La patronal agraria vuelve a la huelga en Argentina
El campo reaviva el enfrentamiento con el Gobierno en plena crisis social
Alejandro Rebossio
Buenos Aires, El País
La patronal agraria de Argentina ha organizado este miércoles una huelga de comercialización de ganado vacuno de 24 horas para protestar por un nuevo conflicto que se ha desatado con el Gobierno de la peronista Cristina Fernández de Kirchner. Cuatro años después de la larga batalla entre los grandes y medianos terratenientes contra los Kirchner por la subida del impuesto a las exportaciones, la presidenta argentina decidió la semana pasada la expropiación del recinto ferial que uno de sus antecesores, el también peronista Carlos Menem (1989-1999), le había vendido a la aristocrática Sociedad Rural a un precio que ahora la justicia considera “vil”.
La huelga disminuyó el ingreso de vacas al mercado central de Liniers, en el oeste de Buenos Aires, aunque lejos estuvo de tener el impacto de los bloqueos de carreteras que durante meses afectaron a Argentina en 2008.
Desde 2003, los Kirchner han ido subiendo los impuestos a la exportación de soja y sus derivados (aceites y harinas), que suponen un cuarto de los envíos de productos argentinos al exterior, y volvieron a limitar las cantidades exportadas. Los tributos a las ventas externas, en los que la soja tiene un peso decisivo, suponen el 9% de la recaudación impositiva de Argentina. Cuando en 2008 Fernández elevó el gravamen a las exportaciones de soja del 35% al 45%, logró lo que nunca había ocurrido en el sector agrícola, que se unieran los cuatro colectivos patronales, desde la Sociedad Rural, que aglutina a los latifundistas ganaderos que pueden tener 10.000 hectáreas, hasta la Federación Agraria, que agrupa a los que cuentan con por lo menos 50, desde los medianos terratenientes hasta los cooperativistas.
Solo quedaron excluidos los pequeños campesinos que luchan por la agricultura familiar y contra el avance de un producto netamente de exportación como la soja. Aquel conflicto agrario se dirimió con el rechazo del Congreso a la subida de impuestos. En 2009, en las ciudades agrícolas el kirchnerismo sufrió un duro castigo en las elecciones legislativas.
El presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, tachó la expropiación como una “venganza” por la victoria agraria sobre los Kirchner en la pelea impositiva de 2008. La protesta de las cuatro patronales rurales de ayer se produce en tiempos en los que el Gobierno de Fernández enfrenta varios conflictos. El pasado día 19, tres de las cinco centrales sindicales marcharon a la Plaza de Mayo en compañía de la Federación Agraria y políticos opositores para reclamar contra la inflación. Y entre el día 20 y el pasado sábado se propagaron saqueos en 40 ciudades argentinas, en los que murieron cinco personas. Así como el Gobierno considera que la huelga patronal agraria tiene motivaciones políticas, también interpretó de la misma manera los “robos organizados” en diversas barriadas pobres.
Alejandro Rebossio
Buenos Aires, El País
La patronal agraria de Argentina ha organizado este miércoles una huelga de comercialización de ganado vacuno de 24 horas para protestar por un nuevo conflicto que se ha desatado con el Gobierno de la peronista Cristina Fernández de Kirchner. Cuatro años después de la larga batalla entre los grandes y medianos terratenientes contra los Kirchner por la subida del impuesto a las exportaciones, la presidenta argentina decidió la semana pasada la expropiación del recinto ferial que uno de sus antecesores, el también peronista Carlos Menem (1989-1999), le había vendido a la aristocrática Sociedad Rural a un precio que ahora la justicia considera “vil”.
La huelga disminuyó el ingreso de vacas al mercado central de Liniers, en el oeste de Buenos Aires, aunque lejos estuvo de tener el impacto de los bloqueos de carreteras que durante meses afectaron a Argentina en 2008.
Desde 2003, los Kirchner han ido subiendo los impuestos a la exportación de soja y sus derivados (aceites y harinas), que suponen un cuarto de los envíos de productos argentinos al exterior, y volvieron a limitar las cantidades exportadas. Los tributos a las ventas externas, en los que la soja tiene un peso decisivo, suponen el 9% de la recaudación impositiva de Argentina. Cuando en 2008 Fernández elevó el gravamen a las exportaciones de soja del 35% al 45%, logró lo que nunca había ocurrido en el sector agrícola, que se unieran los cuatro colectivos patronales, desde la Sociedad Rural, que aglutina a los latifundistas ganaderos que pueden tener 10.000 hectáreas, hasta la Federación Agraria, que agrupa a los que cuentan con por lo menos 50, desde los medianos terratenientes hasta los cooperativistas.
Solo quedaron excluidos los pequeños campesinos que luchan por la agricultura familiar y contra el avance de un producto netamente de exportación como la soja. Aquel conflicto agrario se dirimió con el rechazo del Congreso a la subida de impuestos. En 2009, en las ciudades agrícolas el kirchnerismo sufrió un duro castigo en las elecciones legislativas.
El presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, tachó la expropiación como una “venganza” por la victoria agraria sobre los Kirchner en la pelea impositiva de 2008. La protesta de las cuatro patronales rurales de ayer se produce en tiempos en los que el Gobierno de Fernández enfrenta varios conflictos. El pasado día 19, tres de las cinco centrales sindicales marcharon a la Plaza de Mayo en compañía de la Federación Agraria y políticos opositores para reclamar contra la inflación. Y entre el día 20 y el pasado sábado se propagaron saqueos en 40 ciudades argentinas, en los que murieron cinco personas. Así como el Gobierno considera que la huelga patronal agraria tiene motivaciones políticas, también interpretó de la misma manera los “robos organizados” en diversas barriadas pobres.