Nueva caída del Milan, Roma lo venció por 4-2
Roma, Espn
Un verdadero canto al fútbol, el mejor "spot" publicitario posible para el Calcio, que cada día más demuestra ser, más allá de su renocida dificultad táctica, un torneo de enorme atractivo técnico y espectacular.
Eso fue el último partido del campeonato italiano del 2012, disputado en el estadio Olímpico de esta capital entre Roma y Milan y que cerró la fecha 18 del torneo. Roma lo ganó por 4 a 2: Nicolás Burdisso, Pablo Daniel Osvaldo y dos veces Eric Lamela le dieron 4 tantos de ventaja al local, mientras que Giampaolo Pazzini (de penal) y Krkic Bojan fijaron el marcador final.
El resultado fue justo, porque Roma demostró una asombrosa efectividad ofensiva, aprovechando también las groseras fallas del fondo rossonero, mientras que Milan no pudo transformar en gol la gran cantidad de ocasiones creadas, por la ineficiencia de sus jugadores y la enorme tarea del arquero Mauro Goicoechea, por lejos la figura del partido.
Por encima, el arbitraje fue tremendamente localista (es curioso que le sigan designando Gianluca Rocchi a Milan, cuando ya es evidente su ostilidad hacia el club rossonero, que con él ahora acumula 6 triunfos, 4 empates y nada menos que 9 derrotas, números insostenibles desde el costado estadístico), especialmente en la gestión de las faltas de la mitad de la cancha.
Porque la clave del partido, sumamente espectacular en su trámite, estuvo toda ahí: ambos jugaron a ganar y para hacerlo buscaron presionar alto y llegar rápidamente al área rival y, de esta manera, se creó un apasionante ida y vuelta con ocasiones por ambos lados.
Como siempre, Milan sufrió un gol de pelota parada, otro aspecto francamente desconcertante de la campaña rossonera en esta temporada. En la ocasión, fue Burdisso a ganarle en el salto a Yepes (de horrible partido) para estampar el 1 a 0.
En seguida Milan tuvo la chance para empatar, con un mano a mano de El Shaarawy, pero el jover arquero uruguayo Goicoechea comenzó su noche especial con una extraordinaria atajada.
El partido comenzó a desequilibrarse definitivamente con el segundo grave error de Yepes: un centro sin pretensiones de Totti desde la izquierda fue cabeceado de manera inatajable por Osvaldo, quien sorprendió de atrás al colombiano y le ganó en el salto de manera embarazosa.
Milan sintió el golpe y enseguida llegó el tercero, un cuchillazo vertical de De Rossi para Lamela, dejado sólo por la defensa rossonera, que el argentino tranformó en gol con un toque certero de zurda.
En la segunda etapa, Milan buscó descontar con el ingreso de Pazzini por Nocerino, pasando así al 4-2-3-1, y de hecho Milan tuvo prácticamente la exclusiva de la pelota, pero sin lograr crear mucho peligro. En cambio, la defensa volvió a durmirse en ocasión del centro desde la izquierda de Balzaretti: otra vez Lamela, que ni siquiera es un gran especialista, ganó en el salto y cabeceó al gol.
El marcador, a esa altura, era francamente surreal: la defensa de Milan fue un desastre, pero aún así cuatro goles de distancia no reflejaban ni de lejos lo ocurrido en la cancha. Para peor, Goicoechea seguía con su show, atajando todo lo que le tiraban, en una ocasión ayudato también por el poste.
Fue expulsado Marquinhos (otro desacierto de Rocchi: la falta de manos fue voluntaria y cortó una jugada de El Shaarawy, pero el arco estaba muy lejos. Posiblemente, sabiéndose culpable, el referí quiso maquillar su pésima actuación) y luego Goicoechea le cometió penal a Pazzini: también en este caso debió correr la roja, pero Rocchi, de manera increíble, sólo mostró la amarilla.
Pazzini transformó el penal en descuento y, pocos minutos después, Bojan empujó adentro un corto rechazo del arquero uruguayo. Pero ya era demasiado tarde: en el tiempo de descuento Milan siguió atajando con todo, pero debió resignarse a una derrota que, de cualquier manera, fue merecida por sus errores defensivos.
Roma confirmó tener la mejor delantera del torneo: los esquemas de Zeman son muy efectivos y, ante una defensa tan "allegri" (si nos perdonan el burdo juego de palabras), el producto no podía que ser una goleada.
Por el contrario, hoy quedó claramente expuesto el verdadero defícit técnico de este Milan, la defensa: en el mercado de enero habrá que buscar dos centrales de experiencia, porque de otra manera el octavo de Champions ante Barcelona puede transformarse en un papelón inolvidable.
