Iker Casillas en el aire y Antonio Adán en la portería del Madrid
Madrid, As
Antes del análisis, la brújula. Veamos. Hoy es domingo y el Madrid juega a las 12:00 frente al Getafe. Si en los últimos días estuvieron de viaje en la parte de la Amazonia sin wifi, han de saber que el pasado martes un 22% de los internautas convocados por AS creía que el Madrid todavía podía ser campeón de Liga. La derrota del Barça en Anoeta, la exhibición madridista en Mestalla (0-5) y la mudez de Mourinho desataron el irracional optimismo. Después vino la Copa, el pase a semis, la fractura de Iker y la institucional caza de brujas. El resumen es que en siete días hemos pasado del Clavo Ardiendo a los tornillos de Iker y del paraíso con Eva a la soledad de Adán.
Como no podía ser de otra manera, la portería madridista es el primer aliciente del encuentro. Por primera vez en los últimos trece años, el Madrid deberá aprender a vivir sin Casillas. La prueba será de nivel. La pregunta no es quién reemplazará sus paradas (que también), sino quién se hará cargo de su buena estrella. Ese enorme desafío afrontan Adán, en primer lugar, y Diego López, como primer reemplazo. La misión de ambos será despejar balones y malos augurios, borrar la media sonrisa que intenta disimular el Barça.
La convocatoria de Diego López antes de su presentación señala que los dos guardametas parten casi en igualdad de condiciones. También indica que lo de esta mañana es un examen con vistas al Clásico. Por eso, también se espera que jueguen quienes faltarán por sanción contra el Barça: Ramos, Di María y Coentrao. En el resto, pocas novedades, quizá Modric por Özil, e Higuaín por Benzema.
Visto el panorama, y aunque Luis García lo niegue, el primer mandamiento del Getafe será chutar a puerta, a ver si hay premio. Lo siguiente tendrá que ver con la supervivencia (hasta ocho bajas) y la fidelidad al estilo (ambición con orden). La esperanza, vaporosa, tiene el antecedente de la primera vuelta, victoria por 2-1.
Será, por cierto, el primer partido de Mou en la cincuentena, esa edad en la que se es demasiado viejo para el rock and roll y demasiado joven para morir. Veremos qué opina él.
Antes del análisis, la brújula. Veamos. Hoy es domingo y el Madrid juega a las 12:00 frente al Getafe. Si en los últimos días estuvieron de viaje en la parte de la Amazonia sin wifi, han de saber que el pasado martes un 22% de los internautas convocados por AS creía que el Madrid todavía podía ser campeón de Liga. La derrota del Barça en Anoeta, la exhibición madridista en Mestalla (0-5) y la mudez de Mourinho desataron el irracional optimismo. Después vino la Copa, el pase a semis, la fractura de Iker y la institucional caza de brujas. El resumen es que en siete días hemos pasado del Clavo Ardiendo a los tornillos de Iker y del paraíso con Eva a la soledad de Adán.
Como no podía ser de otra manera, la portería madridista es el primer aliciente del encuentro. Por primera vez en los últimos trece años, el Madrid deberá aprender a vivir sin Casillas. La prueba será de nivel. La pregunta no es quién reemplazará sus paradas (que también), sino quién se hará cargo de su buena estrella. Ese enorme desafío afrontan Adán, en primer lugar, y Diego López, como primer reemplazo. La misión de ambos será despejar balones y malos augurios, borrar la media sonrisa que intenta disimular el Barça.
La convocatoria de Diego López antes de su presentación señala que los dos guardametas parten casi en igualdad de condiciones. También indica que lo de esta mañana es un examen con vistas al Clásico. Por eso, también se espera que jueguen quienes faltarán por sanción contra el Barça: Ramos, Di María y Coentrao. En el resto, pocas novedades, quizá Modric por Özil, e Higuaín por Benzema.
Visto el panorama, y aunque Luis García lo niegue, el primer mandamiento del Getafe será chutar a puerta, a ver si hay premio. Lo siguiente tendrá que ver con la supervivencia (hasta ocho bajas) y la fidelidad al estilo (ambición con orden). La esperanza, vaporosa, tiene el antecedente de la primera vuelta, victoria por 2-1.
Será, por cierto, el primer partido de Mou en la cincuentena, esa edad en la que se es demasiado viejo para el rock and roll y demasiado joven para morir. Veremos qué opina él.