presuntamente involucrado en el uso de información privilegiada para manipular las acciones de una compañía minera mediante operaciones especulativas en una empresa bursátil. El jefe de Estado rechazó cualquier vínculo con ese caso, que habría provocado un desfalco cercano a los 14 millones de dólares.

El asunto es apenas el cierre de un año caracterizado por los cuestionamientos a Martinelli, propietario, entre otros negocios, de una cadena de supermercados, y por las protestas sociales y los frecuentes disturbios callejeros, con violentos choques de fuerzas policiales con diputados, indígenas, campesinos, sindicalistas o maestros.

"Estamos ante un presidente y una familia presidencial con una codicia ilimitada, porque no solo se están metiendo en todos los negocios habidos y por haber que se originan de concesiones especiales del Estado, sino que utilizan el mismo poder estatal para agredir a la competencia”, asegura vía telefónica Carlos González, vicepresidente del opositor Partido Popular.

“No solo entran a una actividad económica con la influencia política sino con las herramientas que tienen como funcionarios públicos. Están creando una crisis de credibilidad tremenda en áreas sumamente importantes para Panamá. La riqueza nacional gira alrededor de la posición geográfica, del sistema financiero y del centro de comercio que somos. Vemos una participación permanente y masiva, en distintas actividades, de la familia presidencial, pero con las influencias que tienen en el Gobierno”, añade González.

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