Lula rechaza de plano las acusaciones de que ordenó la trama del ‘mensalão’
“Es todo mentira”, responde el expresidente al empresario que le acusa, el principal condenado por el caso de corrupción en el PT
Juan Arias
Río de Janeiro, El País
Desde París, el expresidente Lula da Silva ha respondido con un rotundo “Es todo mentira”, a las acusaciones lanzadas contra él por Marcos Valério. El empresario acaba de ser condenado a más de 40 años de cárcel en el proceso del mensalão, acusado de haber sido el organizador material de la trama urdida por el PT para sobornar a partidos y diputados a favor del proyecto de gobierno.
El diario Estado de São Paulo, ha publicado esta mañana parte de las declaraciones hechas por Valério al fiscal general del Estado, Roberto Gurgel, en las que afirma que el mensalão (la trama del Partido del Trabajo de compra de votos para aprobar leyes) pagó los gastos personales de Lula y que fue él quién dio a José Dirceu, su entonces brazo derecho y ministro de la Casa Civil, condenado a diez años de cárcel, el visto bueno para poner en funcionamiento el sistema.
Más aún, según el empresario, el actual director del Instituto Lula, Paulo Okamoto, le había amenazado de muerte si hablaba. “Algunos del PT defienden que tenemos que matarle. Por eso, o se comporta o morirá”.
Desde París, donde Okamoto acompaña a Lula, que este martes ha participado en un acto allí con su sucesora, Dilma Rousseff, se ha limitado a negar las acusaciones con la típica calma que se le atribuye al viejo amigo de Lula: “¿Y por qué yo querría matarle?”.
La presidenta Dilma Rousseff respondió tajante al ser preguntada por las acusaciones de Valério durante su comparecencia, con su homólogo François Hollande, en París, donde está de visita oficial: “Es notoria mi admiración, mi respeto y mi amistad por el presidente Lula. Por tanto repudio todas esas tentativas que tienden a destituirlo de la inmensa carga de respeto que le tiene el pueblo brasileño”.
El Presidente del Senado brasileño, José Sarney, que ocupa la presidencia interina, ha salido también en defensa de Lula. “El señor Valério no tiene autoridad para hablar sobre el presidente Lula, que es un patrimonio del país, de la historia de este país, por toda su vida y por todo lo que ha hecho”, ha afirmado.
Marcos Valério se había presentado espontáneamente al fiscal general del Estado, Roberto Gurgel, en septiembre pasado bajo la excusa de que quería hacer nuevas declaraciones sobre el mensalão. Gurgel lo escuchó durante tres horas. Con aquellas revelaciones, Valério pretendía aspirar a la llamada “delación premiada” que habría hecho que el Supremo le rebajase los años de cárcel.
Aquellas declaraciones quedaron secretas hasta ahora, que se acaban de filtrar a la prensa.
Los magistrados del Supremo han sido siempre prudentes sobre las nuevas revelaciones de Valério alegando que podía haberlas hecho cuando fue interrogado por primera vez por la policía y por los jueces. No lo hizo. Hoy, el empresario, que sabe que pasará buena parte de su vida en la cárcel, afirma que entonces el PT le prometió que el proceso judicial nunca se celebraría y que en el peor de los casos él no iría a la cárcel.
“Es un buen jugador de póker”, comentó el juez instructor del Tribunal Supremo, Joaquim Barbosa, quien sin embargo se dijo favorable a que la fiscalía general abra una investigación sobre las nuevas denuncias de Valério.
La pregunta que tantos se hacen hoy en Brasil es qué credibilidad puede tener un condenado a 40 años de cárcel que se ve perdido y se siente abandonado a su suerte. Probablemente, ninguna.
Juan Arias
Río de Janeiro, El País
Desde París, el expresidente Lula da Silva ha respondido con un rotundo “Es todo mentira”, a las acusaciones lanzadas contra él por Marcos Valério. El empresario acaba de ser condenado a más de 40 años de cárcel en el proceso del mensalão, acusado de haber sido el organizador material de la trama urdida por el PT para sobornar a partidos y diputados a favor del proyecto de gobierno.
El diario Estado de São Paulo, ha publicado esta mañana parte de las declaraciones hechas por Valério al fiscal general del Estado, Roberto Gurgel, en las que afirma que el mensalão (la trama del Partido del Trabajo de compra de votos para aprobar leyes) pagó los gastos personales de Lula y que fue él quién dio a José Dirceu, su entonces brazo derecho y ministro de la Casa Civil, condenado a diez años de cárcel, el visto bueno para poner en funcionamiento el sistema.
Más aún, según el empresario, el actual director del Instituto Lula, Paulo Okamoto, le había amenazado de muerte si hablaba. “Algunos del PT defienden que tenemos que matarle. Por eso, o se comporta o morirá”.
Desde París, donde Okamoto acompaña a Lula, que este martes ha participado en un acto allí con su sucesora, Dilma Rousseff, se ha limitado a negar las acusaciones con la típica calma que se le atribuye al viejo amigo de Lula: “¿Y por qué yo querría matarle?”.
La presidenta Dilma Rousseff respondió tajante al ser preguntada por las acusaciones de Valério durante su comparecencia, con su homólogo François Hollande, en París, donde está de visita oficial: “Es notoria mi admiración, mi respeto y mi amistad por el presidente Lula. Por tanto repudio todas esas tentativas que tienden a destituirlo de la inmensa carga de respeto que le tiene el pueblo brasileño”.
El Presidente del Senado brasileño, José Sarney, que ocupa la presidencia interina, ha salido también en defensa de Lula. “El señor Valério no tiene autoridad para hablar sobre el presidente Lula, que es un patrimonio del país, de la historia de este país, por toda su vida y por todo lo que ha hecho”, ha afirmado.
Marcos Valério se había presentado espontáneamente al fiscal general del Estado, Roberto Gurgel, en septiembre pasado bajo la excusa de que quería hacer nuevas declaraciones sobre el mensalão. Gurgel lo escuchó durante tres horas. Con aquellas revelaciones, Valério pretendía aspirar a la llamada “delación premiada” que habría hecho que el Supremo le rebajase los años de cárcel.
Aquellas declaraciones quedaron secretas hasta ahora, que se acaban de filtrar a la prensa.
Los magistrados del Supremo han sido siempre prudentes sobre las nuevas revelaciones de Valério alegando que podía haberlas hecho cuando fue interrogado por primera vez por la policía y por los jueces. No lo hizo. Hoy, el empresario, que sabe que pasará buena parte de su vida en la cárcel, afirma que entonces el PT le prometió que el proceso judicial nunca se celebraría y que en el peor de los casos él no iría a la cárcel.
“Es un buen jugador de póker”, comentó el juez instructor del Tribunal Supremo, Joaquim Barbosa, quien sin embargo se dijo favorable a que la fiscalía general abra una investigación sobre las nuevas denuncias de Valério.
La pregunta que tantos se hacen hoy en Brasil es qué credibilidad puede tener un condenado a 40 años de cárcel que se ve perdido y se siente abandonado a su suerte. Probablemente, ninguna.