Un verdadero canto al fútbol, el mejor "spot" publicitario posible para el Calcio, que cada día más demuestra ser, más allá de su renocida dificultad táctica, un torneo de enorme atractivo técnico y espectacular.
Eso fue el último partido del campeonato italiano del 2012, disputado en el estadio Olímpico de esta capital entre Roma y Milan y que cerró la fecha 18 del torneo. Roma lo ganó por 4 a 2: Nicolás Burdisso, Pablo Daniel Osvaldo y dos veces Eric Lamela le dieron 4 tantos de ventaja al local, mientras que Giampaolo Pazzini (de penal) y Krkic Bojan fijaron el marcador final.
El resultado fue justo, porque Roma demostró una asombrosa efectividad ofensiva, aprovechando también las groseras fallas del fondo rossonero, mientras que Milan no pudo transformar en gol la gran cantidad de ocasiones creadas, por la ineficiencia de sus jugadores y la enorme tarea del arquero Mauro Goicoechea, por lejos la figura del partido.
Por encima, el arbitraje fue tremendamente localista (es curioso que le sigan designando Gianluca Rocchi a Milan, cuando ya es evidente su ostilidad hacia el club rossonero, que con él ahora acumula 6 triunfos, 4 empates y nada menos que 9 derrotas, números insostenibles desde el costado estadístico), especialmente en la gestión de las faltas de la mitad de la cancha.
Porque la clave del partido, sumamente espectacular en su trámite, estuvo toda ahí: ambos jugaron a ganar y para hacerlo buscaron presionar alto y llegar rápidamente al área rival y, de esta manera, se creó un apasionante ida y vuelta con ocasiones por ambos lados.
Como siempre, Milan sufrió un gol de pelota parada, otro aspecto francamente desconcertante de la campaña rossonera en esta temporada. En la ocasión, fue Burdisso a ganarle en el salto a Yepes (de horrible partido) para estampar el 1 a 0.
En seguida Milan tuvo la chance para empatar, con un mano a mano de El Shaarawy, pero el jover arquero uruguayo Goicoechea comenzó su noche especial con una extraordinaria atajada.
El partido comenzó a desequilibrarse definitivamente con el segundo grave error de Yepes: un centro sin pretensiones de Totti desde la izquierda fue cabeceado de manera inatajable por Osvaldo, quien sorprendió de atrás al colombiano y le ganó en el salto de manera embarazosa.
Milan sintió el golpe y enseguida llegó el tercero, un cuchillazo vertical de De Rossi para Lamela, dejado sólo por la defensa rossonera, que el argentino tranformó en gol con un toque certero de zurda.
En la segunda etapa, Milan buscó descontar con el ingreso de Pazzini por Nocerino, pasando así al 4-2-3-1, y de hecho Milan tuvo prácticamente la exclusiva de la pelota, pero sin lograr crear mucho peligro. En cambio, la defensa volvió a durmirse en ocasión del centro desde la izquierda de Balzaretti: otra vez Lamela, que ni siquiera es un gran especialista, ganó en el salto y cabeceó al gol.
El marcador, a esa altura, era francamente surreal: la defensa de Milan fue un desastre, pero aún así cuatro goles de distancia no reflejaban ni de lejos lo ocurrido en la cancha. Para peor, Goicoechea seguía con su show, atajando todo lo que le tiraban, en una ocasión ayudato también por el poste.
Fue expulsado Marquinhos (otro desacierto de Rocchi: la falta de manos fue voluntaria y cortó una jugada de El Shaarawy, pero el arco estaba muy lejos. Posiblemente, sabiéndose culpable, el referí quiso maquillar su pésima actuación) y luego Goicoechea le cometió penal a Pazzini: también en este caso debió correr la roja, pero Rocchi, de manera increíble, sólo mostró la amarilla.
Pazzini transformó el penal en descuento y, pocos minutos después, Bojan empujó adentro un corto rechazo del arquero uruguayo. Pero ya era demasiado tarde: en el tiempo de descuento Milan siguió atajando con todo, pero debió resignarse a una derrota que, de cualquier manera, fue merecida por sus errores defensivos.
Roma confirmó tener la mejor delantera del torneo: los esquemas de Zeman son muy efectivos y, ante una defensa tan "allegri" (si nos perdonan el burdo juego de palabras), el producto no podía que ser una goleada.
Por el contrario, hoy quedó claramente expuesto el verdadero defícit técnico de este Milan, la defensa: en el mercado de enero habrá que buscar dos centrales de experiencia, porque de otra manera el octavo de Champions ante Barcelona puede transformarse en un papelón inolvidable.